El cardenal de Santiago, Ricardo Ezzati, declaró ayer por el "caso Karadima". "Lo que el Arzobispado no reconoce es que haya encubierto situaciones delictuales. Nunca hemos dicho que no hayan sufrido un abuso, al contrario, la Iglesia fue la primera que, a través de un decreto, certificó que había abuso", señaló.

Esa es parte de la declaración que ayer entregó el cardenal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, ante el ministro de fuero Juan Manuel Muñoz, por el juicio civil que tres víctimas del sacerdote Fernando Karadimamantienen contra la Iglesia Metropolitana.

En esta causa, Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton demandaron al arzobispado por un presunto actuar negligente respecto de sus denuncias. Y piden la suma de $ 450 millones.

El cardenal, quien llegó al Palacio de Tribunales a las 15.55 acompañado de José María Eyzaguirre, abogado del Arzobispado, indicó en su testimonio que no hubo errores en el proceder de la Iglesia tras las denuncias: "El ordenamiento canónico establece que cuando una denuncia es verosímil, el obispo debe hacer la investigación previa del caso. Es el obispo el que debe llegar a la certeza moral de la verosimilitud".

"Los sacerdotes gozan de autonomía y, por lo tanto, cada uno de ellos es responsable de su conducta", agregó el religioso.

Ezzati, quien prestó declaración como testigo, agregó que un sacardote jesuita "entregó un sobre que contenía una acusación grave. Ese mismo día yo envié una nota al sr. Murillo diciéndole de mi disponibilidad para acoger su denuncia. Me pareció verosímil. Es muy probable que yo haya comentado la carta con el cardenal".

En su testimonio, que se extendió por cerca de dos horas, el prelado sostuvo que, a la vuelta de sus estudios en Francia, "Murillo concurrió a mi oficina, me hizo un relato de su historia, yo inmediatamente redacté un informe que entregué oportunamente a mi superior".

Afirmó que en 2011 invitó a las víctimas a su casa, "dos de ellos estaban de vacaciones y dijeron que no podían". "Sí concurrió el sr. Hamilton son su abogado (...) en esa ocasión le pedí disculpas y le ofrecí ayuda", dijo Ezzati. Agregó que, cuando el arzobispo de Santiago "tuvo conocimiento de lo sucedido, a partir de la denuncia del sr. Cruz,inmediatamente mando el expediente a Roma".

"En torno a Karadima existía un grupo de laicos y sacerdotes que lo tenían en muy alta consideración y cuando aparecieron estas cosas, salieron en su defensa", dijo.

Alrededor de las 18.15, el cardenal Ezzati se retiró en el auto que lo esperaba en calle Compañía. "Espero que esto haya servido para clarificar la postura de la Iglesia,que es de amor a la verdad, de compresión hacia los que han sido víctimas, y que es la búsqueda sincera de un camino nuevo de reconciliación y acercamiento", manifestó el prelado.

También fue consultado por los emails que se difundieron en The Clinic, y que contenían una conversación entre él y el cardenal Francisco Javier Errázuriz, en los cuales se aludía a Juan Carlos Cruz, demandante del caso Karadima, y su posible llegada a una comisión vaticana para la prevención de abusos.

"Esos correos son públicos y se los puede ver y juzgar si lo que se dice es ofensivo o no. De parte de mí no hay ninguna expresión ofensiva ni ningún obstáculo para nada. Eso no existió (...) Y tengo la certeza de que su nombre (Juan Carlos Cruz) nunca fue propuesto".

En relación a Karadima, quien debe declarar -también en tribunales- la próxima semana, el arzobispo Ezzati manifestó que "todo ciudadano que está llamado a comparecer ante un tribunal debe decir la verdad".

La autoridad religiosa también comentó el exhorto que los demandantes pidieron enviar al Vaticano, para que allí se entreguen antecedentes. "Hay dos exhortos, uno pedido por mí, para que todos los antecedentes reservados puedan estar a disposición. Eso es propiedad de la Sede Apostólica y hay que hacer el camino de la vía diplomática. Espero que la Santa Sede envíe todo lo que sea necesario para una buena conclusión".

El abogado de los demandantes, Juan Pablo Hermosilla, cuestionó la postura de Ezzati. "Fue una declaración bastante completa y, desde nuestro punto de vista, permite saber cuál es la verdadera posición de la Iglesia", expresó. El profesional subrayó que "el arzobispo, y por lo tanto para nosotros la Iglesia, no reconoce ninguna responsabilidad sobre los hechos del sacerdote (Karadima).