por Luis Badilla

El cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana (Cuba) desde 1981, nacido en Jagüey Grande, diócesis y Provincia de Matanzas, el 18 de octubre de 1936, está por cumplir 79 años y tiene muchas cosas para contar sobre su vida, como cubano y como sacerdote. Una vida plena, intensa, vivida con pasión y dedicación, con momentos bellos y otros malos, que no fueron pocos. Una de esas anécdotas es bastante curiosa: el 19 de septiembre próximo a las 16.05,  cuando reciba en el Aeropuerto Internacional de La Habana al Papa Francisco, se convertirá en el único arzobispo de todo el mundo que ha recibido a tres Papas: Juan Pablo II (21 de enero de 1998), Benedicto XVI (26 de marzo de 2012) y el Papa Francisco (2015). Todo eso en el arco de 17 años, casi un signo de la aceleración que vive la historia cubana.

Jaime Ortega y Alamino es el segundo cardenal de la isla. El primero fue Manuel Arteaga y Betancourt (Camagüey, 28 de diciembre de 1879 – La Habana, 20 de marzo de 1963), creado cardenal por el Papa Pio XII en el Concistorio del 18 de febrero de 1946. Falleció a la edad de 83 años. Sobre el cardenal Ortega y Alamino, la página vatican.va cuenta que “su padre trabajó primero en el ingenio de su pueblo natal y después se dedicó al comercio en pequeña escala. A la edad de cinco años su familia se trasladó a la ciudad de Matanzas capital de la provincia y sede episcopal. Realizó los estudios primarios en el prestigioso colegio “Arturo Echemendía”. Cursó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, centro estudiantil de enseñanza pública, donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en 1955. Después de un año de estudios universitarios ingresó en 1956 al Seminario Diocesano San Alberto Magno, dirigido por los Padres de las Misiones Extranjeras de Quebec, y allí cursó estudios de Humanidades y Filosofía. Cuatro años más tarde fue enviado por el obispo al Seminario de las Misiones Extranjeras en Montreal, Canadá, donde estudió Teología. Regresó a Cuba y fue ordenado sacerdote el 2 de agosto de 1964 en la Catedral de Matanzas. Fue nombrado Vicario Cooperador de Cárdenas. Su ministerio sacerdotal se interrumpe en 1966 cuando fue internado en los capos de trabajo conocidos como Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP). En 1967 regresa al ejercicio del ministerio sacerdotal y es nombrado párroco de Jagüey Grande, su pueblo natal. Como todos los párrocos de Cuba en esta época caracterizada por el escaso número de sacerdotes debió atender varias parroquias e iglesias simultáneamente. En 1969 fue nombrado párroco de la Iglesia Catedral de Matanzas, atendiendo a la vez la parroquia de Pueblo Nuevo en la misma ciudad y dos iglesias más en el campo. Era al mismo tiempo presidente de la Comisión Diocesana de Catequesis y realizó un activo apostolado con los jóvenes de la diócesis. En aquellos años tan difíciles para la actividad pastoral de la Iglesia, dio origen en la diócesis a un movimiento juvenil que, entre otras formas de apostolado, organizaba campamentos de verano y obras de teatro interpretadas por los mismos jóvenes. Durante varios años, junto con su actividad pastoral en la ciudad de Matanzas, fue profesor del Seminario Interdiocesano San Carlos y San Ambrosio de La Habana, a donde viajaba cada semana para dictar cursos de Teología Moral. El 7 de diciembre de 1978 es nombrado Obispo de Pinar del Rio por Su Santidad Juan Pablo II. Fue consagrado el 14 de enero de 1979, en la Catedral de Matanzas y el 21 de enero tomó posesión de la diócesis, caracterizada por una gran religiosidad, y allí desarrolló tres años de trabajo pastoral con un laicado muy comprometido y participativo que dejó una huella indeleble en el alma del obispo. En 1981 fue promovido a la Arquidiócesis de San Cristóbal de La Habana y el 27 de diciembre de ese mismo año tomó posesión de la nueva sede. En esta Arquidiócesis lleva a cabo hasta ahora su trabajo pastoral, que se ha caracterizado por la creación de nuevas parroquias, constitución del Consejo Diocesano Pastoral, reconstrucción de más de cincuenta iglesias y casas parroquiales, inauguración de una Casa Sacerdotal donde se reúnen los sacerdotes de la Dioócesis y de todo el país para sus encuentros y retiros o simplemente para descansar, creación de la Casa Laical “Julio Morales Gómez”, con bilbioteca, capilla y habitaciones para alojar a los laicos; construcción de centros de encuentros, convivencias y reuniones sobre todo para los jóvenes. Estas son solo algunas de las principales obras realizadas por el Arzobispo, quien siempre ha demostrado especial interés por los laicos y sobre todo por los jóvenes.

En 1991 fundó Cáritas La Habana, dando origen a Cáritas Cuba. La principal preocupación del Arzobispo fueron siempre las vocaciones al sacerdocio. En La Habana se encuentra el Seminario Interdiocesano “San Carlos y San Ambrosio” y durante su misión episcopal ordenó cerca de 40 sacerdotes cubanos, número pequeño pero significativo para un país donde la Iglesia ha tenido una acción pastoral muy restringida.

Fue Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en cuatro períodos (consecutivamente entre 1988 y 1998 y luego de 2001 a 2004). Como tal, participó en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo. Desde 1995 hasta 1999 fue segundo Vicepresidente del C.E.L.A.M. (Consejo Episcopal Latinoamericano). Ha sido laureado con doctorados honoris causa por las universidades St. Thomas y Berry de Miami (Florida); San Francisco (California); Providence College (Rhode Island); Boston College (Massachusetts); St. John’s University (New York). Fue creado y publicado Cardenal por San Juan Pablo II en el Concistorio del 26 de noviembre de 1994, con el Título de Ss. Aquila y Priscila.

Actualmente es miembro de las Congregaciones para el Clero y para la Pastoral Sanitaria, y Consejero de la Pontificia Comisión para América Latina.