El Papa en sus palabras durante el ángelus: “He contemplado y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos
El santo padre Francisco agradeció este domingo a Nuestra Señora de Guadalupe por el viaje apostólico que realizó en México del 12 al 17 de este mes.
Lo hizo antes de la oración del ángelus que ha rezado desde la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro, precisando que el viaje apostólico “ha sido para todos nosotros una experiencia de transfiguración”, porque los diversos encuentros “fueron llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros e ilumina el camino”.
Así, aseguró el Pontífice, “el Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su pueblo santo que vive en esa tierra. Un cuerpo tantas veces herido, un pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad”.
Entretanto quiso precisar que “el baricentro espiritual de mi peregrinación ha sido el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe”. Y confió que “quedarme en silencio delante a la imagen de la Madre era lo que me había propuesto antes de todo. Y agradezco a Dios que me lo ha concedido”.
Señaló que delante de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe “he contemplado y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos y recoge los dolores por las violencias, los secuestros, los asesinatos, las violencias contra tanta pobre gente, de tantas mujeres”.
Recordó también que se trata del santuario mariano más frecuentado en el mundo, y que “desde toda América van allí a rezar donde la Virgen Morenita se mostró al indio san Juan Diego, dando inicio a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del encuentro entre diversas culturas”.
El Santo padre consideró oportuno señalar la herencia que así hemos recibido, y que implica “custodiar la riqueza de la diversidad y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común, una fe sincera y robusta, acompañada por una gran carga de vitalidad y de humanidad”.
Y si bien como los dos papas anteriores fue para confirmar la fe del pueblo mexicano, contemporáneamente se sintió confirmado y ha “recogido a manos llenas este don para que vaya como beneficio de la Iglesia universal”.
El Pontífice señaló que durante su viaje las familias dieron un gran ejemplo: “Me han recibido con alegría en cuanto mensajero de Cristo, pastor de toda la Iglesia; pero ellos a su vez me han dado testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para edificar a todas las familias cristianas del mundo.Y lo mismo se puede decir sobre los jóvenes, los consagrados, los sacerdotes, los trabajadores, los encarcelados”.
Por todo ello el primer pontífice latinoamericano quiso agradecer “al Señor y a la Virgen de Guadalupe por el don de esta peregrinación”.
Extendió también su agradecimiento por la calurosa recepción al presidente de México y a las demás autoridades civiles y de manera viva “a mis hermanos en el episcopado y a todas las personas que de diversas maneras han colaborado” dijo.
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