"Pidamos la paz, que los corazones se pacifiquen. Que haya paz", instó. En su reflexión, destacó la fidelidad de María en las cosas simples; y anunció la I Jornada Mundial de los Niños, que se celebrará en mayo de 2024 en Roma.
El Papa Francisco volvió este viernes a asomarse a la ventana del Palacio Apostólico para el rezo del Ángelus, tras sus últimos problemas respiratorios, y aprovechó la ocasión para confiar a la Virgen María la paz en Ucrania, Medio Oriente y en el mundo.
El pontífice animó "a todos, especialmente a los fieles de Roma", a rezarle a la Virgen de la Inmaculada y a "unirse espiritualmente" a él en la visita que realizará esta tarde a su monumento romano.
Asimismo, invitó especialmente a rezar "por la paz, la paz en Ucrania, la paz en Palestina e Israel, y en todas las tierras heridas por las guerras".
"Pedimos por la paz, para que se pacifiquen los corazones, ¡para que haya paz!”, insistió.
Francisco también anunció la institución de la Jornada Mundial de los Niños, que tendrá su primera edición en Roma los días 25 y 26 de mayo del próximo año.
"Tengo el placer de anunciar que los 25 y 26 de mayo del próximo año celebraremos en Roma la primera Jornada Mundial de los Niños", anunció desde la ventana del Palacio Apostólico, ante cientos de fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro.
La iniciativa, explicó, ha sido patrocinada por el dicasterio para la Cultura y la Educación y "responde a la pregunta qué tipo de mundo queremos transmitir a los niños que están creciendo".
"Como Jesús, queremos poner a los niños en el centro y cuidarles", sostuvo.
Será la primera Jornada Mundial de los Niños, mientras que las populares Jornadas Mundiales de la Juventud, la JMJ, siguen organizándose desde que las creara en 1985 el hoy santo Juan Pablo II, reuniendo a millones de jóvenes en todo el mundo.
Las dos actitudes de María
En su reflexión, el pontífice destacó dos de las actitudes de María: "el asombro ante las obras de Dios y la fidelidad en las cosas sencillas", dos actitudes de la Virgen María que le permitieron tener un corazón totalmente libre de pecado.
En primer lugar, la sorpresa y el asombro al sentirse llamada "llena de gracia": Esta es una actitud importante: saber asombrarse ante los dones del Señor, no darlos nunca por supuestos, apreciar su valor, alegrarse de la confianza y la ternura que traen consigo. Y también es importante testimoniar este asombro delante de los demás, hablando con humildad de los dones de Dios, del bien recibido, y no solo de los problemas cotidianos.
Francisco pasó luego a hablar de la segunda actitud: la fidelidad en las cosas simples. Señaló que en el texto del Evangelio que narra la Anunciación no hay nada sobre María y que se la presenta como una niña sencilla, aparentemente igual a tantas otras que vivían en su pueblo, Nazaret. Una joven, prosiguió el Papa, que “precisamente por su sencillez mantuvo puro aquel Corazón Inmaculado con el que, por gracia de Dios, había sido concebida”. Esto también es importante, ya que “para acoger los grandes dones de Dios, es necesario saber atesorar los que son más cotidianos y menos visibles”, afirmó el Papa.
El Papa Francisco luego explicó que “es con su fidelidad diaria en la bondad que Nuestra Señora dejó crecer en ella el don de Dios”.
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