Una charla "mano a mano" entre dos viejos amigos: El Papa y el padre Guillermo Marcó

Una charla

Publican en formato podcast la entrevista que Francisco concedió el pasado 9 de junio al padre Guillermo Marcó, su vocero de prensa en su época de arzobispo porteño.

El presbítero Guillermo Marcó, responsable de la Oficina de Prensa del arzobispado de Buenos Aires, durante 10 años, en los tiempos en que el cardenal Jorge Bergogio fuera el arzobispo, mantuvieron una amistosa conversación en la residencia Santa Marta el pasado 9 de junio. El diálogo entre “viejos amigos” fue grabado para el podcast que el sacerdote porteño desarrolla periódicamente en Spotify.

Durante la charla, se hizo hincapié en los aspectos más personales de la vida del Santo Padre.

“Mi corazón es un depósito, está lleno de cosas que guardo. Tengo que ampliar las estanterías a cada rato. En eso soy medio ‘coleccionista’ en el buen sentido de la palabra, no quiero perder nada de lo bueno que la gente me da. La gente te gratifica tanto, con ejemplos, con palabras, con uno o dos hechos. El cura está para enseñar a la gente, pero yo creo que es mucho lo que aprendemos de la gente si los miramos”, comienza manifestando el papa Francisco al padre Marcó.

¿Cómo es la oración de un Papa?

La primera cuestión que abordaron en la entrevista fue la vida de oración. Francisco sostuvo que “la oración de obispo es cuidar el rebaño para decirlo en términos evangélicos, y el Papa es un obispo, así que sigue con el mismo estilo. Es similar: pedir, interceder, agradecer por todo el bien que se hace”.

“¿Seguís siendo un madrugador de la oración?”, le consultó Marcó, y el obispo de Roma contestó: “Sí, eso sí, porque si no rezás a la mañana, no rezás más, porque te agarra la picadora de carne”.

Callejear, la mayor nostalgia de la vida en Buenos Aires

No es la primera vez que Francisco expresa su nostalgia por callejear con libertad por las calles de su querida Buenos Aires, una actividad de la que no puede gozar en Roma por su condición de Sucesor de Pedro.

“Acá las dos veces que tuve que salir me agarraron in fraganti. Dos veces, en invierno. Siete de la tarde que no pasa nada, todo oscuro... Cuando fui a la óptica una señora desde el balcón (gritó) ‘¡El Papa!’ y ahí se acabó. Y cuando fui a la casa de discos (el pasado mes de enero) que no había nadie la gente me pidió ‘¿por qué no viene usted que nos ayudó tanto?’. Entonces yo fui. Oscuro... tanta mala suerte que justo ahí hay una parada de taxis cerca había un periodista esperando un amigo para tomar un taxi”, recuerda Francisco.

¿Qué se siente frente a la inmensa responsabilidad?

Respecto a su estado espiritual ante su misión al frente de la Iglesia, el Papa sostuvo que “el Espíritu Santo te da muchos frutos, pero nunca se habla de que te anestesia. Y a veces, siento que estás anestesiado frente a situaciones que te harían sufrir mucho y, sin perder la situación, poder moverte”.

 

¿Por que se quedó en Santa Marta?

Francisco le contó también cómo fue su decisión de quedarse en Santa Marta en vez de en el Palacio Apostólico. “Cuando me eligieron yo estaba acá en la pieza de enfrente. Al segundo día había tenido que ir a tomar posesión al Palacio Apostólico. Impresionante lo amplio que es aquello. No es tan lujoso, pero es enorme. Solo. Es como un embudo, pero al revés. Entra el que tiene permiso para entrar, entonces caes en manos de los colaboradores, perdés independencia y sin gente... Entonces le pedí al Señor ‘dame una salida’”.

“Y una tarde -prosigue el Papa- hablé con el cardenal Bertello. ‘Venite a vivir acá conmigo’, me dijo. ‘Bueno, voy a pensar y veo...’. Al día siguiente, salí de mi pieza y estaba esta puerta abierta y las señoras haciendo limpieza. Y curioseo... ‘¿qué es esto?’. ‘Es el apartamento de huéspedes y lo estamos limpiando para su toma de posesión’. El dormitorio, con un baño ahí, esto para recibir y el estudio. Y yo dije: ‘Papita para el loro’. Dios me lo puso en la mano. Y cuando me preguntaron por qué no me había quedado a vivir allá yo dije: ‘Por motivos psiquiátricos, si no, no hubiera aguantado. Y todos los domingos tengo un almuerzo con los empleados [de Santa Marta], es un almuerzo de familia’”.

"No sabemos manejar las crisis"

Francisco también se refirió a cómo se deben administrar las crisis, sin citar ninguna en concreto, señaló: “No sabemos manejar las crisis. Y las crisis son las que nos hacen crecer. Veo historias de políticos grandes... los fundadores de la Unión Europea, por ejemplo... Estos grandes hombres supieron manejar las crisis y crecieron con las crisis. No las transformaron en conflictos. O blanco o negro. Cuando vos transformás una crisis en conflicto... perdiste. La unidad es mayor al conflicto. El conflicto te reduce”. 

Me río de la vejez

En cuanto a los efectos de la edad, le comentó a Marcó que “no la siento. Quizás cuando pienso que tengo 85 años me parece una cosa no real. ¿Yo esta edad? Y me río de mí mismo y sigo adelante”.

Francisco le confiesa luego al padre Guillermo Marcó que la de Europa "es una sociedad de descarte, el que no sirve, se descarta, sea al comienzo de la vida, al final, y ahora con la crisis económica a los jubilados los llaman a que cuiden a los pequeños, y hay que desterrar eso, hay que fomentar el diálogo de los jóvenes con los viejos, hay que insistir mucho en eso, porque los viejos son las raíces".

En ese tono de confianza, el papa Francisco le confesó que en esos momentos está leyendo un libro del cardenal Martini y, cuando finaliza la entrevista y Marcó le pide una bendición para él y sus oyentes, no se olvida de pedir a Dios "que les dé sentido del humor para superar las dificultades".

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