Mons. Tissera: 'Somos mujeres y hombres de esperanza'

Mons. Tissera: 'Somos mujeres y hombres de esperanza'

El obispo de Quilmes presidió la Misa de la Esperanza y dijo que esa esperanza "nos ayuda para sostenernos unos a otros y gestar lo nuevo, eso que sólo el amor puede hacer: una nueva humanidad".

La diócesis de Quilmes celebró el sábado 18 de noviembre la XXVIII Misa de la Esperanza, en el Cruce Varela, en el marco de la VII Jornada Mundial de los Pobres que la Iglesia conmemoró a nivel mundial el domingo 19.

La Eucaristía fue presidida por el obispo local, monseñor Carlos Tissera, y concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Eduardo Redondo; el obispo emérito de Río Gallegos y colaborador en la diócesis de Quilmes, monseñor Juan Carlos Romanín SDB, junto con sacerdotes y diáconos.

Participó un grupo numeroso de personas que se congregaron desde diversos puntos de la diócesis para compartir la celebración: el intendente de Berazategui, Juan José Mussi; el intendente de Florencio Varela, Andrés Watson; el exembajador argentino ante la Santa Sede Carlos Cúster, y el pastor de la Iglesia Evangélica del Río de La Plata, Arturo Blatezky, quien fue amigo del primer obispo de Quilmes, monseñor Jorge Novak, y que acercó además el poncho que heredó como regalo del primer pastor de esa jurisdicción eclesiástica. También diversos movimientos y grupos de esa diócesis

En la homilía, monseñor Tissera tomó algunos fragmentos de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium y recordó que la esperanza “nos libera del miedo, del aislamiento, del egoísmo y la comodidad. La esperanza nos enciende para iluminar en medio de la noche del dolor y de la impotencia; ella nos anima para sostenernos unos a otros y gestar lo nuevo, lo inédito, eso que sólo el amor puede hacer: una nueva humanidad”.

Seguidamente, el prelado mencionó que en la síntesis que realizó la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos celebrada en Roma durante el mes de octubre, se detalló que “a la Iglesia, los pobres le piden amor. Por amor se entiende respeto, acogida y reconocimiento, sin los cuales, proporcionar comida, dinero o servicios sociales representa una forma de asistencia, ciertamente importante, pero que no se hace plenamente cargo de la dignidad de la persona”.

Mons. Tissera dio gracias a Dios también “por la próxima beatificación de un querido pastor de la Iglesia argentina, que fue nuestro obispo cuando pertenecíamos a Avellaneda, el Cardenal Eduardo Francisco Pironio”, al tiempo que recordó el vínculo que tejió con quien luego fuera obispo coadjutor de esa diócesis, monseñor Gerardo Farrell.

Luego invitó a rezar por el momento actual del país y señaló que “somos mujeres y hombres de esperanza”, ocasión en la que además acercó las enseñanzas que monseñor Novak inculcó en su última Misa de la Esperanza celebrada en el año 2000.

“Hay esperanza porque miles de padres de familia alimentan y aman con ternura a sus hijos. Hay esperanza porque muchos servidores y servidoras organizan comedores, para que niños y ancianos tengan por lo menos una comida al día. Hay esperanza porque muchos voluntarios y voluntarias están junto a la cama de los enfermos, como auxiliares de las familias y de los hospitales. Hay esperanza porque muchos docentes forman con amor el cerebro y el corazón de las nuevas generaciones. Hay esperanza porque quedan todavía funcionarios y profesionales honestos”, resaltó.

Antes de la celebración, se realizó la Expo-Feria del camino sinodal.+

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