El Papa pide escuchar «con oídos abiertos a la novedad»

El Papa pide escuchar «con oídos abiertos a la novedad»

Empleando un tono ciertamente enigmático pero señalando el camino. Así es como acostumbra Francisco a referirse a cuestiones que pueden plantear varias lecturas.

El Santo Padre recibió hace unos días a los nuevos dirigentes del Foro Internacional de Acción Católica, a quienes felicitó por haber asumido «el compromiso de llevar adelante la conducción durante el próximo período, que sigue el camino iniciado hace más de 30 años».

«Muchos de ustedes acompañaron decididamente esa intuición y pusieron sus capacidades y el deseo de anunciar el Evangelio en ese servicio, aun con las dificultades propias de la época, ya que no se contaba con los medios de comunicación y de acercamiento entre países que existen en la actualidad», les dijo el Papa.

El Pontífice reconoció que «el contexto mundial que acompaña a la nueva etapa no es el mismo que el de hace treinta años, ni siquiera al de la conducción anterior». El Papa citó «las secuelas sociales de la pandemia»; «el individualismo de una salvación a medida» o el azote de la violencia entre países y hermanos que van socavando el deseo de una fraternidad universal».

Francisco afirmó que «como Iglesia estamos transitando un tiempo en el cual necesitamos que el espíritu sinodal se vaya arraigando en nuestro modo de ser Iglesia; esto significa el ejercicio de caminar juntos en la misma dirección. Estoy convencido de que es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio».

El Sucesor de Pedro puso el foco de nuevo en la sinodalidad, el gran tema de este Pontificado. «Con espíritu sinodal necesitamos aprender a escucharnos, reaprender el arte del hablar con el otro sin barreras ni prejuicios, incluso y de un modo particular, con quienes están fuera, en el margen, para buscar la cercanía, que es el estilo de Dios», subrayó Francisco.

El Obispo de Roma pidió a los nuevos dirigentes del Foro Internacional de Acción Católica, que «no sean “dirigentes” de escritorio, de papeles o de Zoom, y que no caigan en la tentación del estructuralismo institucional que planifica y organiza desde estatutos, reglamentos y propuestas heredadas, que fueron buenas y útiles en su momento pero que quizás hoy no sean significativas. Por favor, les pido que escuchen».

«Primero: escuchen a los hombres, mujeres, ancianos, jóvenes y niños concretos, en sus realidades, en sus gritos silenciosos expresados en sus miradas y en sus clamores profundos. Tengan el oído atento para no dar respuestas a preguntas que nadie se hace ni decir palabras que a nadie le interesa escuchar ni sirven. Escuchen con oídos abiertos a la novedad y con un corazón samaritano», les exhortó Francisco.

Además, también les pidió que «escuchen los latidos de los signos de los tiempos, la Iglesia no puede estar al margen de la historia, enredada en sus propios asuntos, manteniendo inflada su burbuja. La Iglesia está llamada a escuchar y ver los signos de los tiempos, para hacer de la historia con sus complejidades y contradicciones, historia de salvación. Necesitamos ser una Iglesia vitalmente profética, desde los signos y los gestos, que muestren que existe otra posibilidad de convivencia, de relaciones humanas, de trabajo, de amor, de poder y servicio».

«El Espíritu nos libra de obsesionarnos con las urgencias, y nos invita a recorrer caminos antiguos y siempre nuevos: los del testimonio, la pobreza y la misión, para liberarnos de nosotros mismos y enviarnos al mundo», remarcó Francisco.

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