En el último día del Triduo llamaron a cambiar la frivolidad por la austeridad

En el último día del Triduo llamaron a cambiar la frivolidad por la austeridad

Ayer en el atrio de la Catedral se celebró el tercer y último día del Triduo con la Solemnidad del Señor del Milagro. La misa estacional, presidida por el Arzobispo de Salta, Monseñor Antonio Cargnello, se ofició en un atrio especial instalado en la explanada de la Catedral.

Participaron el gobernador Juan Manuel Urtubey, el vicegobernador Andrés Zottos, el intendente Miguel Isa y demás autoridades. 

En la homilía, el presbítero Marcelo Pomar, rector de la Casa Redentorista de Salta,  llamó a los fieles a recuperar la palabra  y desenmascarar la superficialidad en la que vive el ser humano. 

"Hoy nos vemos sacudidos por la sabiduría de este mundo a la que el Papa Francisco llama mundanidad o frivolidad y que nos atropella en lugar de dignificar", dijo. 

Luego pidió que el hombre rescate el estilo de vida marcado por la austeridad y la sobriedad y ser consecuentes con las palabras al igual que Jesús.

"Necesitamos volver a la palabra y descubrir ese grano de trigo que se siembra cuando sos capaz de guardar el silencio oportuno y evitar esas cosas que no son edificantes", agregó. 

Asimismo, pidió recuperar la cultura del trabajo y renovar la amistad social para superar la violencia en las calles y en el seno familiar.

El presbítero concluyó su sermón señalando que la esperanza es la que pondrá en marcha a los salteños para renovar el Pacto de Fidelidad ante el Señor y la Virgen del Milagro”.

A la misa asistieron los obispos de Jujuy, monseñor Daniel Fernández; de Cafayate, monseñor José Demetrio Jimenez; de Orán Gustavo Zanchetta y otros prelados de otras provincias. 

 Al finalizar la misa, Monseñor Cargnello pidió que "esta tarde estemos todos unidos porque el Señor está con nosotros", y agradeció a las autoridades, a los fieles y especialmente a los peregrinos que llegaron desde distintos parajes y localidades para participar de la celebración dando prueba de un profundo amor y devoción.

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