Ambos fueron arrestados el 19 de mayo luego de que el pastor Borjas hablara de “la justicia de Dios” en el tribunal militar donde se acusaba a su hijo Kevin Laureido Rojas, de 19 años, de intentar evadir el servicio militar obligatorio. Actualmente, los pastores deben presentarse semanalmente en la estación de policía y tienen restricciones de movimiento dentro del país. A la pastora Rojas incluso se le prohibió asistir a una conferencia cristiana en Cienfuegos la semana pasada.

Borjas estuvo detenido cinco días y fue liberado bajo fianza el 24 de mayo. Su esposa, quien padece una condición médica crónica y fue hospitalizada inconsciente la noche de su detención, enfrenta el proceso judicial desde su hogar.

El juicio estaba previsto para el 9 de junio, pero no se llevó a cabo. Las acusaciones, sin embargo, continúan vigentes y la fiscalía ha solicitado una pena de hasta ocho años de prisión.

Mientras tanto, su hijo Kevin permanece en la prisión de máxima seguridad de Guayabo, en Pinar del Río, a cientos de kilómetros de la Isla de la Juventud, donde vive la familia. El joven fue llevado por la fuerza al servicio militar pese a tener condiciones físicas y psicológicas que podrían eximirlo, y escapó antes de ser detenido.

Anna Lee Stangl, directora de incidencia de Christian Solidarity Worldwide (CSW), declaró: “La decisión del gobierno cubano de posponer indefinidamente el juicio deja una amenaza de ocho años de cárcel sobre esta pareja pastoral. Las restricciones buscan silenciarlos y enviar un mensaje a otros líderes religiosos. Exigimos que se realice el juicio con prontitud, que se absuelva a los pastores y que se libere de inmediato a su hijo, según lo recomendado por los médicos”.