Tierra Santa: La falta de peregrinos no apaga la esperanza

Tierra Santa: La falta de peregrinos no apaga la esperanza

El Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, relata el estado de ánimo de la Iglesia comprometida a sostener con la oración y la caridad a las miles de familias puestas en crisis por la pandemia: "Estamos en la tierra donde Jesús resucitó y somos nosotros los que debemos preservar la visión pascual de la vida, hecha de cruz, pero también de resurrección"

 

"Las peregrinaciones a Tierra Santa se han detenido casi por completo". El Arzobispo Pierbattista Pizzaballa, Administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, explica con dolor que la emergencia causada por la pandemia hace que siga siendo imposible la llegada de los peregrinos: "En primer lugar, porque las fronteras siguen cerradas. La mayoría de los países con los que todavía hay relaciones requieren la cuarentena y esto, naturalmente, desalienta a los peregrinos. A esto se suma el hecho de que en la última semana, en Israel y Palestina, se verificó una segunda ola de contagios muy fuerte que ha asustado mucho".

El virus no suprime la oración

Lo que también pone a prueba la fe en estos lugares santos es el hecho de que en muchos casos los sacerdotes todavía se ven obligados a transmitir las celebraciones litúrgicas on-line y a reunirse con los fieles sólo a través de las redes sociales. Sin embargo, esto, asegura el Arzobispo Pizzaballa, no hace faltar la intensidad de la oración. Y añade:

“Estamos en Oriente y en Oriente hay una Iglesia tradicional, en el sentido bello del término, donde la participación en la liturgia es muy sentida”

También explica que “uno de los problemas actuales de las familias es el de no poder participar, o participar de manera limitada, en las liturgias”. De ahí  que para superar las dificultades – dice – “nuestros párrocos se han dotado de medios para concretar formas alternativas de oración, para hacer visitas cuando sea posible, y para formar a los jefes de familia, a fin de que puedan llevar la comunión a sus familias cuando el sacerdote no pueda ir al lugar”. A la vez que afirma:

“Sin duda alguna, la oración es un apoyo humano y espiritual absolutamente necesario”

Nuevos sacerdotes para Tierra Santa: un signo de esperanza

Y la oración también se transforma en un signo tangible de esperanza. Porque – es el pensamiento de Pizzaballa – "ponerse ante el Señor para la oración de intercesión, en este momento, es el pan necesario del que tenemos suma necesidad, además del pan de cada día”.

“Estamos en la tierra donde Jesús resucitó y somos nosotros los que debemos preservar la visión pascual de la vida, hecha de cruz pero también de resurrección”

Un signo de optimismo

Hasta ahora en Tierra Santa fueron ordenados once sacerdotes y dieciocho diáconos, lo que también representa un signo de optimismo para el futuro. El Arzobispo comenta:

“A pesar de todas las fatigas y a pesar de todas las divisiones, incluso políticas, el Señor nos bendice con las vocaciones y por todo esto le damos las gracias”

La Iglesia se acerca a quienes sufren

La fuerza del virus ha golpeado al corazón de miles de familias en Tierra Santa, que desde hace varios meses se han encontrado sin trabajo, especialmente en las zonas más pobres como Palestina y Jordania. La Iglesia no se echa atrás y – relata Pizzaballa – ha puesto en marcha un mecanismo que permite satisfacer concretamente las necesidades de la gente:

Lo hacemos gracias al apoyo de muchas instituciones. Pienso de manera especial en los Caballeros del Santo Sepulcro. Con ellos hemos abierto puntos de emergencia, sobre todo en la zona de Belén, en el norte de Palestina y en Jerusalén Oriental, así como en Jordania, naturalmente.

“Los puntos de emergencia sirven para proporcionar ayuda a las familias que se han encontrado sin nada y que han sido empujadas al umbral de la pobreza. Hemos activado el apoyo alimentario, escolar y sanitario. Es lo máximo que podemos hacer en este momento histórico”

Futuro próximo

El Arzobispo Pizzaballa resume la visión del futuro próximo en un pensamiento concreto: "Tenemos en cuenta que durante aproximadamente un año viviremos como estamos viviendo ahora. Además, somos conscientes de que para las peregrinaciones ya no existirán los números que teníamos antes: los viajes serán más complicados, incluso la post-pandemia nos exigirán que pongamos en acto ciertas atenciones que en el pasado no se tomaban. La peregrinación, en suma, deberá adaptarse a las nuevas situaciones con  formas, modalidades e itinerarios diferentes”.

“Pero al mismo tiempo, en Tierra Santa la peregrinación siempre tendrá la característica fundamental del encuentro con Jesús en sus lugares. Esto jamás cambiará”

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