Mujeres reivindican su “gran potencial” como constructoras de la paz mundial

Mujeres reivindican su “gran potencial” como constructoras de la paz mundial

Cuatro referentes de las tradiciones sunita, chiita, judía y copta compartieron sus experiencias como pacificadoras activas en la resolución de conflictos y la reconciliación. "Sin las mujeres no se puede construir la paz", coincidieron.

La X Asamblea Mundial de Religiones por la Paz que se lleva a cabo en la ciudad alemana de Lindau, dedicó una mesa redonda a reivindicar el "gran potencial" de las mujeres como constructoras de la paz.

En el panel participaron Mehrézia Labidi-Maiza, primera vice-presidenta de la Asamblea Constituyente de Túnez y presidente de honor de la organización Religiones por la Paz; Layla Alkhafaji, ex-diputada iraquí, integrante de la junta directiva del Movimiento Al-Hikmah y exdirectora de Relaciones Internacionales de la Fundación Hakim; Nabila Makram, ministra egipcia de Immigración y representante del Consejo de Iglesias de Oriente Medio, y Houda Ezra Nonoo, exembajadora bareiní ante los Estados Unidos.

En total, cuatro mujeres de las tradiciones sunita, chiita, judía y copta que compartieron sus experiencias como pacificadoras activas en la resolución de conflictos y la reconciliación.

"En mi religión, Dios habla a las mujeres tanto como habla a los hombres", dijo la musulmana Labidi-Mehrezia. "Las mujeres no podemos permitirnos que nos limiten solo al consumo de textos religiosos. Tenemos que co-crear y co-interpretar estos textos por nosotros mismas".

"Tener fe es una libertad, pero también un derecho y una responsabilidad - ¡y un deber!", insistió.

Después de la mesa redonda, los asistentes a la Asamblea escucharon el trabajo de la organización Religiones por la Paz en los conflictos violentos en Nigeria y Myanmar (Birmania).

"No hay coerción en la religión. Tanto la Biblia como el Corán tienen doctrinas parecidas sobre esto", coincidieron los representantes nigerianos, el cardenal John Onaiyekan y el sultán de Soko, Muhammad Sa’ad Abubakar III.

"Aunque yo no soy musulmán, defenderé su derecho de ser", insistió Onaiyekan.

"Hay gente que se está aprovechando de la violencia en Myanmar", denunciaron por su parte los representantes, incluyendo al cardenal Charles Bo.

Los participantes de la Asamblea asistieron luego al levantamiento de una escultura de madera de 7.5 m de altura en forma de aro que será un símbolo permanente de la paz entre religiones en la ciudad de Lindau, en el Luitpoldpark.

Después, pusieron rumbo a una procesión interreligiosa por la ciudad con sus casi mil integrantes de 120 países de todo el mundo.

Comentá la nota