Adviento, tiempo de oración y espera

Adviento, tiempo de oración y espera

En Adviento nos preparamos para celebrar la primera venida de Jesús, esa celebración contiene referencia a su vuelta en el esplendor de su gloria, al final del tiempo. 

Nuestro tiempo se entiende como espera de esa segunda venida, pero antes de partir al Padre, Jesús anunció que estará con nosotros en ese tiempo. "Yo estoy con ustedes hasta el fin del tiempo". Mt 28, 20

Jesús dice que estará con nosotros. Se espera su manifestación gloriosa en la segunda venida, pero hay una presencia suya mientras dura esa espera.

Celebramos el Adviento como preparación de la Navidad, sabiendo que la venida de Jesús a este mundo tiene el significado de cumplir la misión que el Padre le encomendó, volver para estar a su derecha, y de ese modo estar con todos nosotros. Benedicto XVI habla de esta cercanía de Jesús después de la ascensión.

"En el marcharse, Él viene para elevarnos por encima de nosotros mismos y abrir el mundo a Dios". Jesús de Nazaret, perspectiva, 4ª ed. P. 439.

Podemos prepararnos para vivir Adviento, la primera venida de Jesús y su cercanía una vez que subió al Padre. Esa subida no se entiende a un lugar lejano del Cosmos, sino una unión de Jesús y el Padre.

Cristo en su vida terrena instruyó a sus discípulos, los envió a anunciar su doctrina.

"Entonces les dijo: "vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación." Mc Ap 15. Ahora unido al Padre, a su derecha, tiene vínculo directo con nosotros desde otra dimensión del ser. Esto nos puede ayudar a entender la primera venida que celebramos ahora, porque esta tiene su culminación en la segunda venida.

Entre ambas hay un tiempo de espera que transitamos, en ese tiempo tenemos la condición de testigos.

LA LUZ DE CRISTO

En el tiempo de Adviento, podemos incluir en la meditación, nuestra condición de testigos, en la cotidianeidad, en el ámbito donde actuamos: familia, Iglesia, escuela, otros; el significado de testigo incluye nuestra cotidianeidad.

Jesús dijo a los discípulos que son la luz del mundo. "Y no se enciende una lámpara para esconderla dentro de un tiesto, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa". Mt 5, 15

La unión con Cristo nos hace luz del mundo. Tenemos que hacer que esa luz ilumine las cosas que hacemos, como la lámpara ilumina, esa luz debe verse.

En muestra vida continúa la transformación que tuvimos en nuestro encuentro con Cristo, debemos vivir de acuerdo a eso para que brille la luz de Cristo en nosotros, y otros lo encuentren.

"Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que esta en el cielo. Id 5, 16 

Podemos buscar signos que ayuden a ver la luz de Cristo. En la amistad sincera se ve esa luz, como un paraguas que da sentido y fortaleza a la unión de amigos, Adviento nos puede ayudar a crear ese ambiente favorable para que se vea la luz de Cristo.

Por el Dr. Manuel Castillo

Profesor Titular de Antropología Filosófica de la FFHyA. Profesor titular de Filosofía de la Educación y de Lógica.

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