Or Sinai pone en funcionamiento la edificación de su nueva sede en Barrio Norte

Or Sinai pone en funcionamiento la edificación de su nueva sede en Barrio Norte

Para aquellos que transitan usualmente el Alto Palermo Shopping, a muy pocos metros van a encontrar el Centro de Torá y Kabalá Or Sinai.

Cada vez más familias y jóvenes comparten sus mesas de estudio y, cada viernes, la ceremonia de Shabat.

Próximamente se colocará la piedra fundamental de lo que será el futuro edificio de la Kehilá.

“El estudio de la Torá nos da mucha lucidez, mucha luz”, explicó su director, el rabino Pinchas Sudry (foto).

P- ¿Qué está pasando con los hombres y mujeres judíos de la Argentina respecto de este acercamiento tan importante a lo que es la Torá, el estudio y el conocimiento?

PS- Cada vez hay más familias (porque es algo que, de hecho, involucra a todos los miembros de las familias) con ganas de aprender y alimentar su alma. B”H nos tocó vivir una época en la cual hay mucha libertad y consumo material, por lo que al cuerpo hoy uno le da, y de sobra. Y creo que, cuanto más le das al cuerpo, el alma más reclama su parte. El hombre necesita un equilibrio entre el cuerpo y el alma. Y así como el cuerpo tiene necesidades (tiene que alimentarse, vestirse, etc.), también el alma tiene que alimentarse a través del estudio y tiene que vestirse a través de los buenos actos.

P- A veces lo escucho y advierto que usted es muy riguroso en marcar esto del consumo. ¿Cómo procesa eso el que escucha? Hay que poder marcar estas cosas. Para mí no es moneda corriente escuchar que se haga hincapié en eso.

PS- En realidad, yo no hago hincapié sobre el consumo. Contrariamente a lo que ocurre en otras religiones, la Torá no ve en la riqueza una contradicción con lo espiritual. Lo que la Torá no quiere es que hagamos de la riqueza material un objetivo. Mientras que uno lo siga usando como medio, está muy bien visto. Y si uno tiene brajá y más tiene, mejor es. ¿Por qué no? Si, después de todo, para poder hacer actos de bien en el mundo (para ayudar a los necesitados, para crecer como comunidad, etc.) necesitamos del dinero y los medios materiales. En ningún momento la Torá tiene una mirada negativa a la amplitud económica y la riqueza. Lo importante es saber darle a cada cosa su lugar. Si uno lo ve como un medio para otra cosa más elevada, bienvenido sea. Ahora bien; cuando se transforma en el objetivo, es ahí donde estamos en problemas.

P- ¿Se educa eso?

PS- Claro que sí. Yo creo que a través del mismo estudio y el cumplimiento de las mitzvot cuando uno va alimentando a su propia neshamá, cuando una persona estudia Torá y ayuda al prójimo, también se está ayudando a sí misma; uno mejora su ánimo y su bienestar. Por eso creo que hoy la gente está tomando conciencia, cada vez más, de que además de tener su buena situación económica (su techo, su auto, etc.), también el alma tiene sus necesidades. Por eso la gente viene y se acerca, aunque a veces con prejuicios (porque tienen miedo de que ‘les laven la cabeza’, de que los hagan religiosos, etc.). Pero cuando empieza a estudiar se da cuenta de que eran simples prejuicios. Nadie te va a obligar a cambiar un modo de vida. Son decisiones que uno toma desde su propia conciencia.

P- Usted habla de las familias, pero también hay muchos jóvenes. ¿Qué piensa sobre eso?

PS- Eso es muy bueno. Pero yo veo que la sociedad en la cual a ellos les toca vivir, en este mundo de tanta apertura, y de tanta conexión con todos y con nadie, porque están muy atados a la tecnología, los pibes tienen 500 amigos y a veces de todos ellos no terminan teniendo ni 5 amigos. La verdad es que es muy superficial. Yo nunca me voy a olvidar de un chico que vino para su bar mitzvá a mi casa un viernes a la noche, con la madre, y ella me llamó a la semana para decirme que para el pibe fue la mejor cena de su vida. Yo le pregunté por qué tanto, y lo que me contestó fue que ella le advirtió que no se podía usar el teléfono un Shabat con el rabino y hacía muchísimo que el pibe no tenía la experiencia de tener tres horas en una mesa, sin teléfono, desconectado, para poder conectarse con sí mismo. Hoy los chicos no tienen más el tiempo de conectarse con sí mismo. El ánimo de los pibes depende de cuántos dedos recibieron en el Facebook. La realidad es que ellos mismos se dan cuenta de que hay otras cosas más profundas que llegan más al alma y la Torá tiene su magia, su identidad. Y los chicos, aparte, cuando empiezan a estudiar Torá, empiezan a tomar conciencia del valor que son para H’, les sube el autoestima. El día del cumpleaños de uno es el día que H’ le dice a esta persona ‘el mundo mío sin vos hubiese sido otro mundo’. Cuando uno estudia Torá, y uno estudia la importancia que tiene cada uno de nosotros, nos hace bien, porque uno hoy vive en un mundo en el cual muchas veces, y especialmente los jóvenes, no tienen el autoestima y sienten que son uno más. ¿De qué sirve si yo estoy o no estoy? Es todo lo mismo, piensan. El estudio de la Torá y el cumplimiento de las miztvot hace sentir a uno que realmente es importante. Sos lo más importante. Cada uno de nosotros es lo más importante.

P- Esta casa de estudios se convierte en una comunidad y va a tener su nueva casa. ¿Cuándo percibió que lo que hacía se convertía en algo tan importante?

PS- Acá todos los pasos los fue dando la misma gente. Nosotros empezamos hace 8 años en una mesa con cuatro alumnos y nos juntábamos una vez a la semana. Esto fue el inicio. Después empezaron a venir dos veces a la semana, y de cuatro pasaron a ser ocho. Hoy, gracias a D’s, tenemos más de 150 ó 170 personas que viene a estudiar por semana, fijos. Ni hablar después de las presencias en Shabat. Pero todos los pasos los fue dando la misma gente. Entonces la gente dice ‘¿por qué venimos a estudiar y no podemos tener nuestra propia Kabalat Shabat?’ Cuando sentí que había un compromiso de parte de 10 ó 15 familias que iban a participar del Kabalat Shabat, dije ‘vamos para adelante’. Hoy hay Kabalat Shabat con más de 100 personas. Entonces la gente dice ‘¿por qué no hacer Shabat a la mañana?’ y ahí hacemos los servicios de Shabat de día. Y se convirtió en una fiesta. Al Shabat a la mañana vienen un montón de familias, nos quedamos a almorzar, a festejar. La gente pidió después el servicio de Rosh Hashaná. Lo hicimos con Iom Kipur también. El primer año éramos 100 personas y el último año 300. Espero el compromiso de la gente y pongo lo mejor de mí para que eso se pueda concretar. Cuando viene desde la misma gente es otro compromiso.

P- ¿Qué va a pasar en la nueva casa que va a tener esta comunidad?

PS- La verdad es que ahora, más que casa, es un edificio. Son 1.600 metros cuadrados que estamos por empezar a construir dentro de dos o tres meses. Ya se compró el terreno, con mucho esfuerzo de parte de la comunidad. Ahora la idea es entre todos, cada uno haciendo su pequeño esfuerzo, lograr esta gran comunidad. Más que el edificio, el objetivo es agrandar la cantidad de familias, que necesitan y que quieren, y que hoy ya no tenemos el espacio para recibir. Hoy nos cuesta decir que no a una familia que quiere hacer el bar mitzvá con nosotros, pero no tenemos el espacio. Ya la comunidad ocupa todo el espacio físico. Cuando querés hacer un bar mitzvá con 50 o 70 invitados, no hay dónde ponerlos. Así que ojalá muy pronto podamos empezar y terminar, y poder realmente abrir las puertas para toda la comunidad.

P- ¿Por qué se llama Or Sinai?

PS- Se pensó, al principio, más en un centro de estudio de Torá y de Cábala, y la verdad que la primer vez Moisés recibió la Torá del Monte Sinai. Y siempre se hace reflejar el lugar en el cual Moisés y el pueblo de Israel recibió la Torá. El Sinai era una montaña, pero pequeña. Había otras montañas más altas, pero H’ decía que era demasiado alto, había un valle, pero H’ decía que era demasiado bajo. Yo quiero entregar la Torá justo sobre el equilibrio. Este es el objetivo de la Torá: Ayudarnos a mantener el equilibrio justo en nuestra vida personal, familiar, matrimonial, laboral. El Sinai tiene mucho mensaje para el que quiere empezar a estudiar Torá y el por qué del estudio de la Torá. Or tiene que ver con la luz, la Torá está comparada a la luz. Dice el rey Salomón: “Ner mitzvá veTorá or” porque la Torá nos ilumina. Cuando uno vive una vida iluminado, uno puedo tomar las decisiones adecuadas. Cuando uno vive una vida con oscuridad, uno no valora todo lo que tiene y no toma buenas decisiones. Así como en una habitación en una casa que no hay luz, te sentís medio deprimido, de lo contrario, cuando hay un lugar con ventanales grandes y mucha luz, te cambia el ánimo, también nosotros necesitamos tener lucidez. La lucidez es producto del estudio. El estudio de la Torá nos da mucha lucidez, mucha luz. Creo que Or y Sinai son lindas palabras relacionadas con el estudio de la Torá. Se percibe dentro de la Kehilá mucha alegría. No sólo que la gente viene y estudia y participa. Se ve mucha alegría. Nosotros no necesitamos usar micrófonos en los servicios, porque todos hacen el rezo. No necesitamos usar el órgano, porque todos cantan.

P- ¿Cuál es el mensaje para aquellos que nunca estudiaron y lo pueden hacer? ¿Cómo se lo invita a ser parte de esta experiencia?

PS- Creo que BH hay muchas comunidades, nosotros somos una de ellas. Lo importante no es que se sumen a esta comunidad. Suponiendo que se suman a una comunidad, creo que uno tiene que buscar la comunidad. En el Pueblo de Israel había 12 tribus. Cada tribu tenía su estilo, obviamente dentro del mundo de Torá. Pero había caminos y formas distintas. Cada uno tiene que buscar el lugar más cercano a uno. No me refiero en distancia, sino a ir buscando su maestro que le llegue. Y realmente conectarse con el estudio de la Torá, porque es lo que nos dio la posibilidad de estar 3.500 años después de todos los exilios y las dificultades del pueblo judío. Hay que pensar en la Kehilá, en estar juntos. Un judío tiene que tener una pertenencia con la Kehilá, tiene que elegir su Kehilá y decir ‘estoy, aquí voy a traer a mis hijos y a la próxima generación’. Tiene que ser como la segunda casa. Así como el templo de Jerusalem que ocupaba tanto espacio en la vida del judío, hoy el templo se reemplazó por las pequeñas o grandes comunidades y tenemos que elegir. Hay que venir a conocer la riqueza de nuestro pueblo. La Torá no es un libro de historia, sino un libro de enseñanzas concretas. Uno tiene que saber estudiarlas, con quién estudiar para poder respetar de la mejor manera y lo importante es llevarlo a práctica en el día a día. Alimentar el alma y encontrar la alegría.

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