La Vigilia de Pentecostés reunió el sábado 4 de junio a la arquidiócesis de Buenos Aires, para celebrar la inminente llegada del Espíritu Santo con actividades organizadas por la Vicaría de Niños y la Vicaría de Jóvenes.

Los jóvenes se reunieron en el Colegio Pío IX, en el barrio porteño de Almagro, para esperar juntos el día de Pentecostés con actividades organizadas por la Vicaría de Jóvenes y musicalización del Coro Arquidiocesano.

Inspirados por el lema “Un salto de alegría”, los jóvenes compartieron una tarde de juegos, encuentro y oración en la que reflexionaron sobre los dones del Espíritu que hacen a cada uno como es, la mejor versión de sí mismos.

Al caer el sol, compartieron un momento de oración haciendo consciente “las diferentes formas en que se manifiesta el Espíritu Santo y la fuerza de su luz que guía, acompaña e inunda cada espacio con la alegría de la Salvación”.

A imagen de la Virgen María, los jóvenes fueron invitados a compartir sus dones y la alegría de ser cristianos con las personas con las que comparten camino.

Con la promesa de un próximo reencuentro en la marcha de Corpus y el alma llena de la alegría del Espíritu Santo, los jóvenes regresaron a sus comunidades y hogares tarareando las canciones del Coro Arquidiocesano y rumiando las reflexiones de la jornada.

La Vigilia de Pentecostés, explicaron desde el arzobispado de Buenos Aires, es “la puerta a una nueva etapa del año que, en este tiempo especial, la Iglesia quiere destinar a la renovación de la misión en la Ciudad, con un estilo sinodal”.

“La paz y la alegría del Espíritu Santo se hacen presentes de manera especial en este Pentecostés para renovar el camino de la Iglesia porteña en Buenos Aires”, subrayaron.

Pentecostés, la clave es la paz

El sábado 4 de junio los niños de la arquidiócesis de Buenos Aires celebraron la solemnidad de Pentecostés por decanatos con el lema “Compartimos la paz del Espíritu Santo”.

Las comunidades se reunieron para compartir la celebración de la misa, un espacio de juegos y kermesse y una invitación misionera a los niños y sus familias a llevar la paz del Espíritu a todos los lugares del barrio.

“Trabajar por decanatos con las parroquias vecinas constituye una gran riqueza y un testimonio muy valioso: los chicos comprueban en lo concreto cómo nos parecemos, se reparten tareas y roles, y verse con otros después de la pandemia para celebrar es una preciosa experiencia de Iglesia que suma, muchos chicos ‘que están la misma’”, destacó la Vicaría de Niños.

La propuesta fue mixta: misa, juegos y mesa y tuvo una muy buena respuesta por parte de los niños, sus catequistas y maestros, sacerdotes y obispos.

La paz estuvo en el centro de las animaciones lúdicas de las homilías y de las predicaciones de los celebrantes: “Vivimos un tiempo donde la paz es clave para perseverar en la construcción de la convivencia de las comunidades y los pueblos”, coincidieron.

Para la Vicaría “los niños no están ausentes de las contiendas bélicas globales e insistir en un mensaje de paz es responsabilidad de quienes están en las aulas, en las catequesis, en los ambientes familiares y de amistad”. 

“También se reforzó la idea de que cuidar el planeta es una forma de construir la paz con el respeto renovado todos los días por la vida en todas sus formas y expresiones”, agregó.

El secretario ejecutivo de la Vicaría de Niños, presbítero Iván Dornelles, hizo un balance de la jornada subrayando: “Los chicos siempre se ven llamados a celebrar la vida con alegría y en comunidad. Son contagiosos y nos animan a todos. El Espíritu Santo puso su gracia y nos unió al hacernos más y más hermanos en la misa y la mesa. Los chicos son sinodales naturalmente y eso se palpó en todas las celebraciones”.