Peregrina Ignacio de Loyola para alcanzar la Vida plena de Jesús

Peregrina Ignacio de Loyola para alcanzar la Vida plena de Jesús

Fue “necesaria” una bala de cañón para que despertara de su alucinación; de la ilusión vana que lo anestesiaba de ver “las penas que padecen los dañados” (EE.EE 65); de los sueños bellos pero engañosos que Ignacio alimentaba, pero que lo dejaban triste y vacío.

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

La herida en Pamplona lo puso al borde de la muerte y, a su vez, en el punto de conversión a la alegría de vivir la vida verdadera y plena de Dios Amor, que ofrece Jesús viviente.

Es una trabajosa peregrinación, siempre en lucha espiritual para vencerse a sí mismo y ordenar la vida según el plan de Dios con su Pueblo, en la Iglesia. Una peregrinación ardua como padre y hermano de muchos, en la Compañía de Jesús, la orden religiosa que fundó con sus primeros compañeros. Una  peregrinación llena del consuelo, la luz y la fuerza del amor de Dios en todas las cosas.

“Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad”, es la oración con la que san Ignacio resume de alguna manera los Ejercicios Espirituales y que resulta la oración preparatoria de cada momento de oración, ante los ojos del Señor que me mira constante y amorosamente.

Quiero y deseo y es mi determinación deliberada que todo mi ser esté ordenado a tu servicio y alabanza –aunque deba seguirte en la pena, pasión y cruz que vos pasaste-, porque tu amor me liberó de las redes y cadenas del mal para vivir la Vida tuya verdadera y plena de Amor –diría san Ignacio-. Quiero que toda mi vida esté ordenada a tu servicio y alabanza, porque lloro y exulto de gratitud conociendo, reconociendo, sintiendo y gustando tanto bien recibido. Tanto que te nos das a ti mismo.

Deseo, elijo y decido libre y deliberadamente, peregrinar movido solo por este amor tuyo, para amarte y servirte en todo. Por eso: “Tomad Señor y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo disteis a Vos Señor lo devuelvo; todo es vuestro; disponed a toda vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta”.

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