Mozambique | ISIS ataca 4 aldeas cristianas, quema iglesias y asesina decenas de personas

Mozambique | ISIS ataca 4 aldeas cristianas, quema iglesias y asesina decenas de personas

Lo que ocurre en esta región africana es un “genocidio silencioso” contra las comunidades cristianas declara ONG que monitorea el terrorismo global.

Soldados pertenecientes al Daesh (Estado Islámico, ISIS) han atacado varias aldeas cristianas de Mozambique causando numerosas víctimas por decapitación y dejando un rastro de destrucción a su paso, en lo que diversos analistas describen como una campaña de limpieza religiosa encubierta.

Las acciones, perpetradas por grupos yihadistas activos en África central y meridional, han generado desplazamientos masivos y un nivel de violencia que rara vez recibe atención internacional.

Uno de los episodios más sangrientos tuvo lugar en la aldea de Natocua, en el distrito mozambiqueño de Ancuabe, donde combatientes del ISIS de Mozambique capturaron y decapitaron a seis cristianos el pasado 22 de julio, según informe reciente del Middle East Media Research Institute (MEMRI), con sede en Washington, D.C.

MEMRI, organización especializada en el monitoreo de extremismo y terrorismo global, ha emitido una advertencia contundente: lo que ocurre en esta región africana constituye un «genocidio silencioso» contra las comunidades cristianas.

Uno de los escenarios más devastados es la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. En ese territorio, el brazo local del ISIS -denominado Estado Islámico Provincia de Mozambique (ISMP)- difundió una serie de 20 fotografías en las que se vanagloria de haber incendiado iglesias, viviendas y asesinado a decenas de civiles en ataques consecutivos en el distrito de Chiure. Las imágenes muestran cuerpos decapitados y edificios en llamas, así como la ejecución de un supuesto miembro de las llamadas «milicias infieles».

A su vez, otro grupo vinculado al ISIS, la Provincia Central de África del Estado Islámico (ISCAP), difundió fotos de una incursión ocurrida el 27 de julio en la aldea de Komanda, en la provincia de Ituri, República Democrática del Congo. En esa embestida, los milicianos abrieron fuego contra una iglesia católica y prendieron fuego a casas, tiendas y vehículos. MEMRI estima que al menos 45 personas fueron asesinadas en ese solo ataque.

«La meta es clara», indicó Fernández: «Erradicar la presencia cristiana de la región. A los musulmanes que no se alinean con su causa les ofrecen dos opciones: unirse o morir. A los cristianos, ni siquiera eso».

 

Sin respuesta internacional

A pesar de la magnitud de los hechos, la respuesta de organismos internacionales ha sido limitada y, en muchos casos, vaga. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), dependiente de la ONU, reportó que solo entre el 20 y el 28 de julio más de 46.000 personas —la mayoría de ellas niños— fueron obligadas a huir en Cabo Delgado como consecuencia directa de la violencia yihadista.

No obstante, los comunicados oficiales de las Naciones Unidas evitan entrar en detalles sobre los asesinatos ni mencionan directamente la motivación religiosa detrás de los ataques. «Es una forma de neutralidad que, en realidad, encubre la naturaleza del problema», criticó Fernández. «Hablar solo de desplazados sin explicar por qué huyen o quién los ataca es dar una visión incompleta, cuando no cómplice, de la realidad».

Para muchos expertos en seguridad internacional, el avance de los grupos vinculados al ISIS en África representa una amenaza creciente que está pasando inadvertida en la escena global. Mientras aldeas enteras son arrasadas, iglesias incendiadas y creyentes cristianos ejecutados, el silencio mediático y político persiste, consolidando lo que Fernández definió como «una guerra cruel y olvidada que se libra fuera del foco, pero que tiene consecuencias devastadoras para millones de personas».

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