La magnífica obra de González Catán que supera los 15 mil metros cuadrados tendrá una cena a beneficio el lunes 14 de noviembre. Hace casi un año, la Iglesia inició el proceso de beatificación de Mario Pantaleo, el sacerdote reconocido por “curar” con sus manos.
Por Fernanda Jara
El 19 de agosto de 1992, Mario Pantaleo fallecía por una enfermedad cardiovascular en la cuidad de Buenos Aires. No pasó mucho tiempo para que sus fieles comenzaran a contar las extraordinarias experiencias que vivieron con él y que no podían calificar de otra manera que de “milagros” relacionados a la salud. Fue por esto que el 23 de noviembre de 2021, la Iglesia Católica inició el proceso de beatificación y canonización.
La fama de “sanador” le llegó en la parroquia Pilar, de Recoleta, cuando algunas personas corriendo la voz sobre los resultados que lograba luego de imponer sus manos sobre ellos. “Yo soy la guitarra, el guitarrero está arriba y es el que verdaderamente hace todo”, repetía a cada persona que besaba sus manos.
Con el tiempo, llegó y se asentó en González Catán, lejos de lujos y de las comodidades de la ciudad, donde ayudó a los más chicos y más grandes del barrio y aquellos que lo inspiraron a crear una obra que lo precediera. La Obra Cristo Caminante, conocida como la obra del Padre Mario (en Conde 5670), cuenta hoy con salas maternales, jardines de infantes, escuelas primaria y secundaria, un terciario, además de centros de día para adultos mayores, un polideportivo, entre otros servicios y van a crecer.
En beneficio de la espectacular obra, el lunes 14 de noviembre a las 20.30 se realizará una cena en Teatro Porteño, que busca dar a conocer el trabajo que la Obra realiza para promover el desarrollo humano de la comunidad de González Catán, reunir fondos para sostener los programas sociales y agradecer a quienes los acompañan a cumplir su misión bajo el lema “La Obra sos vos”.
La causa de beatificación del padre Mario Pantaleo ya tuvo apertura oficial y está en proceso
La historia
Giuseppe Mario Pantaleo nació en Pistoia, Italia el 1 de agosto de 1915 y en 1924, junto a su familia, emprende un viaje a Argentina buscando un futuro mejor, pero retornan a Italia en 1931. Al año ingresa al Seminario de Arezzo y es ordenado sacerdote en 1944 en la Catedral de Matera.
En 1948, regresa definitivamente a nuestro país, cumpliendo su misión sacerdotal en la provincia de Santa Fe hasta 1957. Luego, se traslada la ciudad de Buenos Aires donde comienza a ser conocido por su capacidad para diagnosticar y aliviar el sufrimiento físico y psíquico de las personas. Hacia finales de la década del 60 se instala en González Catán, en el Gran Buenos Aires, y junto a algunos colaboradores y amigos inicia la construcción de una iglesia y una obra de ayuda social para la comunidad del barrio.
Así se inicia la vida la Obra Cristo Caminante que, desde entonces, responde la comunidad del barrio y a sus necesidades. Mario quiso empezar por los extremos de la vida: una guardería para los niños del barrio que se quedaban solos mientras sus padres salían a trabajar o a buscar empleo y organizó un espacio de encuentro permanente con los ancianos del barrio. Entre 1976 y 1992 se construye gran parte de los 15.000 m2 actuales de la obra: además de las escuelas pusieron en marcha el policlínica Cristo Caminante, la Escuela Laboral Santa Inés, para personas con discapacidades; el Centro de Atención para mayores, el polideportivo, etcétera.
Además, se crean la Fundación Pbro. J. Mario Pantaleo y la Fundación Nuestra Señora del Hogar que configuraron la estructura legal y operativa. Durante esos años, el Padre no conocía el límite de horarios ni de esfuerzo y se entregó de lleno a sus misiones: la Pastoral y el alivio de los males de las personas y las construcción de la obra.
Vencido por el asma, murió el 19 de agosto de 1992, a los 77 años. Dejó un legado entre quienes lo conocieron en vida y en quienes comenzaron a saber de él luego de su fallecimiento. Miles de personas lo despidieron en la capilla ardiente y acompañaron el cortejo a su primer destino en el Cementerio de la Recoleta y otros miles a su destino final, la Obra de González Catán un año después, donde desde entonces descansan sus restos.
Los números de la Obra
En los últimos 26 años, la Obra alcanzó y acompañó a 91.200 beneficiarios de Comunidad, formó a 68.000 alumnos desde Jardín a Universidad, asistió a 5.250 personas con discapacidad y a 3.800 adultos mayores; brindó 1.009.110 prestaciones médicas y han pasado 91.500 usuarios por el Polideportivo. Mientras que, el Mausoleo donde descansan los restos del Padre Mario Pantaleo, ha sido visitado por más de 4.500.000 personas.
Además:
-Tiene más de 15.000 m2 de infraestructuras al servicio del desarrollo humano;
-Cada año, llega a un promedio de 40.000 beneficiarios directos e indirectos;
-Impactó en la vida de tres generaciones de vecinos de González Catán y alrededores a lo largo de 50 años;
-Generó vínculos de amor y compromiso con más de 1.700 padrinos que han acompañado a más de 1.600 ahijados a lo largo de su infancia y adolescencia (en los últimos 20 años)
Más de 10.000 niños, niñas y adolescentes serán parte futura de la comunidad en el Centro Educativo La Huella y de Plaza de Artes y Oficios.
En el centro La Huella se desarrollan actividades en contra turno a la escuela, incluyendo desayuno/ merienda, y un seguimiento nutricional para los niños con bajo peso y obesidad. Tiene el objetivo de formar buenas personas para el futuro de la comunidad e intentar que puedan trascender dejando su propia huella. En 18 años pasaron 5700 niños.
El Plaza de Artes y Oficios (Payo) es un centro de formación profesional privado al que asisten jóvenes y adultos para capacitarse y adquirir las competencias necesarias para orientarse e insertarse en el campo laboral mediante los acuerdos con organizaciones y empresas que permiten a los alumnos realizar prácticas profesionales. En 17 años, 5.000 jóvenes y adultos fueron formados, el 65% en gastronomía.
La cena a beneficio
La recaudación de la Cena se enfocará en dos nuevos programas que se llevarán adelante, uno para niños en el Centro Educativo “La Huella”, y el otro, en la “Plaza de Artes y Oficios” (PAyO) para jóvenes. La conducción del evento, nuevamente, estará a cargo de Cecilia Carrizo y Silvina Chediek, y durante la noche habrá shows, sorteos, sorpresas y se celebrará el reencuentro después de tres años desde la última cena presencial.
“La 25ª Cena de Recaudación de Fondos será el mejor ejemplo de nuestros aprendizajes: cómo transformamos situaciones negativas en oportunidades de progreso, cuidado y crecimiento. La recaudación de la Cena estará enfocada en la puesta en marcha de dos proyectos relacionados con el despertar digital de nuestros niños y jóvenes, el primero en el Centro Educativo La Huella, y el segundo en la Plaza de Artes y Oficios (PAyO), para jóvenes”, le contó a Infobae Carlos Garavelli, presidente de la Obra del Padre Mario Pantaleo.
Además, agregó: “Con ambos proyectos pretendemos estar a la altura de los tiempos, desarrollar y mejorar la creatividad, el trabajo en equipo, el respeto a los demás, el compartir, las habilidades sociales y de autoconfianza de nuestros niños. También, acompañar y fortalecer a los jóvenes en la búsqueda de oportunidades económicas, ya sea con emprendimientos propios o en relación de dependencia. En definitiva, buscamos formar buenas personas”.
Uno de los egresados de Plaza de Artes y Oficios en Gastronomía es Juan Pablo Fernández, que gracias al título de la Obra del Padre Mario trabajó en varias ciudades del mundo. “Siempre amé la cocina, desde muy chico, y tuve la oportunidad de empezar a estudiar en la Obra. Esto me ayudó bastante porque me dieron las herramientas para poder trabajar en hoteles importantes y desarrollarme en otras clases de cocinas. Pude trabajar en Uruguay como pastelero y encargado de pastelería, y hoy soy encargado en el área de pastelería en una de las empresas más grande de Mendoza” y destacó “la calidad de la educación y formación” recibida. “Me dieron la oportunidad de formarnos en un oficio y a la hora de trabajar”.
En el caso de Sofía y Juana Bravo, llegaron a la Obra con 11 años, y hoy tienen 23. “Empezamos en la Obra haciendo handball y se convirtió en nuestra pasión más grande; ahora estamos jugando para la Universidad de La Matanza. Hemos transitado por un montón de lugares, haciendo talleres, conociendo personas valiosas, habitamos un montón de espacios, nos pudimos expresar, aprender y pudimos pensar y decir, y todo eso es importantísimo para nosotras”, contaron emocionadas.
Para más información, ingresar en: www.padremario.org o en https://bit.ly/EntradasCena
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