Colombia después de Cuba

Colombia después de Cuba

Santos pide la mediación del Papa para cerrar un largo ciclo de violencia. Él acepta y dice que está dispuesto a viajar al país

Por Nello Scavo

La negociación entre el gobierno colombiano y los guerrilleros de las FARC se encuentra en una fase de estancamiento. Enfrentamientos armados y emboscadas corren en riesgo de hacer retroceder las tratativas y alejar indefinidamente el objetivo, con el correspondiente precio político para Juan Manuel Santos sobre todo, que ha centrado su presidencia en el acuerdo. Esa fue la razón de fondo que llevó a Santos a volar a Roma para un segundo encuentro, tras el de mayo de 2013, con el Papa Francisco.

La audiencia duró veinte minutos. No mucho, pero sí lo suficiente para llevar de vuelta la noticia que podría dar nuevo impulso al diálogo y concluir un largo ciclo de violencia. Jorge Mario Bergoglio será el mediador entre las partes, constituyéndose en garante, a través de la Iglesia colombiana y de la diplomacia vaticana, de las modalidades para llevar adelante las conversaciones. Y si logra alcanzar la paz, el Papa Francisco colocará Bogotá a la cabeza de la lista de capitales sudamericanas para visitar y apreciar.

Naturalmente, el comunicado oficial de la Sala de Prensa del Vaticano no entra en detalles y refleja toda la prudencia que requiere un caso tan complejo como el colombiano. Pero resulta claro que Francisco (como ya ocurrió antes al ofrecer secretamente la Santa Sede como lugar para las negociaciones entre Cuba y los EEUU) no se echará atrás, aunque requiera condiciones muy precisas.

“Durante las cordiales conversaciones se habló de las buenas relaciones entre la Santa Sede y la República de Colombia, -informa una nota del Vaticano- haciendo hincapié en la contribución que la Iglesia católica ha dado y continúa asegurando a favor del progreso humano, social y cultural de la población. Entre los argumentos analizados, se prestó una atención particular al estado del proceso de reconciliación en curso en el país, a la complejidad de las negociaciones que conlleva, y a las perspectivas que podría abrir el logro de un acuerdo de paz”.

En esta síntesis se encuentran ya algunos puntos clave. No se habla genéricamente de negociaciones para un alto el fuego definitivo. Sino de un itinerario en etapas, dentro de un ambicioso “proceso de reconciliación”, que evidentemente se considera el objetivo principal y puede ofrecer estabilidad y “perspectivas”. Para llegar a ese resultado es necesario mejorar el estado de cosas desde ambos puntos de vista. “Por último, hubo un intercambio de opiniones sobre la situación política y social regional, especialmente acerca de los esfuerzos para promover la estabilidad de los países de la zona, su desarrollo armónico y equitativo, y la promoción de una cultura de la legalidad”, termina diciendo  el comunicado de la Sala de Prensa de la Santa Sede.

Juan Manuel Santos fue recibido en audiencia junto con una comitiva de diez personas, entre ellas su hijo Martín. “Usted es la persona por la que más he rezado, mucho, mucho, y por el proceso de paz”, le dijo el Papa, a lo que Santos respondió: “A eso he venido, a pedir su ayuda”.

En el momento de intercambiar de regalos, el Papa Francisco le ofreció un medallón de San Martín de Tours, y haciendo un gesto como para quitarse el manto, le dijo: “me gusta mucho regalar eso a los gobernantes, porque así ellos recuerdan que tienen que abrazar a los pobres”. El presidente explicó también al Pontífice que en los últimos cuatro años (que coinciden con su presidencia, ndr), Colombia fue el país donde más disminuyó la pobreza en América Latina. Santos entregó al Papa una vajilla de cerámica colobiana pintada a mano, con hojas verdes sobre superficie blanca. El presidente relató después a los periodistas que el servicio es para ocho personas y que se lo regaló expresamente para el C8, el Consejo de los 8 cardenales.

“Le confirmo que quiero ir a Colombia” –le dijo el Papa, según las declaraciones del presidente Santos- aunque las fechas concretas todavía no se han fijado. “Pero si se firma la paz, eso sería determinante para que se pudiera apresurar la fecha de la visita”. Santos confirmó también que el Papa le aseguró que tanto él personalmente como la Iglesia están dispuestos a colaborar en la mediación. Según el resumen que ofreció el presidente (y que la Santa Sede no ha desmentido) otro de los temas considerados fue la ecología y los daños al medio ambiente que produce el narcotráfico.

El estancamiento del proceso de paz entre el gobierno de Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias se produjo el 22 de mayo, cuando un grupo rebelde anunció la suspensión de la tregua unilateral que había proclamado en diciembre de 2014 después del bombardeo a una base rebelde donde murieron 26 guerrilleros. Las FARC habían decretado un alto el fuego unilateral el 20 de diciembre pasado, para ayudar a las negociaciones de paz con el gobierno que se desarrollaban en Cuba y habían comenzado en noviembre de 2012. Santos respondió el pasado 20 de marzo anunciando la suspensión de los bombardeos aéreos contra la guerrilla. Pero la situación cambió drásticamente el 15 de abril, cuando 11 soldados del gobierno murieron y otros 20 resultaron heridos en una emboscada de las FARC en el departamento de Cauca, al sudoeste del país. El elevado número de víctimas y la modalidad de la emboscada provocaron protestas en las calles, y el presidente Santos anunció que se reanudarían los bombardeos aéreos contra las FARC.

Ya el 10 de julio de 2013 los representantes de un movimiento de campesinos de la región de Catatumbo, en el norte de Colombia, habían solicitado la mediación del Papa Francisco en un conflicto con el gobierno nacional. Juan Quinteros, uno de los dirigentes locales, declaró a la prensa que el movimiento había invocado la mediación del Papa “después de haberle explicado la situación social y económica de los habitantes de Catatumbo, para la que le hemos pedido ayuda a la Iglesia católica”. Más de 10 mil campesinos de la región, cuyo nombre proviene del río Catatumbo que marca el límite entre Colombia y Venezuela, habían realizado una serie de movilizaciones para solicitar al gobierno central más recursos para promover el desarrollo agrícola en sus comunidades, pero las autoridades de Bogotá los acusaron de estar infiltrados por guerrilleros de las FARC.

Para la población de la zona, el compromiso de la Iglesia es una noticia muy esperada. Atrapadas entre dos fuegos, las comunidades locales deben hacer frente a una guerra que no respeta ni siquiera a los niños. Según algunas investigaciones que reproduce la agencia de información Fides del Vaticano, más de dos mil menores forman parte de las bandas guerrilleras, sumados a otros miles de adultos que fueron enrolados de niños. “Para el reclutamiento de los más pequeños, hijos de campesinos que viven en las zonas más remotas del país, se emplean diversas estrategias. Algunos –afirma Fides- lo hacen por la fuerza, reclutando un niño por familia en las zonas donde las FARC tienen más influencia, otros son atraídos con engaños, con falsas promesas de dinero y de una vida fácil. Una vez enrolados ya no pueden escapar. Si lo hacen y son descubiertos, los fusilan”.

Al ocuparse de Colombia, Francisco se está ocupando de ellos. Después de Cuba, el éxito en esta misión colombiana podría tener consecuencias en cascada para toda la región e incluso para todo el subcontinente latinoamericano.

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