1. Soberanía alimentaria

Cada pueblo tiene derecho a elegir que cultivar que comer y como garantizar el acceso a los alimentos para su familias. Esto no implica irrespeto  o destrucción de los ecosistemas. Los padres sinodales recordaron que no se puede permitir que la biodiversidad del Amazonas sea explotada por unos pocos y arrebatada de las multitudes, porque mucha de esa biodiversidad agroalimentaria es aún desconocida, para los foráneos.

2. Entusiasmo Misionero

La Iglesia no puede caer en las formas de evangelización fundamentadas en los programas de asistencia. Más bien está llamada a afrontar desafíos como la proliferación de sectas y la cultura relativista de otros pueblos. Por eso debe ofrecer caminos de formación y catecumenado constantes, que se fortalezcan con las experiencias en el campo directo. Para ello será necesario salir de las estructuras y comprender los signos y símbolos propios de los pueblos amazónicos, viviendo juntos procesos de verdadero diálogo e interculturización. Solo así se podrá lograr una Iglesia con rostro amazónico donde se supere la pastoral de visita y se haga la transición a una pastoral presencial.

3. Diálogo Interinstitucional e Interreligioso

Es Necesario crear comunidades cristianas que tengan un carácter eco – intercultural con la suficiente apertura para enseñar nuevos modelos de vida dirigidos al cuidado de la casa común. Urge combatir la amenaza que constituye el tráfico de drogas y situaciones como la corrupción que debe denunciarse con firmeza.

El objetivo es ser conscientes de que industrias como la maderera y petrolera, socavan los recursos naturales de la Amazonía y acaban con la sana convivencia de los pueblos que no obtienen ningún beneficio de su existencia.

4. Economía solidaria y voz en el contexto internacional

La Iglesia está invitada a promover una economía que respete la sabiduría y las prácticas locales. Proceso en el que se empieza a avanzar al unirse en torno a la Amazonía y sus problemáticas, lo que se hace evidente con las diferentes participaciones e ideas propuestas. Entre ellas la creación de un observatorio eclesial internacional, que documente las violaciones de los derechos humanos que se cometen con el pueblo amazónico. Sin olvidar que la Iglesia debe ser voz de la Amazonía en los contextos internacionales y las representaciones pontificias podrían seguir desempeñando un papel esencial en los gobiernos y organismos internacionales para promover las diferentes instancias del pueblo amazónico frente al ejercicio de sus derechos y el acceso a los recursos naturales de sus territorios.

5. Discernimiento y formación

Los padres sinodales sugirieron una reflexión y posible actualización de la carta apostólica «Ministeria Quaedam» de Pablo VI. Igualmente se propuso la introducción de diáconos permanentes y diáconos indígenas que a través del ministerio de la Palabra ayuden a la población local en los procesos de iniciación en la fe. Entendiendo la importancia de la presencia de colaboradores laicos, hombres y mujeres que desde la animación, la catequesis, el diaconado y el ministerio extraordinario de la Eucaristía, asuman una actitud de servicio, nunca de poder o dominio. Se trata de invitar a la Iglesia a discernir sobre el sacerdocio escuchando hipótesis sobre la consagración de personas casadas, lo que no implica diluir el valor del celibato. Todas las anteriores son contribuciones directamente relacionadas con el ámbito de la educación y la reflexión interna de la Iglesia.