Zelaya, el sitio donde hace cuatro siglos la Virgen quiso quedarse

Zelaya, el sitio donde hace cuatro siglos la Virgen quiso quedarse

El Lugar del Milagro, lleno de historia y de paz, a orillas del río Luján, cuenta con réplicas de la capilla levantada en 1630 y de la carreta que transportaba la imagen de la luego se convirtió en la Patrona de la Argentina.

Corría el año 1630, cuando por encargo de un poderoso vecino de Córdoba de Tucumán, Antonio Farías de Sáa, arribaban desde Brasil al puerto de Buenos Aires, dos imágenes de la Virgen de Luján.

Los cajones de madera que contenían las tallas fueron acomodados en una carreta alineada a una tropa que transportaba mercaderías y esclavos para ser vendidos en Potosí.

La estancia de Rosendo, a orillas del Río Luján, hoy localidad de Zelaya, era una parada obligada para carga y descarga de algunas mercaderías. Luego de hacer noche en aquella hacienda, decidieron retomar la marcha. Todos los bueyes comenzaron a arrastrar las carretas, excepto la que contenía las imágenes. Las bestias se mantenían inmóviles a pesar de la picana de los carreteros.

El tropero a cargo dio la orden de revisar la carga. Uno de los peones bajó el cajón que contenía la talla de la Virgen, e inmediatamente los bueyes comenzaron a marchar. Sin entender cuál había sido el motivo, volvieron a cargar el cajón y otra vez la carreta se detuvo. Extrañado, el carretero indicó que bajaran el cajón que guardaba la otra imagen. Nada cambió. Permaneció pensativo algunos instantes y luego dio aviso de que trocaran los cajones. Así lo hicieron y los bueyes volvieron a andar.

Los troperos gritaron “!Milagro! Es la Virgen que aquí quiere quedarse”. Abrieron el cajón y apareció una talla de Nuestra Señora de la Limpia Concepción. Todos la adoraron y la llevaron en procesión hasta la casa de la estancia.

Un pequeño esclavo de 8 años capturado en la Costa de los Ríos, en Cabo Verde, África, fue asignado para cuidarla. Se le atribuyeron poderosas curaciones usando el cebo de las velas que se encargaba de que siempre estuvieran ardiendo ante la Virgen. Su nombre era Manuel y a ella dedicó toda su vida.

Se le construyó una ermita y numerosos pelegrinos acudieron a visitarla. Se la bautizó como “Nuestra Señora de la Concepción del Río Luján”.

Por más de 40 años continuó su culto en Pilar, hasta que en 1671 la imagen fue comprada por doña Ana Matos quien la trasladó a su estancia, distante a 30 kilómetros del Lugar del Milagro. Allí creció la aldea de Luján, hasta convertirse en la ciudad mariana de la Argentina. Aunque la imagen de la Limpia y Pura Concepción eligió las tierras de Pilar como su primer asiento.

El lugar se puede visitar todos los días. La capilla de adobe, réplica del lugar donde se veneró a la Virgen hace casi 400 años, permanece abierta hasta las 18. A metros del río Luján, siempre sopla una brisa suave. Sin dudas, más allá de la fe, en el lugar se siente una paz inexplicable.

Cómo llegar: por Ruta 25 a Escobar, en Villa Rosa, tomar la calle Saavedra Lamas, que después de 500 metros se convierte en Almirante Brown. Siempre derecho, son 5 kilómetros y la calle desemboca en el predio. Hay un arco en la entrada y se dobla a la izquierda por una calle de tierra.

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