Reflexión dominical de Monseñor Juan Martínez Obispo de Posadas para el cuarto domingo de cuaresma

Reflexión dominical de Monseñor Juan Martínez Obispo de Posadas para el cuarto domingo de cuaresma

Sabemos que la evangelización y la misión es la razón de ser de la Iglesia. Muchas veces nos planteamos cuales son los desafíos de nuestros tiempos y las respuestas adecuadas que tenemos que dar.

En ese contexto debemos señalar que la caridad, y el amor misericordioso será aquello que hará consistente todas nuestras acciones espirituales y pastorales. Si bien tendremos que realizar gestos de misericordia concretos, somos consientes que todo nuestro estilo de vida desde que nos levantamos hasta que nos acostamos deben estar impregnados por el amor y la misericordia.

 

Es obvio, sería contradictorio realizar algunos gestos aislados de misericordia que convivan con actitudes mundanizadas, o mimetizadas en ambientes donde prime la violencia, la injusticia y deshonestidad en acciones, gestos y palabras en la convivencia, y en la cotidianidad.

Es cierto que el secularismo, o bien el materialismo aparece muy fuerte en nuestra cultura actual. Incluso en gente que se manifiestan cristianos, y que no vemos que se plasme ese compromiso en sus familias, trabajos y relaciones comunitarias. Si bien todos los bautizados, desde las diversas vocaciones tenemos la responsabilidad de transformar el mundo desde el Evangelio, los laicos se santifican especialmente en este llamado de transformar las realidades temporales.

Para todos, pero especialmente el laicado tiene una gran responsabilidad en internalizar algunos valores claves para construir bien nuestra propia realidad. Todos sabemos que Misiones es una sociedad con una historia intensa, y que de a poco vamos asumiéndola como memoria e identidad. Pero también somos una sociedad nueva que en el siglo que pasó, y en las últimas décadas cuenta con uno de los mayores crecimientos demográficos del País. Basta recordar que entre 1980 y el 2000, Misiones pasó de 500.000 a 1.000.000 de habitantes. Por ser una sociedad nueva se genera mucha esperanza, donde hay luces y también sombras. En este sentido será fundamental un laicado cristiano, y gente de recta conciencia que desde actitudes de caridad y misericordia, desde una dimensión de justicia y solidaridad, impregnando una ética social en sus trabajos, en las organizaciones sociales, políticas, y culturales pongan las bases para que esta sociedad nueva nazca bien, y podamos construir en Misiones una cultura con valores.

 

Al señalar esto lo hago con conciencia que no solo en las estructuras de organización civil, donde hay muchísimos laicos cristianos, hay problemas de corrupción, de desinterés por la ética, y el bien común, sino que este flagelo se da en nuestras mismas organizaciones eclesiales, donde nos hemos encontrado con numerosas situaciones de graves irregularidades administrativas, en convivencia con gente que se llama cristiana, y no considera en sus exámenes de conciencia los pecados contra la moral social.

Especialmente el laicado tiene la responsabilidad en su discipulado, y camino de santidad, de tener un estilo de vida, que testimonie, anuncie y denuncie todo lo que en la cotidianidad de su vida se contraponga al camino del Evangelio.

Les envío un saludo cercano, y hasta el próximo domingo!                                      Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posada

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