Quién es la joven filipina que arrastra a cientos de jóvenes a la fe

Quién es la joven filipina que arrastra a cientos de jóvenes a la fe

La tumba de Niña Ruiz-Abad, que falleció en 1993 a los 13 años de edad, se ha convertido en un lugar de peregrinación en el país asiático. Desde el sábado, puede ser venerada como Sierva de Dios tras el nihil obstat de la Santa Sede para su beatificación.

Si alguien en Filipinas pregunta: '¿Has oído hablar de Niña Ruiz-Abad?', la respuesta será: 'Sí, es la adolescente que siempre llevaba un rosario. La niña a la que le encantaba rezar. La que amaba tanto a Dios'. Así es como monseñor Renato Mayugba, obispo de la diócesis de Laoag, se refiere a Niña Ruiz-Abad, la joven filipina que falleció en 1993 a los 13 años de edad en Ciudad Quezón, el municipio más poblado del país asiático. Desde el pasado sábado, además, puede ser venerada como "Sierva de Dios", porque la Santa Sede ha otorgado el nihil obstat (nada se opone), que implica la apertura de su proceso de beatificación.

Cuando apenas tenía 10 años, Niña (así era su nombre de pila) fue diagnosticada con una miocardiopatía hipertrófica, una dolencia del corazón que provocó su muerte tres años después. Pero eso no le impidió vivir con alegría y profunda fe, según constatan sus profesores y compañeros de secundaria en la Universidad Estatal Mariano Marcos de Laoag.

"Todavía recuerdo que Niña solía decir: 'Primero, Dios'. Siempre rezaba antes de cualquier examen. Antes de hacer cualquier cosa, siempre empezaba con una oración", recuerda su profesora Eliza Sansão. "Niña repartía novenas y estampas religiosas a sus profesores y compañeros de clase, además de rosarios y pegatinas con versículos del Evangelio2, añade.

"Todos sabíamos que estaba enferma, pero ella nunca lo mostraba. Vivió una vida de oración y paz", rememora Belén Sulit, otra de sus profesoras, quien además señala que obtenía "unas calificaciones excelentes en sus exámenes". "Todos la querían, especialmente sus compañeros. Era muy inteligente, pero también muy modesta", observa.

Algunos de los alumnos que compartieron pupitre con ella recuerdan cómo Niña les animaba a rezar en la capilla y a ir a misa. «Incluso antes de jugar, decía: 'Primero, Dios'», recuerda Bianca Manlapaz, una de sus compañeras de clase. "Si no estaba en clase o jugando, estaba en la capilla. Llevaba un rosario en el cuello. No le daba ninguna vergüenza que la gente lo viese. Era un testimonio de su relación con Nuestra Señora", asegura.

"Bastante inusual"

"La vida de Niña fue de oración, adoración y relación íntima con Dios, Jesús, el Espíritu Santo y la Santísima Virgen María", subraya monseñor Mayugba. "Es bastante inusual que una joven de su edad hiciera tantos actos para evangelizar a otros", explica.

Los padres de Niña eran ambos abogados, aunque se quedó huérfana de padre a los tres años de edad. Su madre fue quien le infundió el profundo espíritu de piedad que desarrolló tan pronto. Cuando el padre Danny Pajarillaga la conoció en 1993, poco antes de fallecer, se dio cuenta inmediatamente de que era una muchacha única, "espiritualmente especial", según recoge la agencia Fides. El 16 de agosto de ese mismo año, cuando asistía al colegio, sufrió un ataque al corazón que terminó con su jovencísima vida.

Fue enterrada en un cementerio público de la ciudad de Sarrat y su tumba se ha convertido en un lugar de peregrinación. "Hoy, niños y jóvenes se inspiran en la vida de Niña Ruiz-Abad para vivir una vida arraigada en la oración. Su historia sigue llegando al corazón de muchas personas porque es un ejemplo de cómo con Dios se pueden superar los obstáculos", ha escrito la Conferencia Episcopal de Filipinas en una circular remitida a los medios.

Si finalmente su causa de canonización prospera, Niña se convertiría en la primera santa laica filipina contemporánea. "Cuando pensamos en la santidad, solemos creer que es solo para sacerdotes, obispos y religiosos. Pero no: Niña nos enseñó que es una llamada para todo el mundo, en especial para los jóvenes", ha subrayado el prelado.

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