El cardenal de Praga cree que el Papa no entiende la crisis de refugiados porque "viene de Sudamérica"

"Antes que nada, tenemos que aceptar a los cristianos, que son los más perseguidos"

En una entrevista reciente concedida al periódico checo Lidove Noviny, el arzobispo de Praga, el cardenal Dominik Duka, ha dicho que el parecer del Papa Francisco acerca de la crisis de los inmigrantes difiere considerablemente de una perspectiva europea sobre el tema debido a sus orígenes latinoamericanos. "La sensibilidad del Papa Francisco en temas sociales es diferente a la que podamos tener en Europa", comentó Duka al rotativo checo. "Él viene de Sudamérica, donde la brecha entre ricos y pobres es mucho mayor, como resultado de sus culturas indias".

Según Duka, el haberse criado en Argentina se traduce en el Papa en un deseo admirable, aunque no realista, de ofrecer ayuda incondicional a la gente, mientras que un europeo sería mucho más cauteloso a la hora de recibir a personas de "una cultura y civilización completamente diferentes".

Hablando de los viajes recientes del Papa en el Mediterráneo en solidaridad con los refugiados, y del gesto del pontífice de acoger a dos familias migrantes en el Vaticano, Duka opinó que "fue solo un gesto. Cuando los medios mostraron al Papa encontrándose con los refugiados en Lampedusa, yo también lloré y dije: tenemos que ayudar a estas personas. Sin embargo, ésta no es una solución completa".

Más aún, una "cultura de bienvenida" irreflexiva en Europa aplicada a los refugiados de Oriente Medio, tal y como defiende Francisco, podría llevar a una "catástrofe humanitaria y económica monumental", según el prelado checo. "Cuando algunos de nuestros ciudadanos," dijo Duka en la entrevista, "se manifiestan a favor de la acogida de un millón o incluso de un número ilimitado de refugiados, deberíamos preguntarles también si están dispuestos a prescindir de la cuarta parte de sus ingresos".

A la vez que el Papa Francisco ha abogado por una "fuerte integración cultural" de los refugiados en Europa -tan recientemente, de hecho, como hizo el pasado viernes, en sudiscurso de aceptación del Premio Internacional Carlomagno-, Duka cree que la mejor solución para los migrantes desplazados es "reestablecer los aparatos del estado en su país de origen para asegurar una vida digna allí".

Una excepción, cree el cardenal, podría hacerse para los cristianos, los cuales comparten una tradición y una cultura en consonancia completa con las raíces tradicionales europeas. "Antes que nada, tenemos que aceptar a los cristianos, porque son el grupo más perseguido y temen por sus vidas", afirmó Duka. Y donde las políticas, como la del Papa Francisco, de bienvenida e integración sin reservas solo causan "miedo" y "división" en los ciudadanos comunitarios, una perspectiva esencialmente europea, para el purpurado checo, tendría en cuenta tanto "el clima social" actual como la historia del continente: una aseveración hecha por el prelado con referencia a los papas nacidos en Europa Juan Pablo II y Benedicto.

"San Juan Pablo II tenía también la capacidad de atraer a las masas [como tiene Francisco]", opinó Duka, "pero él habló en una situación completamente diferente. Él era europeo, antes que nada. Conocía la historia del nazismo y del comunismo y era consciente de lo difícil que era luchar por la libertad. Él sabía que la libertad no puede ser dividida". Pero respondiendo a las acusaciones de que su país, la República Checa, ha hecho poco para ayudar a los refugiados -tal y como denuncia el teólogo checo Tomáš Halík, por ejemplo, al cual Duka aísla de sí mismo y de la Conferencia Episcopal Checa en la entrevista de Lidove noviny-, el cardenal respondió que "casi medio millón de nuevos ciudadanos" han venido a la República Checa en los últimos veinte años, la mayoría desde el antiguo bloque soviético.

Czech cardinal: Latin American Pope can't understand European refugee crisis

- Cameron Doody

In a recent interview granted to the Czech Republic daily newspaper Lidove noviny, the Archbishop of Prague, Cardinal Dominik Duka, has said that Pope Francis's view of the migrant crisis differs considerably from a European take on the issue because of his Latin American origins. "The sensitivity of Pope Francis on social issues is different from ours in Europe," Duka told the Czech daily. "He comes from Latin America where the gap between rich and poor is much bigger, as a result of its Indian cultures."

According to Duka, the Argentinian upbringing of the Pope translates into an admirable, if unrealistic, desire to offer unconditional help to people, whereas a European would be much more wary of welcoming people of a "completely different culture and civilisation." Speaking of the Pope's recent travels in the Mediterranean in solidarity with refugees, and of the pontiff's gesture of welcoming two migrant families into the Vatican, Duka commented, "It was just a gesture. When the media show the Pope meeting refugees on Lampedusa, I'd cry as well and say: we have to help these people. However, this is not a full solution." Moreover, an unreflective "welcoming culture" in Europe extended to Middle Eastern refugees, such as that defended by Francis, could result in an "enormous humanitarian and economic catastrophe," according to the Czech prelate. "When some of our citizens," said Duka in the interview, "demonstrate for the acceptance of a million or even an unlimited number of refugees, we would also ask them if they are willing to give up one quarter of their income."

Whereas Pope Francis has advocated for the "profound cultural integration" of refugees into Europe-as recently as last Friday, in fact, in his acceptance speech for the International Charlemagne Prize-Duka believes that the best solution for the displaced migrants is to "re-establish state apparatuses in their country of origin in order to ensure a dignified life at home." An exception, the cardinal believes, could be made for Christians, who share a tradition and culture entirely consonant with Europe's traditional roots: "first and foremost we have to accept Christians because it is the most persecuted group who fear for their lives," Duka said. And where policies, such as Pope Francis's, of unreserved welcome and integration only cause "fear" and "division" in citizens of the Union, a properly European perspective, for Cardinal Duka, would take into account both "society's mood" at present and the history of the continent: an assertion made by the prelate with reference to the European-born Popes John Paul II and Benedict. "Saint John Paul was also able to attract the attention of crowds [like Francis]," Duka opined, "but he spoke in a completely different situation. He was European first of all. He knew the history of Nazism and Communism and he knew how difficult was the fight for freedom. He knew that freedom cannot be divided." But responding to charges that his country, the Czech Republic, has done little itself to help the refugees-as denounced by the Czech theologian Tomáš Halík, for example, from whom Duka dissociates himself and the Czech Bishops' Conference in the Lidove noviny interview-the cardinal responded that "nearly half a million new citizens" have come to the Czech Republic in the last twenty years, mainly from the former Soviet bloc.

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