Pell y las finanzas vaticanas: "Nunca imaginé tanto crimen involucrado"

Pell y las finanzas vaticanas:

El cardenal advirtió que "la fiesta no se acabó" luego de los recientes escándalos vinculados a Becciu. Consideró que es peor ser perseguido desde dentro de la Iglesia que por la mafia. Y celebró que sigan las reformas que inició por pedido de Francisco.

“Si la mafia te persigue o alguien más te persigue, eso es una cosa. Es un poco peor si viene de dentro de la Iglesia”. El cardenal George Pell ha concedido una entrevista a AP con motivo de la presentación de sus memorias en prisión, la primera que concede desde que regresó a Roma, tras su absolución por un escándalo de abusos.

Durante la entrevista, el ex prefecto de la Secretaría para la Economía, se siente “despejado” de cualquier escándalo, aunque está convencido de que “la fiesta no se acabó”.

Pell no quiere entrar directamente en el caso Becciu, aunque sí contesta a la pregunta de si el cardenal defenestrado por Francisco estuvo detrás de algunas de las acusaciones contra él. “No estoy seguro, pero creo que lo averiguaremos”, recalcó. Sobre la compraventa fraudulenta de apartamentos de lujo en Londres, el purpurado espera que “sea simplemente una incompetencia desconcertante”.

“Sería mejor para la Iglesia que estas cosas no hubieran sucedido”.  Eso sí: "Espero que el trabajo de limpieza continúe tanto en el Vaticano como en el estado de Victoria (Australia)”, anhela. Pell recuerda el aspecto “un tanto caótico” de las finanzas de la Santa Sede cuando tomó las riendas de la economía vaticana. “Pero nunca, nunca, imaginé que sería este espectáculo. No pensé que hubiera tanto crimen involucrado”.

Sobre su encuentro con el Papa Francisco, Pell confiesa que Bergoglio “reconoció lo que había tratado de hacer. La triste prueba son las revelaciones que han tenido lugar después”.

En junio de 2017, cuando el cardenal George Pell volvió a Australia para responder a las acusaciones de abusos, se interrumpieron las reformas económicas que él mismo había emprendido a petición de Francisco.

Ahora, de vuelta en Roma tras ser absuelto, ve con satisfacción que la reforma sigue en marcha.

El exprefecto de la secretaría de Economía se alegró de los pasos que se dieron los últimos años en lo que respecta a las finanzas vaticanas: “Hemos avanzado mucho. No hay duda. Hemos modernizado los procesos. Aún no es perfecto, aún no tenemos un control externo, un gran auditor externo. No recuerdo si se ha nombrado un auditor permanente en el Vaticano. Pero se han sacado a la luz muchos abusos, también gracias a las reformas que introdujimos. Ahora tenemos la posibilidad de saber dónde estamos realmente”.

El cardenal asegura que sus años en Roma al frente de la secretaría de Economía fueron difíciles, incluso para su propia salud: “Muchos me decían, incluso en pleno juicio, que me veían mejor de salud. Y creo que se explica por el hecho de estar fuera de Roma. Es agotador. Luchar para hacer las cosas bien en una burocracia es muy frustrante, muy agotador”.

Ahora confiesa que vivió con preocupación algunas fases de su trabajo, en el que no faltaron incidentes sospechosos contra sus colaboradores: “Danny Casey era el responsable ejecutivo de la reforma; hizo un gran trabajo. Una vez preguntó qué había pasado con 50 millones. Un día o dos después, quemaron un coche en la puerta de su casa. Quizá fuera solo una coincidencia. Los coches se incendian a menudo. Pero me pareció interesante”.

Al cardenal le sigue preocupando la situación actual de las finanzas de la Santa Sede, aun más delicada a causa de la pandemia: “En mi etapa teníamos un déficit estructural de 20 o 25 millones cada año. En los dos años previos al Covid, el padre Guerrero, mi sucesor, asegura que las pérdidas eran de 50 millones por año. No sé cómo será la situación con el Covid, quizá el doble, seguro que más de 50. Y todo con un presupuesto de más de 300 millones por año”.

George Pell fue el primer secretario vaticano para la Economía. Su sucesor es Juan Antonio Guerrero Alves. El cargo es clave en la reforma de Francisco.

Una misión titánica que ha incluido la reforma del IOR -el banco vaticano-, la expulsión de muchos de sus clientes, y la retirada del control de fondos reservados a la Secretaría de Estado.

Un difícil proceso de limpieza que está sacando a la luz muchos escándalos, pero que dará mayor serenidad a los Papas en el futuro.

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