"No será un Viernes Santo eterno”, asegura el Custodio de Tierra Santa

El ataque terrorista de Hamás a Israel el 7 de octubre y la guerra en Gaza pesan sobre las celebraciones de la Pascua de 2024, como lo demuestra la ausencia casi total de peregrinos que tradicionalmente en estas fechas suelen abarrotar los lugares santos.

"La Iglesia de Tierra Santa vive un Viernes Santo prolongado, casi aplastado por el peso de la Cruz. Pero no será un Viernes Santo eterno. Tarde o temprano terminará y el sol pascual saldrá también para la Iglesia de Tierra Santa. Jerusalén". Son las palabras del Custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, recogidas por la Agencia Sir.

Esta Pascua es también una oportunidad para "dar sentido al sufrimiento de esos millones de cristianos en el mundo a quienes nadie les da voz", añade. La Pascua, junto con la Semana Santa, "no es el signo del triunfalismo cristiano, sino la propuesta de seguir a un rey amable que entra en Jerusalén a lomos de un asno. Un rey que ve inmediatamente su triunfo sustituido por el rechazo y la condena, sufriendo y llegando a decir 'Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'”.

Una Pascua marcada por la guerra de Gaza

El ataque terrorista de Hamás a Israel el 7 de octubre y la guerra en Gaza pesan sobre las celebraciones de la Pascua de 2024, como lo demuestra la ausencia casi total de peregrinos que tradicionalmente en estas fechas suelen abarrotar los lugares santos y llenar las calles en torno a la Basílica del Santo Sepulcro.

Sin embargo, el Custodio invita a todos los fieles "a no caer en la tentación de contarnos, porque no son los números los que dan sentido a las celebraciones". "Todos los que puedan participar en los ritos pascuales representarán a la Iglesia y rezarán también por los que no estarán presentes".

En todo caso, el franciscano invita a reconocer, en este momento, signos de Pascua: “Uno es la unidad cada vez mayor entre las Iglesias cristianas en Tierra Santa. En ningún otro lugar del mundo el ecumenismo se vive y se pone en práctica tanto como aquí, porque maduró en un sufrimiento compartido por todos los cristianos, en medio de un contexto que siempre ha sido históricamente muy difícil". “No hay una Iglesia triunfante, sino una Iglesia resiliente, dice, "y esto es parte del misterio de la experiencia cristiana".

“A todos nos gustaría pasar por alto el Viernes Santo de alguna manera, pero no podemos pasar por alto el Viernes Santo, como no podemos pasar por alto el Sábado Santo. Ambos deben ser vividos y atravesados para luego vivir la Pascua, que no es evitar la muerte ni retroceder ante la muerte. La Pascua es vivir la experiencia de la muerte junto con Jesús, algo que no podemos imaginar ni describir", señala a Sir.

Una agonía de siete meses

Esta Pascua, pues, se convierte en una oportunidad para "dar sentido al sufrimiento de esos millones de cristianos en el mundo a los que nadie da voz y que viven en regímenes de persecución religiosa, autocracias, falsas democracias". Entre ellos se encuentran también los cristianos de Gaza, que “están en agonía desde hace casi siete meses, viven en la inseguridad, no tienen nada que comer, su única certeza es Jesucristo”.

“Éste es el mensaje que nos envían cada día desde debajo de las bombas, un testimonio fuerte dado no en un estado de tranquilidad, sino de desesperación, como el que viven también los cristianos de Cisjordania y Belén. Las razones profundas para seguir siendo cristianos, para cultivar nuestra fe, para no caer en la espiral del odio, para no dejarnos arrastrar a la lógica de la venganza, están en Jesucristo", añade.

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