Una antigua mezquita emerge en un embalse en la India

Una antigua mezquita emerge en un embalse en la India

La crisis climática puede, en algunos casos, traer vestigios del pasado. La sequía de los últimos meses ha bajado tanto el nivel del agua en los ríos y lagos que barcos viejos y ciudades antiguas han resurgido aquí y allá. En el distrito de Nawada del estado de Bihar, en el este de la India, es una antigua mezquita la que ha surgido de las aguas que la sumergieron desde la construcción de una presa hace 34 años.

La mezquita Noori Masjid había desaparecido bajo el agua cuando Muhammad Aftab Hussain era todavía un hombre joven. Vivía al lado de esta mezquita con paredes color crema que frecuentaba para orar y estudiar, le dijo a Al Jazeera. En su juventud, él y los otros niños del pueblo también iban allí cuando estaba vacía para gritar bajo la cúpula y escuchar sus voces resonar de pared a pared. “Nos deleitaba escuchar el eco de nuestras voces. Todos los niños lo hacían regularmente. Fue genial”, sonríe el hombre de 50 años.

A principios de septiembre de 2022, tras un período de intensa sequía y escasez de lluvias, el nivel del agua del lago descendió drásticamente y la antigua mezquita reapareció por primera vez desde su inundación. Tanto es así que cientos de turistas llevados por la curiosidad, acuden para verla a la presa de Phulwaria, a unas cinco horas en coche desde Patna, la capital de Bihar. Pero el fenómeno es indicativo de la magnitud de la sequía que sufre uno de los estados más pobres de la India.

Para Muhammad Aftab Hussain, es sobre todo una oportunidad para recordar el pasado. Él y los demás residentes del pueblo de Chiraila, así como los de varias docenas de pueblos de los alrededores en ambas orillas del torrente, se vieron obligados a abandonar sus hogares en la década de 1980. Los recuerdos de la vida anterior también resurgieron. “La vida era tranquila en el pueblo de Chiraila. Musulmanes e hindúes vivían en paz uno al lado del otro. Algunos tenían tierra, otros trabajaban en ella para alimentar a sus familias. La cosecha consistía principalmente en maíz y arroz. Chiraila estaba rodeada de montañas medianas y la gente usaba el agua del arroyo cercano para beber y hacer sus abluciones antes de las oraciones”, recuerda.

Desde su reaparición completa a principios de septiembre, la lluvia ha vuelto a caer y la mezquita va reencontrando poco a poco su lugar bajo el agua. Las algas que la cubren aquí y allá vuelven a flotar en las corrientes. Sus techos y muros reanudaron su lento deterioro. Y los pescadores que transportaban turistas al lugar verán cómo se va agotando poco a poco esta fuente de ingresos adicionales.

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