Monseñor Gabriel Mestre bendijo a las personas que trabajan allí “para poder menudear algo para poder comer o vender y así subsistir”.
El Obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, recorrió este miércoles el basural de Mar del Plata. El Monseñor llevó agua y bendijo a las personas que trabajan en el predio como recuperadores informales, que suelen buscar alimentos o artículos para vender entre los residuos. “Es impresionante ver la situación de niños, mujeres realizando este tipo de tareas”, afirmó.
“Quedé muy sorprendido por la situación de vulnerabilidad extrema que viven, en un marco donde la situación es desagradable, peligrosa, en cuanto a la tarea que realizan ahí con la basura que está llegando, para poder menudear algo para poder comer o vender y así subsistir. Muy fuerte”, señaló Mestre tras su visita en diálogo con El Marplatense.
En este contexto, el Obispo apuntó que se debe “asumir” la existencia de las “periferias geográficas que nos pertenecen y nos duelen”. Ante esto, pidió apostar por “políticas a largo plazo,más allá de partidos políticos, donde estas realidades no deberían darse”.
Hace una semana, los recicladores informales mantuvieron un bloqueo en el acceso al predio de disposición final de residuos, junto a otras organizaciones. Reclamaron por incumplimientos en tareas de acondicionamiento que había prometido el Municipio.
“He hecho público mis diálogos y preocupación con Vidal y también hablamos con el Municipio. Desde nuestro reclamo sereno y pacífico, apelamos a cualquiera de los niveles de la acción política para poder dar una respuesta certera y concreta. Es un problema endémico el basural de nuestra ciudad, no de un año o dos. Nuestro reclamo pasa justamente por dar una respuesta sostenida en el tiempo”, sentenció Mestre al referirse a las soluciones que deben plantearse desde el Estado.
En relación a su recorrida, el mensaje que envió a las personas fue “plantearle que hay un mundo y una vida distinta, que es posible”. Como ejemplo, el Obispo citó las instituciones de la Iglesia como Cáritas, merenderos y comedores, algunos cercanos al basural.
“También conectar con otros ámbitos, para que esta situación de trabajo extremo pueda ser transformada en otras que mejoren su calidad de vida. Fuimos a decirlo, conversarlo y ofrecer desde la Iglesia lo poco que podemos, que en algunos casos terminan siendo mucho”, sentenció Mestre en este aspecto.
Por último, a modo de reflexión, el Obispo dijo: “Detrás de cada rostro, cada persona, hay historias, algunas muy difíciles, que necesitan ser bendecidas y tocadas por el Señor. Todas personas que ofrecí la bendición la recibieron con mucho gusto”.
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