El obispo de Santiago del Estero, Mons. Vicente Bokalic, invitó a la comunidad diocesana a rezar por el futuro sacerdote Gastón Alejandro Cuello, a quien conferirá el orden presbiterial mañana, a las 20.30, en la Catedral Basílica.

El nuevo presbítero celebrará sus primeras misas el sábado 30 de mayo, a las 20.30 en la parroquia San Juan Diego y el domingo, a las 10, en la parroquia Santo Cristo, y a las 19.30, en la parroquia Nuestra Señora del Pilar.

"Como padre y pastor de esta Iglesia, y para todo el Pueblo de Dios es un día de gozo muy especial, nuestro corazón se eleva a Dios en acción de gracias", aseguró el prelado al recordar que el diácono Cuello "va a recibir el don del sacerdocio y se va a comprometer con Jesucristo para siempre, entregando su vida".

El obispo santiagueño recordó que el Señor dice: "Ya no los llamo siervos, los llamo amigos", al indicar que "éste es el significado profundo de ser sacerdotes: amigos y servidores de Jesucristo. Una amistad que cada día hay que fomentarla, una amistad que significa entrega, sacrificio y comunión".

"En verdad no somos nosotros los que hemos elegido al Señor, ni la vocación es ante todo una elección nuestra. Ella es siempre y en primer término una llamada de lo alto, el designio amoroso de Dios sobre cada uno de sus hijos, designio que proviene desde antes de todos los siglos para una determinada misión", indicó y agregó: "Me atrevo a decir que Gastón ha visto con claridad cuál es su misión y quiere vivirla en plenitud".

Tras indicar que el papa Francisco recuerda que "la misión es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme", subrayó que el pontífice afirma que "hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego por esa misión. Misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar".

"En realidad, necesitamos tanto de los sacerdotes. Necesitamos que nos partan el Pan. Que nos perdonen los pecados. Que presidan nuestras comunidades", subrayó.

Monseñor Bokalic sostuvo que "nadie puede reemplazar el sacerdocio ministerial en su misión de santificar y reconciliar apacentando al santo pueblo de Dios, con un corazón totalmente entregado a Jesús, gastando su vida por los hermanos".

"Con la alegría y gratitud de ver señales del amor de Dios, sigamos orando por vocaciones sacerdotales, consagradas y misioneras para atender a nuestro Pueblo. Alegrémonos por esta buena noticia y renovemos nuestro celo evangelizador como discípulos misioneros de Jesús", concluyó.