El Papa a Davos: que la tecnología esté al servicio del desarrollo, del trabajo y de la naturaleza

El Papa a Davos: que la tecnología esté al servicio del desarrollo, del trabajo y de la naturaleza

Francisco en un mensaje al World Economic Forum: «los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura ‘cuarta revolución industrial’, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos»

«Los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura ‘cuarta revolución industrial’, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos». El ser humano «¡debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él!». La tecnología debe estar al servicio del desarrollo, del trabajo y de la naturaleza. Es el llamado que lanzó Papa Francisco en el mensaje enviado, a través del cardenal Peter Kwodo Appiah Turkson (Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz) a Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del World Economic Forum, en ocasión de la apertura del encuentro anual en Davos-Klosters (Suiza), sobre el tema «Mastering the Fourth Industrial Revolution» («Dominar la cuarta revolución industrial»).

El Pontífice expresó «mis mejores deseos por la fecundidad de este encuentro, que busca incentivar la continuidad social y la responsabilidad ambiental, por medio de un diálogo constructivo entre el gobierno, líderes empresariales y cívicos, así como también con distinguidos representantes de los sectores políticos, financieros y culturales». 

El Papa recordó que «los albores de la así llamada ‘cuarta revolución industrial’ han sido acompañados por una creciente sensación de la inevitabilidad de una drástica reducción del número de puestos de trabajo. Los últimos estudios conducidos por la Organización Internacional del Trabajo indican que, en la actualidad, el desempleo afecta a cientos de millones de personas. La ‘financialización’ y la ‘tecnologización’ de las economías globales y nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo. Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y digno, conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países».

Por ello, es necesario «crear nuevas formas de actividad empresarial que, mientras fomentan el desarrollo de tecnologías avanzadas, sean también capaces de utilizarlas para crear trabajo digno para todos, sostener y consolidar los derechos sociales y proteger el medio ambiente», insistió Francisco.

Y advirtió: «¡ Es el hombre quien debe guiar el desarrollo tecnológico, sin dejarse dominar por él!».

Después, el Pontífice insistió en una petición, un «grito»: «¡No se olviden de los pobres!  Este es el principal desafío que tienen ustedes, como líderes en el mundo de los negocios». Porque, como recordó en el discurso a la calase dirigente y al cuerpo diplomatico en Bangui, República Centroafricana, el pasado 29 de noviembre de 2015, «quien tiene los medios para vivir una vida digna, en lugar de preocuparse por sus privilegios, debe tratar de ayudar a los más pobres para que puedan acceder también a una condición de vida acorde con la dignidad humana, mediante el desarrollo de su potencial humano, cultural, económico y social».

Según Francisco, «llorar por la miseria de los demás no significa sólo compartir sus sufrimientos, sino también y sobre todo, tomar conciencia que nuestras propias acciones son una de las causas de la injusticia y la desigualdad». Y cuando nos damos cuenta de esto, « llegamos a ser humanos más plenos, pues nuestra responsabilidad para con nuestros hermanos y hermanas es una parte esencial de nuestra humanidad común. No tengan miedo de abrir su mente y su corazón a los pobres. De este modo, ustedes podrán dar rienda suelta a sus talentos económicos y técnicos, y descubrir la felicidad de una vida plena, que no les puede proporcionar el solo consumismo».

 

Y después lanzó otro llamado urgente: «Frente a los profundos cambios que marcan época, los líderes mundiales se enfrentan al reto de garantizar que la futura ‘cuarta revolución industrial’, resultado de la robótica y de las innovaciones científicas y tecnológicas, no conduzca a la destrucción de la persona humana —remplazada por una máquina sin alma—, o a la transformación de nuestro planeta en un jardín vacío para el disfrute de unos pocos elegidos».

 

Sobre todo porque en la época actual existe «una valiosa oportunidad para guiar y gobernar el proceso ahora en curso, y construir sociedades inclusivas basadas en el respeto por la dignidad humana, la tolerancia, la compasión y la misericordia. Les insto, pues, a afrontar de nuevo el diálogo sobre cómo construir el futuro del planeta, ‘nuestra casa común’, y exhorto a ustedes a hacer un esfuerzo unido para lograr un desarrollo sostenible e integral».

 

La actividad empresarial, recordó el Papa, «tiene la responsabilidad de ayudar a superar la compleja crisis de la sociedad y del medio ambiente, y luchar contra la pobreza. Esto hará que sea posible mejorar la precaria condición de vida de millones de personas y cerrar la brecha que da lugar a numerosas injusticias, que erosiona los valores fundamentales de la sociedad, como la igualdad, la justicia y la solidaridad».

Por ello, Francisco indicó no tener dudas al respecto: «a través del recurso privilegiado al diálogo, el Foro Económico Mundial puede convertirse en una plataforma para la defensa y protección de la creación, como también para la consecución de ‘un progreso más sano, más humano, más social, más integral’, teniendo además debidamente en cuenta los objetivos ambientales y la necesidad de maximizar los esfuerzos para erradicar la pobreza, como se establece en el Programa para el Desarrollo Sostenible de 2030 y en el Acuerdo de París establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático».

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