Al final de la oración mariana, el Pontífice miró a los acontecimientos mundiales y expresó su dolor por la nueva violencia que ha estallado en Oriente Medio, al tiempo que pidió un nuevo diálogo entre las partes. También se renovó el llamamiento al fin de las hostilidades en Ucrania. En el Día del Mar, cercanía a los marineros y a sus familias y a todos los que trabajan para salvar de la muerte a los emigrantes.
Por Cecilia Seppia
La alegría por el anuncio sorpresa del próximo Consistorio en el que la Iglesia recibirá el regalo de 21 nuevos cardenales, entre ellos el del Patriarca latino de Jerusalén, monseñor Pierbattista Pizzaballa, está flanqueado por la preocupación y el dolor del Papa por los recientes acontecimientos sangrientos en la Tierra de Jesús, donde en los últimos días, tras los bombardeos aéreos sobre Yenín y Gaza, han muerto varias personas en lo que Israel ha calificado de "operación antiterrorista":
"Con dolor he sabido que una vez más se ha derramado sangre en Tierra Santa. Espero que las autoridades israelíes y palestinas puedan reanudar un diálogo directo para poner fin a la espiral de violencia y abrir vías de reconciliación y paz" es el llamamiento del Papa tras rezaer a la madre del Cielo en este XIV Domingo del Tiempo Ordinario, "Domingo del Mar".
Oración por Ucrania
Saludando a los peregrinos, que habían acudido a la Plaza "a pesar del calor de julio", el Pontífice mencionó en particular a las niñas scouts y a las estudiantes universitarias de Lviv, en Ucrania, y no se cansó de recordar a esa tierra y a ese pueblo tan queridos, tiranizados por las bombas y la violencia.
"Les doy mi bendición y la extiendo a sus seres queridos y a su pueblo, tan probado hoy. Recemos por este pueblo que tanto sufre".
Saludos también para los polacos en el día de la gran peregrinación al santuario de Jasna Góra, en Częstochowa, y para los jóvenes del movimiento Regnum Christi: "¡se hacen oír!", exclama Francisco mientras su voz es interrumpida por numerosos aplausos y gritos de celebración.
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