Un platense, el padre Juan Pablo Catoggio, es el nuevo superior general del Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt, lo que lo convierte, de manera automática, en el presidente del movimiento apostólico nacido en Alemania un siglo atrás.
El sacerdote fue seleccionado entre 41 aspirantes al cargo y es el primer argentino que dirigirá la comunidad católica extendida por distintos países de Europa, Latinoamérica y Africa.
El padre Catoggio nació en nuestra ciudad el 1º de marzo de 1954. Completó sus estudios secundarios en el Colegio San Luis y a poco de cursar un par de semestres en el Seminario Mayor de La Plata viajó a Alemania, ingresó a la Universidad de Münster y se licenció en Teología. Fue ordenado sacerdote el 24 de septiembre de 1983, por el obispo Jorge Novak, en “Nuevo Schoenstatt”, Florencio Varela.
Trabajó durante una temporada con los jóvenes del santuario platense de la calle 15 entre 53 y 54 -; fue nombrado rector del Seminario Internacional de los Padres de Münster; y más tarde, en 2000, regresó a la Argentina. Se desempeñó desde entonces y hasta finales de 2011 como superior regional de la “Región del Padre” del Instituto, en Florencio Varela, sede que abarca todas las filiales de la comunidad en este país, Paraguay, Italia y Nigeria.
Luego dirigió por un tiempo la casa de la comunidad de Córdoba; y en 2014 tomó la conducción de la orden en Nigeria.
En una sesión de varios días en Schoenstatt lo eligieron cabeza del Instituto.
Catoggio habla a la perfección varios idiomas; ha estado en la India y en distintos países de Africa. Hombre de una amplia y fina cultura, tiene vastos conocimientos en pedagogía y teología. “Tiene muchas condiciones para el contacto con la gente, para relacionarse; es una persona muy abierta a las problemáticas del mundo y sabe responder perfectamente a los desafíos de los nuevos tiempos”, lo definió el vice presidente superior de los Padres de Shoenstatt en la Argentina, Guillermo Carmona, que trabajó a su lado durante largos años.
El padre Carmona resaltó, asimismo, la dilatada trayectoria religiosa y la “enorme” capacidad de conducción del sacerdote platense
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