El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap., presidió una misa en la basílica de Nuestra Señora de Itatí, a la que asistieron cientos de fieles convocados para dar inicio al año pastoral. El prelado llamó a recuperar y fortalecer la familia desde el matrimonio y la educación de los hijos y adelantó que se trabajará durante el año para mejorar la transmisión de la fe, acompañar la perseverancia de los fieles y suscitar en ellos el espíritu misionero.
El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap., presidió una misa en la basílica de Nuestra Señora de Itatí, a la que asistieron cientos de fieles convocados para dar inicio al año pastoral.
El equipo organizador de la jornada, integrado por referentes laicos de áreas pastorales y movimientos eclesiales, propuso como lema “Familia: iniciadora de la fe y escuela de vocaciones”. La consigna se refería al próximo Sínodo sobre la Familia, el Año de la Vida Consagrada y la Primera Asamblea Arquidiocesana, que tratará sobre la iniciación de la vida cristiana.
En su homilía, monseñor Stanovnik advirtió como “alarmante” la inestabilidad, la intolerancia y las agresiones que ocurren en la pareja y en el núcleo familiar, que luego se traspasa a la convivencia social en acontecimientos de violencia e inseguridad.
El arzobispo recordó que la familia es iniciadora de la fe y escuela de vocaciones cuando sus miembros se respetan y se ayudan mutuamente. “En una familia así –agregó- los hijos descubren el gusto de servir y de estar atentos a las necesidades de los otros. Para ellos, la familia es una verdadera escuela, un lugar en el que descubren su vocación de servicio en la sociedad y en la Iglesia”.
Monseñor Stanovnik advirtió que la falta de los padres en la vida de sus hijos “genera en ellos desorientación y angustia que amortiguan con diversas formas de aturdimiento”; por eso, llamó a recuperar y fortalecer “la pareja constituida por un varón y una mujer, su compromiso de estabilidad y fidelidad en el amor para siempre, y su generosa apertura a la vida”.
“Ninguna otra realidad humana puede reemplazar lo que brinda la familia, así entendida, a sus propios miembros, a la sociedad y a la Iglesia. Luego, la comunidad humana, en sus diversas extensiones: el vecindario, el pueblo y la familia humana, son la consecuencia de la realidad y de los vínculos que se fueron fraguando en la familia”, aseguró el prelado.
Monseñor Stanovnik adelantó que este año y el próximo tendrán como prioridad pastoral el matrimonio y la familia. En esto ayudarán las orientaciones que pueda dar el papa Francisco luego de los trabajos sinodales de octubre, a los que el arzobispo asistirá como parte de la delegación episcopal argentina.
En otro tramo de su predicación, el arzobispo se refirió a la iniciación cristiana, el tema de la próxima Asamblea Arquidiocesana: “Iremos reflexionando y profundizando sobre el sentido y la responsabilidad que tenemos como Iglesia en iniciar a los hermanos en la fe, e iremos iremos buscando juntos el modo cómo debemos anunciar hoy a la persona de Jesús para que los que escuchan el anuncio queden fascinados por él”.
El arzobispo correntino indicó que trabajarán en el acompañamiento de las personas para que perseveren en la oración y la práctica de la confesión frecuente y participen de la Eucaristía, y también se abordarán los modos de insertar a los bautizados en la comunidad eclesial y social para que sean “fraternos y fervorosos misioneros”.
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