El Papa: “San José no fue al psiquiatra, sino que creyó”

El Papa: “San José no fue al psiquiatra, sino que creyó”

Francisco en Santa Marta recordó que el papá adoptivo de Jesús, ejemplo de hombre que no toma nada para sí, «se hizo cargo de una paternidad que no era suya: venía del Padre»

Es aquel que se ocupó como padre del Hijo de Dios y lo acompañó hasta la madurez. San José es sumo ejemplo de hombre que no tomó nada para sí mismo. Lo recordó e insistió en ello el Papa Francisco durante la homilía matutina de la misa de hoy, 18 de diciembre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice recordó también que el papá adoptivo de Jesús «no va al psiquiatra», sino que cree en el Señor.  

 

El obispo de Roma, indicó Vatican News, exhorta, cuando se afrontan problemas, angustias, periodos oscuros, a aprender de San José, que sabe «cómo caminar en la oscuridad, cómo se escucha la voz de Dios, cómo se sigue adelante en el silencio». 

 

Lo dijo Francisco al comentar el evangelio de hoy, de Mateo, en el que se lee que Jesús nacerá de María, esposa de José. El Papa recorre las emociones de José cuando comienzan a ser «visibles» los primeros signos de la maternidad en el cuerpo de la Virgen: las «dudas» del hombre, el «dolor», el «sufrimiento», mientras comienzan a difundirse «los chismes del pueblo». José «no comprendió», pero estaba seguro de que su esposa era «una mujer de Dios», por ello decidió «dejarla en silencio». No la acusó «públicamente». Y en determinado momento «interviene el Señor»: con un ángel, en un sueño, que le ilustra que el niño «generado por ella» proviene del «Espíritu Santo». San José no tiene dudas: «creyó y obedeció». 

 

El carpintero combatía dentro de sí, y en esa batalla interior surge la voz de Dios: «Pero, levántate (ese “levántate”, muchas veces, al inicio de una misión, en la Biblia: “¡Levántate!”), toma a María, llévala a tu casa. Encárgate de la situación: toma las riendas de la situación, y sigue adelante». 

 

San José no busca a sus amigos para desahogarse y pedirles sugerencias, no va «al psiquiatra para que interprete su sueño… no: creyó. Siguió adelante. Tomó las riendas de la situación». Pero, ¿de qué debía ocuparse José? «Cuál era la situación? ¿De qué tenía que encargarse José? De dos cosas. De la paternidad y del misterio». 

San José, pues, debe ocuparse de la paternidad del Hijo del Señor. Y esto ya se intuye en la «genealogía de Jesús», en la que está claro que «se creía que era el hijo de José. Él se encargó de una paternidad que no era suya: venía del Padre. Y sacó adelante la paternidad con lo que significa: no solo sostener a María y al niño, sino también criar al niño, enseñarle el oficio, llevarlo a la madurez de hombre. «Encárgate de la paternidad que no es tuya, es de Dios». Y todo ello «sin decir ni una sola palabra. En el Evangelio no hay ninguna palabra pronunciada por José. El hombre del silencio, de la obediencia silenciosa».  

 

Además, él es también el hombre que se ocupa del misterio: el de «conducir al pueblo de Dios, de la re-Creación» que, como afirma la Liturgia, es «más maravillosa que la Creación». 

 

Francisco añadió que José se ocupa «de este misterio y ayuda: con su silencio, con su trabajo hasta el momento en el que Dios lo llama a sí». De este hombre «que se ha encargado de la paternidad y del misterio, se dice que era la sombra del Padre: la sombra de Dios Padre. Y, si Jesús hombre aprendió a decir “papá”, “padre”, a su Padre que conocía como Dios, lo aprendió de la vida, del testimonio de José. El hombre que custodia, el hombre que hace crecer, el hombre que saca adelante toda paternidad y todo misterio, pero no toma nada para sí». 

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