El Papa: estemos alerta ante las nuevas pobrezas del bienestar

El Papa: estemos alerta ante las nuevas pobrezas del bienestar

En la última Audiencia jubilar antes de la pausa de verano Francisco recordó su viaje a Armenia y habló sobre la segunda etapa: en Georgia y Azerbaiyán. Llamado por las familias que sufren por la falta de trabajo o por la precariedad

Por IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO

En un mundo globalizado, en el que las nuevas formas de pobreza materiales y espirituales se han multiplicado, a los cristianos se les pide que «estén alerta como centinelas, para que no suceda que frente a las pobrezas producidas por la cultura del bienestar», se les pide que no caigan en la indiferencia. Lo dijo el Papa durante la última Audiencia extraordinaria jubilar antes de la pausa de verano, en la que subrayó que «las obras de misericordia no son temas teóricos, sino testimonios concretos». Francisco también hizo un llamado por las familias que sufren por la falta de trabajo y por la precariedad. El Pontífice recordó su reciente viaje a Armenia y explicó a los fieles que en septiembre viajará, como parte de su viaje al Cáuscaso, a Georgia y Azerbaiyán, para impulsar, entre otras cosas, «esperanzas y senderos de paz». 

«¡Cuántas veces –dijo el Papa– durante estos primeros meses del Jubileo, hemos escuchado hablar sobre las obras de misericordia! Hoy el Señor nos invita a hacer un serio examen de conciencia. Nos hará bien, de hecho, no olvidar nunca que la misericordia no es una palabra abstracta, sino un estilo de vida. Una cosa es hablar de misericordia, otra es vivir la misericordia». Lo que da vida a la misericordia, explicó el Papa, «es su constante dinamismo para salir al encuentro de las necesidades de todos los que viven malestar espiritual y material. La misericordia tiene ojos para ver, orejas para escuchar, manos para levantar. La vida cotidiana nos permite tocar con la mano muchas de las exigencias que afectan a las personas más pobres y más afectadas. A nosotros se nos pide esa atención particular que nos lleva a darnos cuenta del estado de sufrimiento y de necesidad en el que están tantos hermanos y hermanas. A veces pasamos frente a situaciones de dramática pobreza y parece que no nos afecten; todo sigue como si nada, en una indiferencia que al final nos vuelve hipócritas y, sin que nos demos cuenta, lleva a una forma de letargo espiritual que hace insensible el ánimoy estéril la vida. Pero la gente que va por la vida sin darse cuenta de las necesidades de los demás, sin ver todas las necesidades espirituales y materiales –subrayó Francisco– es gente que pasa sin vivir, es gente que no sirve a los demás. Recuérdenlo bien: quien no vive para servir, no sirve para vivir». Francisco prosiguió: «Quien haya experimentado en la propia vida la misericordia del Padre no puede ser insensible a las necesidades de los hermanos». 

Además, el Papa Bergoglio invitó a pensar en cuántos son los aspectos de la misericordia de Dios hacia nosotros mismos, y añadió que a causa de los cambios de nuestro mundo globalizado, algunos tipos de pobreza, materiales y espirituales, se han multiplicado. Por esta razón exhortó a dar espacio a la fantasía de la caridad para individuar nuevas modalidades operativas. De este modo, indicó el Papa al concluir la catequesis, la vía de la misericordia será cada vez más concreta, por lo que a nosotros se nos pide que estemos alertas como centinelas, para que no suceda que ante las pobrezas que produce la cultura del bienestar, la mirada de los cristianos se debilite hasta volverse incapaz de ver lo esencial. Por último, el Pontífice recordó su viaje apostólico a Armenia, la primera nación que abrazó el cristianismo y que realizó del 24 al 26 de junio: «Doy gracias al Señor por mi reciente viaje a Armenia. Agradezco al Presidente de la República, al Catholicos Karekin II, al Patriarca y a los Obispos Católicos y a todo el pueblo armenio por acogerme como peregrino de fraternidad y de paz. Si Dios quiere, dentro de tres meses, viajaré a Georgia y Azerbaiyán. He decidido visitar estos países de la región del Cáucaso para apreciar sus antiguas raíces cristianas y alentar la esperanza y los caminos de paz». 

El Papa bendijo también la estatua de la “Virgen de la Flor traída” por los fieles de Acquapendente y saludó a las religiosas de la Unión de las Superioras Mayores de Italia, de Milán. Luego, el saludo especial a la Asociación de los Consejeros del Trabajo, que inician, en el día de hoy, su Festival del Trabajo. Para ellos fue el aliento del Santo Padre para que promuevan «la cultura del trabajo que asegura la dignidad de la persona humana y el bien común de la sociedad, a partir de su célula, la familia». «Es precisamente la familia – enfatizó el Papa – quien sufre más las consecuencias de un mal trabajo: malo por su escasez y por su precariedad». «Ustedes consejeros del trabajo –prosiguió el Obispo de Roma– no tienen una tarea asistencial sino promocional, para que en ámbito nacional y europeo las instituciones y los agentes económicos persigan, de modo concertado, el objetivo de la plena y digna ocupación».

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