“Siento en el corazón la ‘bendición’ que se esconde en la fragilidad”, escribió el Papa Francisco en el texto del Ángelus el domingo pasado desde el hospital Gemelli, donde se encuentra ingresado desde hace 21 días.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Con 17 años a sus espaldas como capellán del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, el P. Ignacio Gallego puede descifrar, o al menos intuir, la “bendición” a la que se refiere el Santo Padre.
“Cuando uno está muy frágil y débil, siente más la presencia de Dios a su lado. Un padre, cuanto más quiere a su hijo, más le cuida, y especialmente cuando está enfermo, que es cuando más lo necesita. Lo mismo hace el Señor con nosotros”, relata el sacerdote español.
Entre el acompañamiento a los enfermos del hospital y su labor en la parroquia de Santa María del Silencio, dedicada a sordos y sordociegos, el P. Iñaki —como todos le conocen—, encuentra un hueco para narrar a ACI Prensa las incontables ocasiones en las que ha sido testigo de cómo la fortaleza espiritual ayuda a los pacientes a superar la enfermedad.
“Saben que, aunque sufran, les espera el cielo. Dios mismo es el que les cuida y les acompaña. Y eso lo notan, lo sienten y lo viven los enfermos. En un hospital nada es casualidad, Dios está presente y nos guía también a los capellanes, llevándonos a las habitaciones donde más nos necesitan”, subraya.
El P. Iñaki también cuenta que, durante los últimos días, los enfermos que visita suelen preguntarle por el Papa Francisco. “Aunque estén muy enfermos, se preocupan por la salud del Santo Padre”, afirma.
Teresa Olivares, Hermana de María de Schoenstatt desde hace 25 años, es médico y asiste a los enfermos en cuidados paliativos del hospital público Sótero del Río, en Chile. Ser religiosa y médico no implica para ella ningún tipo de contradicción, sino un llamado vocacional: “Miramos a los pacientes con los ojos de María y en ellos descubrimos a Cristo”.
Remarca que los cuidados paliativos son “una etapa más de la vida” y asegura que, aunque la vida va llegando a su fin, “sigue siendo valiosa, sigue siendo digna y todavía hay mucho que hacer”.
Desde su experiencia, explica a ACI Prensa que la bendición a la que se refiere el Papa Francisco “puede ocurrir en muchos planos”, destacando en primer lugar las relaciones humanas. “Cuando uno está enfermo reordena su jerarquía de valores y pasan a un segundo plano las cosas que en un principio parecían muy importantes. Es entonces cuando te das cuenta que lo más importante son las personas que quieres y que te quieren”.
La religiosa destaca que es habitual ver reconciliaciones en familiares que quizá sin la enfermedad no hubieran ocurrido. El P. Gallego también subraya que es impresionante ver “cómo un padre se despide de sus hijos o cómo visita un hermano al enfermo que no veía desde hace mucho tiempo”.
“Dios se vuelve un compañero en el camino”
Como segundo aspecto de esta bendición, la religiosa chilena destaca la espiritualidad y la trascendencia. “En 14 años de ejercicio me ha tocado muy pocas personas que me digan en un momento así en que no creen en nada”.
“A veces pregunto a los pacientes si conversan con Dios, y la mayoría me dice que sí lo hace. Claramente hay un diálogo íntimo, muy personal, con ese Dios que está frente a nosotros en una situación como esa. Yo creo que esas son quizás las dos grandes bendiciones que puede ocurrir en esta en la fragilidad, en el saberse necesitado de otros y del gran Otro con mayúscula”, agrega.
Afirma en este sentido que “Dios se vuelve realmente un compañero en el camino, Él está sentado al lado de la cama del enfermo todo el tiempo, Él no tiene horario de visita, sino que está ahí siempre”.
Imagen referencial de una persona enferma siendo auxiliada. Crédito: Tonefoto grapher / Vecteezy“He visto la actitud de los santos en los últimos días de su vida”
El sacerdote español y la religiosa chilena coinciden en que la fe juega un papel esencial durante la enfermedad. La hermana Olivares subraya que, cuando una persona dice que está lista para encontrarse con Dios, “se ve en ella un cierto deseo de volver al hogar, a un conocido, a alguien que le quiere y les espera al otro lado, y eso es gracias a la fe al final de la vida”.
“Dan un sí a Dios en la cruz a pesar de lo que les está pasando. He visto la actitud de los santos muchas veces en los últimos días de su vida”, afirma la Hermana Teresa, quien asegura que “que la santidad es mucho más común de lo que creemos”, especialmente en los hospitales.
Ambos se han encontrado también con personas sin fe, para quienes la muerte era “como si se apagase la televisión”. La hermana Teresa recuerda en particular a una joven de 23 años
con un cáncer metastásico muy avanzado. “Me dijo que no creía en nada, pero me impactó mucho como, después de un mes, me agradeció que rezara por ella. No sé si fue un proceso de conversión, pero algo pasó, y terminó su vida mirando a Dios”.
La dimensión espiritual y de trascendencia
El P. Iñaki remarca que todos los pacientes, aunque no sean cristianos, tienen una dimensión espiritual y de trascendencia. “En estos casos es esencial escucharles en silencio y acompañarlos, recordándoles que tienen una dignidad”.
El sacerdote afirma además la importancia de los sacramentos, especialmente la Unción de los Enfermos, que “siempre perdona los pecados y da la paz espiritual”. Sin embargo subraya que hay una tercera gracia, la sanación del cuerpo: “Con este sacramento siempre se sana el alma, pero si Dios lo ve conveniente, a esa persona también le sana el cuerpo y, de vez en cuando, también lo ves de una manera extraordinaria. Yo he visto como personas con una muerte segura se han recuperado”.
Joven reza el Rosario por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 28 de febrero. Crédito: Daniel Ibáñez/ ACI PrensaLa fuerza sanadora de la oración
Tanto la hermana Teresa como el P. Gallego insisten en la importancia de la oración por los enfermos y su fuerza sanadora. El sacerdote destaca la paz que emana de los enfermos cuando saben que alguien está rezando por ellos. Al referirse en particular a los Rosarios que se rezan cada día por el Papa desde la Plaza de San Pedro, asegura que esa unión “es el cielo en la tierra”.
Por su parte, la religiosa destaca que la oración “va directa hacia al corazón de Dios y de Dios a nosotros. Toda esa fuerza no puede quedarse en el vacío, es un poder al que no estamos tan habituados y en el fondo deberíamos aprovechar más”.
La vida es digna de principio a fin
El capellán hospitalario remarca que muchos pacientes viven su enfermedad incluso con esperanza e insiste en la importancia de acompañar al paciente y cuidar a cada persona, dándole lo necesario para evitar la eutanasia.
Quizá uno de los momentos más duros que ha vivido el P. Iñaki en el hospital fue durante la época del Covid. Recuerda con tristeza aquellos día interminables y la soledad con la que murieron muchos enfermos. “Lo que no podíamos hacer las personas, lo hicieron los ángeles. En los momentos más duros, Dios envió a sus ayudantes. La alegría del Señor podía percibirse incluso en aquella situación tan dura”, subraya.
La hermana Teresa recalca que la vida es “digna desde el principio hasta el final, y los cuidados paliativos te recuerdan eso, que te vamos a cuidar hasta el final. Sea cual sea tu situación, no eres una carga para nosotros, sino que te queremos cuidar y hacerlo de la mejor manera posible”.
“El paciente no es un peso o una carga, y creo que ese es el mensaje central. Cuando uno mira las estadísticas y ve las causas de eutanasia, podría pensar que son enfermedades terribles. Pero el dolor es la tercera causa de solicitud de eutanasia y las primeras son la soledad y el sentirse una carga”, explica.
El P. Iñaki concluye que, al tener como ejemplo en nuestra vida a Cristo Resucitado, “todo se puede sufrir y todo se puede esperar, porque sabemos que Él triunfó”.
La hermana Teresa señala que “nuestra alma es preciosa y por eso Dios la cuida, aunque a veces nos cueste verlo”. “Creo que muchas veces en nuestra vida hacemos castillos en el aire, y estamos siempre mirando al futuro, a una vida que no es nuestra. Es Dios el que me está cuidando a mí, aquí y ahora, en esta circunstancia, y creo que eso puede iluminar mucho el dolor”.
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