Vaticano; aumentan las dudas sobre los poderes de Pell

Vaticano; aumentan las dudas sobre los poderes de Pell

El Pontificio Consejo para los Textos Legislativos sugirió que se mantengan separadas las labores de vigilancia y lsa de gestión directa de las finanzas. Una consideración que fue tomada en serio dentro del «C9». La última palabra sobre los nuevos estatutos de la Secretaría para la Economía la tiene Francisco

¿La transparencia financiera debe incluir la unificación de todos los poderes bajo el control del dicasterio que guía el cardenal George Pell? Es una pregunta que muchos se están planteando en el Vaticano, después de las observaciones del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos al borrador de estatuto para el nuevo dicasterio económico presidido por el purpurado australiano. Estas observaciones fueron presentadas durante varios de los encuentros de la semana pasada y de los que Vatican Insider dio noticia.

La «lección» inesperada en el Consistorio

La larga y bien articulada exposición que presentaron el purpurado australiano, Prefecto de la Secretaría para la Economía, y sus dos hombres de confianza (Jean-Baptiste de Franssu y Joseph Zahra) a los cardenales reunidos en Consistoro tuvo un gran impacto. Hablando siempre en inglés, las afirmaciones de los tres iban acompañadas con diapositivas de gráficos y textos. Los dos relatores laicos hicieron muchas referencias al trabajo que ha desempañado la COSEA (la Comisión referente para el estudio de problemas económicos y administrativos de la Santa Sede), misma a la que ambos pertenecían y que concluyó su función el año pasado; después explicaron cómo están poniendo en práctica, desde sus nuevos encargos, lo que ellos mismos habían decidido en su momento en la comisión referente. La presencia de Zahra y de de Fransu en el Consistorio no estaba prevista y fue Pell quien la incluyó al último momento.

Los comentarios de Fox Napier y las entrevistas de Pell

Tras la presentación durante el Consistorio, con la exposición de todo lo que se ha hecho para reformar el sistema de las finanzas vaticanas, Pell concedió tres entrevistas (al “Boston Globe”, al “Corriere della Sera” y a “La Croix”) en las que el llamado “súperministro” o “zar” de la economía vaticana, además de presumir los resultados alcanzados con el «descubrimiento» de millones de euros que no figuraban en los balances consolidados, se refirió a algunas «resistencias» internas. Un día antes de la exposición sobre las reformas económicas otro miembro clave del Consejo para la Economía también había hablado de «resistencias»: Fox Napier. El cardenal sudafricano, después de haber incluido entre los «resistentes» a la Congregación de Propaganda Fide, lanzó una significativo y poco casual comentario sobre el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, que en su trabajo de revisión de los estatutos de la Secretaría para la economía habría ido «más allá de su competencia». Estas consideraciones son las que Pell ha estado repitiendo en el Vaticano durante los últimos días.

Las declaraciones públicas y la realidad

Por lo que Vatican Insider ha podido constatar, después de haber interrogado a varias fuentes, la realidad es mucho más compleja de lo que dan a entender las delcaraciones del cardenal Prefecto para la Economía y de sus colaboradores. No hay que olvidar que Pell desde diciembre del año pasado había atacado directamente al Secretario de Estado con respecto a la gestión de los fondos fuera de los balances, mismos que todos los Pontífices siempre han conocido desde cuando fueron elegidos. A la luz de los hechos, los medios de comunicación, que tienden a presentar a Pell y a sus más cercanos colaboradores (Zahra y de Franssu) como los únicos que combaten por la transparencia frente a una Curia opaca y resistente, simplifican demasiado la situación. Es difícil creer que todas las objeciones contra la transferencia de nuevos poderes al “súperdicasterio” económico sean expresión de la voluntad de frenar los objetivos de la reforma y el proceso de transparencia. Hace algunos días, el vaticanista Carlo Marroni, notó, en un artículo publicado por el periódico italiano “Il Sole 24Ore” la «excesiva centarlización en el nuevo súperdicasterio (del Pell, ndr.), en el que se conjugarían todos los poderes sobre las finanzas… Incluso en el Vaticano se necesitan “check and balances”».

Criticas sobre los estatutos

Los nuevos estatutos de la Secretaría para la Economía fueron presentados por Pell durante la reunión del «C9», a principios de la semana pasada. Durante aquella sesión, se le pidió al cardenal australiano que tuviera en cuenta las observaciones del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, guiado por el cardenal Francesco Coccopalmerio, y hubo encendidas discusiones al respecto. Una de las principales objeciones se refiere a la voluntad de que confluyan dentro de un único dicasterio tanto la vigilancia sobre la gestión de gran parte de los bienes muebles e inmuebles (actualmente administrados por la Apsa), como la gestión de los mismos bienes. Pell se opuso con fuerza a esta crítica, a pesar de que retomara el principio de los “cuatro ojos” (dos que vigilan sobre la gestión y otro par, diferente, que administra los bienes) en el que el mismo presidente del IOR de Franssu había insistido durante la exposición frente al Consistorio. Además de las observaciones sel dicasterio de los Textos Legislativos, hubo otras que se referían a la necesidad de reforzar más la independencia de la figura del Revisor, con el nombramiento de tres revisores en lugar de uno solo. Pero esta propuesta también fue rechazada por Pell, que parece tener la intención de hacer llegar tanto la vigilancia como los poderes de gestión a su dicasterio.

Proyecto V.A.M.

El proyecto que han desarrollado Pell y sus colaboradores (Zahra y de Franssu) prevé la creación de un Vatican Asset Management unificado, que decida sobre las inversiones. La mayor parte de la Curia desconoce todavía el contenido detallado del proyecto. Lo que se sabe es que la nueva entidad, a pesar de estar prevista como un ente separado, permanecería bajo la égida de la Secretaría para la Economía. Nadie en el Vaticano pone en duda la necesidad de mejorar algunos aspectos del «asset management”, considerando los despilfarros que se verificaron en el pasado. Pero lo que sorprende es que Pell y Fox Napier se refieran a las objeciones técnico-jurídicas del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos como «resistencias» o como un in «más allá» de las propias competencias, poneindo en duida el trabajo de revisión desempeñado, sobre todo cuando esta labor había sido encomendada al dicasterio por el Papa. No se trata, pues, de retroceder con respecto a la vía de la transparencia, como los nuevos protagonistas dan a entender, sino de garantizar verdaderamente la aplicación del principio de los “cuatro ojos”. Pell tomó la decisión de rechazar el trabajo del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, y lo mismo hizo el Consejo para la Economía, que ha seguido la postura del cardenal australiano. La decisión final sobre los estatutos tnedrá que tomarla Papa Francisco, que los está examinando y está muy atento no solo a las cuestiones relacionadas con las nuevas dos estructuras económicas, sino también al gobierno del IOR.

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