El Papa responde al presidente de Bolivia tras el escándalo del diario de un cura pederasta: “Le manifiesto mi dolor, vergüenza y consternación”

El Papa responde al presidente de Bolivia tras el escándalo del diario de un cura pederasta: “Le manifiesto mi dolor, vergüenza y consternación”

Francisco contesta a una carta de Luis Arce y se compromete a trabajar junto al Gobierno boliviano para “reparar las injusticias” de lo que considera “uno de los desafíos más grandes para la Iglesia de nuestro tiempo”

Por Julio Núñez

EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: [email protected]. Si es un caso en América Latina, la dirección es: [email protected].

Dolor, vergüenza y consternación. Eso siente el papa Francisco por el escándalo de la pederastia que desde hace mes y medio sacude a la Iglesia boliviana. En una carta en la que responde a la que le remitió el presidente de Bolivia, Luis Arce, el Pontífice afirma sentirse conmovido por los nuevos casos de abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes que han salido recientemente a la luz pública. La mayoría fueron perpetrados por miembros de la Compañía de Jesús, orden religiosa a la que pertenece Francisco, y encubiertos por los jerarcas eclesiásticos del país sudamericano. “Le manifiesto mi dolor, mis sentimientos de vergüenza y consternación. Pensando en las acciones nefastas de esos sacerdotes, y también en la negligencia de quienes tendrían que haber vigilado. Me siento conmovido e impresionado, porque los ministros de la Iglesia deben ser custodios y garantes del bien y del futuro de las jóvenes generaciones”, dice la misiva, fechada el 31 de mayo y leída ante los medios de comunicación la tarde del miércoles (en la madrugada española) por la ministra de la Presidencia de Bolivia, María Nela Prada.

El terremoto mediático y político en Bolivia por el problema de la pederastia en la Iglesia boliviana comenzó el 30 de abril, tras la publicación en EL PAÍS de un reportaje que revelaba la historia del jesuita español Alfonso Pedrajas, que admitió en un diario secreto haber abusado de decenas de niños en colegios bolivianos gestionados de la Compañía y contó cómo sus superiores lo encubrieron todo. En las semanas que siguieron a la publicación del artículo, el escándalo de los abusos sacudió al país y saltó a la agenda política: los jesuitas apartaron cautelarmente a ocho ex altos cargos por encubrimiento, la Fiscalía abrió una investigación, el Gobierno presentó un anteproyecto de ley para crear una comisión de la verdad y el presidente Arce escribió una carta al Papa el 22 de mayo para pedirle acceso a todos los archivos sobre los casos de pederastia cometidos por clérigos en el territorio boliviano. “Me dirijo a usted consternado e indignado por los hechos que recientemente se han desvelado en nuestro Estado Plurinacional de Bolivia, a partir de la investigación del periódico EL PAÍS de España, titulada Diario de un cura Pederasta”, expuso Arce en la misiva, en la que también anunciaba que su país se reservaría el derecho de admitir el ingreso de nuevos curas extranjeros con antecedentes de abusos sexuales contra menores hasta que “se proceda con la revisión” de los Acuerdos con la Santa Sede.

Ahora se hace pública la respuesta de Francisco, justo horas antes de que este viernes por la mañana recibiera el alta hospitalaria tras ser intervenido de una hernia abdominal. “He leído su carta, y le agradezco la claridad y deferencia con que me comparte la preocupación, indignación y repudio, suyos y de los ciudadanos de esa querida nación a causa de los deplorables hechos que han afectado, y siguen afectando, a personas abusadas sexualmente por miembros de la Iglesia”, escribe. La pederastia “sigue siendo uno de los desafíos más grandes para la Iglesia de nuestro tiempo”, reconoce el Papa, y se compromete a colaborar con las autoridades bolivianas para que las víctimas encuentren justicia. “En este sentido, le manifiesto, señor presidente, mi firme deseo de responder con la promesa de la total disponibilidad de la Iglesia para trabajar junto con el Gobierno de su país. Pido al Señor que nos ayude a cumplir con generosidad nuestro deber de reparar las injusticias y a ser siempre fieles a la tarea de proteger a quienes son los predilectos de Jesús”, concluye el Pontífice.

La ministra de la Presidencia ha agradecido la nota enviada por Francisco y, según ha afirmado, el Gobierno boliviano coincide “con varias de las apreciaciones que manifiesta”, como la de calificar estos hechos de delitos. Nela ha puntualizado que Bolivia necesita fortalecer los “mecanismos de control” para evitar que los clérigos que tengan antecedentes en otros países de delitos sexuales accedan al territorio boliviano. “Nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, a partir de la recepción oficial de esta nota que nos ha llegado desde el Vaticano, va a proceder a tomar contacto a través de nuestra representación diplomática para establecer el mecanismo de trabajo conjunto, como lo habíamos manifestado en relación a la revisión de los antecedentes de los sacerdotes de la Iglesia católica que se encuentran en nuestro país”, ha declarado Nela.

La publicación de la carta de Francisco llega un día después de que la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) anunciase las claves de cómo será la investigación general de los casos de abusos en su seno, puesta en marcha a raíz de las recientes revelaciones. Creará cuatro comisiones: una dedicada a la escucha a víctimas, otra de investigación, una destinada a la comunicación y otra a la prevención y formación. “El objetivo” es “prevenir delitos de abusos en sus diferentes formas reafirmando así el compromiso de promover, cuidar y defender a los más vulnerables”, aclaró la CEB durante la presentación de los equipos de trabajo. Los obispos bolivianos no han informado si indemnizarán económicamente a las víctimas o de si abrirán sus archivos para recabar toda la información sobre estos crímenes cometidos en el pasado.

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