Mensaje de los obispos venezolanos difundido ayer al término de la CXIX Asamblea Plenaria.
“Hoy es el momento de despertar de nuestra postración y deshacernos de todo rastro de resignación, indiferencia o egoísmo. Generar conciencia de nuestra dignidad humana y nuestra responsabilidad compartida. Levantarse y caminar juntos para sembrar esperanza, actuar con decisión, cultivar valores y promover una forma de hacer política basada en el bien común y no en intereses particulares o fines ideológicos”, es el llamado de la Conferencia Episcopal Venezolana, en la exhortación pastoral presentada ayer, 12 de enero, al término de la asamblea plenaria.
Los obispos invitan a todos los creyentes y personas de buena voluntad a vivir un "protagonismo consciente de ciudadanía responsable", a no dejarse "robar la esperanza". “Es imprescindible pasar del lamento a la acción liberadora”, escriben los obispos. El mensaje fue leído en esta oportunidad por los obispos Tulio Ramírez, de Guarenas; Juan Carlos Bravo, de Petare y los obispos auxiliares de Caracas Lisandro Rivas y Carlos Márquez, inspirada en la cita bíblica “En nombre de Jesús Nazareno, levántate y camina… y de un salto, se puso de pie y caminó.” (Hechos, 3, 6b. 8a).
“Queremos hacerles llegar un mensaje cercano y fraterno, iluminado por la Palabra de Dios, que busca dar respuesta a esta realidad que estamos ‘padeciendo’ junto con ustedes, pues “nosotros también somos parte de este pueblo; fuimos elegidos como sus servidores”, se lee al comienzo de la exhortación.
El mensaje no sólo está dirigido a quienes profesan la fe “sino también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestra patria: a los que piensan como nosotros y a los que tienen otras visiones, porque Venezuela es nuestra casa común, los problemas, que son comunes a todos, nos afectan y desafían por igual”
Destacaron que el país sigue viviendo una “realidad que nos paraliza”, debido a la profunda crisis social, económica y política, “con una de las inflaciones más altas del mundo y una moneda nacional en continua devaluación, el día a día de los venezolanos resulta cada vez más complicado”.
Compartieron que “esta situación ha obligado ya a más de 7 millones de personas a salir del país, según cifras de la Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, generando la corriente migratoria más grande de América Latina y el Caribe en los últimos 50 años. Un Éxodo, sobre todo de jóvenes, que no se detiene, y empobrece el presente y el futuro del país”
El episcopado venezolano afirmo que durante mucho tiempo no solo ofrece un diagnóstico de la realidad país “sino también propuestas concretas de pasos a dar para encontrar soluciones a la misma. Como pastores, una vez más, queremos renovar la urgencia de la búsqueda de una unidad nacional mayor que logre la reinstitucionalización democrática del país, recuperando ese terreno de encuentro común que debe ser el texto y el espíritu de la Constitución Nacional”
Los obispos señalan que “surge hoy la necesidad de reconstruir el país, en el espíritu de la sinodalidad, de caminar juntos. Que todos los venezolanos escuchemos resonar hoy, unidos como pueblo, desde su realidad, las palabras de Pedro y Juan: “en nombre de Jesucristo levántate y camina”, y así, saliendo de su parálisis, pueda dar un salto, y se ponga de pie”.
“Venezuela, despierta y reacciona”
Para los obispos, es necesario caminar juntos, de pie, con dignidad y animan a “despertar de nuestra postración” despojados de “de todo vestigio de resignación, indiferencia o egoísmo”, de ahí que alienten a sus conciudadanos a “levantarnos y caminar juntos para sembrar esperanza, actuar con decisión, cultivar valores y promover una forma de hacer política basada en el bien común”.
Invitan a todos los creyentes y personas de buena voluntad a vivir un “protagonismo consciente de ciudadanía responsable”, a no dejarse robar la esperanza y para ello es fundamental, escriben, “que pasemos de la lamentación a la acción liberadora. Que nos pongamos, en cada diócesis, parroquia, y comunidad, en cada liceo y universidad, en cada empresa, oficina y comercio, de cara a la parálisis nacional, y cada uno se pregunte qué puedo hacer yo, cuánto más puedo aportar, cuánto y en qué ámbitos puedo pasar del yo al nosotros, elevando y multiplicando el bien que producimos”.
Para los obispos es necesario despertar “para ello, no nos quedemos inmóviles, esperando a que las cosas las arreglen otros o mejoren por sí mismas. Tenemos que levantarnos, confiados en la ayuda de Dios, y con valentía arriesgarnos unidos a construir un mejor país”.
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