Mons. García alienta la tarea de médicos y enfermeros

Mons. García alienta la tarea de médicos y enfermeros

El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, envió una carta de salutación a los directivos y al personal del Policlínico Central de la ciudad, que cumplió 100 años de vida institucional, y llamó al personal a no perder la esperanza ni el amor a la vocación, porque el cuidado de los enfermos “es un servicio que se hace a Cristo, presente en el prójimo”.

El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, envió una carta de salutación a los directivos y al personal del Policlínico Central de la ciudad, al que definió como “un santuario del dolor y la esperanza” por el que peregrinaron miles de matanceros en sus 100 años de vida institucional. 

Monseñor García consideró que el policlínico matancero es un “santuario del dolor” en que muchos humildes entregan su enfermedad con la esperanza de que sea transformada en salud física, consuelo cálido o en una palabra alentadora ante las largas esperas. 

“Así como Dios toma las ofrendas de los pobres y las abraza, aquí el dolor es abrazado. El dolor es intransferible, pero se hace más soportable cuando alguien está a nuestro lado y nos abraza con ternura”, escribió el obispo. 

“Frente al misterio del dolor –agregó- no hay respuestas humanas que alcancen, a tantas preguntas que se hacen día a día por estos pasillos el Señor responde con una llamada, con una vocación especial que, como tal, tiene su base en el amor. Cristo no llega hasta nosotros con explicaciones y razones. Llega desde el amor de ustedes hecho vocación y servicio. Y frente a tantos sufrimientos de los que han sido testigos estas paredes ésta es la buena noticia que Dios nos regala”. 

El obispo de San Justo agradeció a los trabajadores del centro asistencial por su tarea y por “revelar desde la vocación de cada uno y desde el lugar que cada uno ocupa al Dios bueno que nos sana, nos sostiene, nos anima, nos consuela y acompaña”. 

“Siempre el dolor saca lo mejor o lo peor de nosotros. El dolor de los otros ha despertado en ustedes esa vocación dar lo mejor; no se dejen robar la esperanza ni el amor a la vocación, háganlo siempre todo con amor, porque es un servicio que se hace a Cristo, presente en el prójimo”, aseguró el prelado, quien recordó palabras del Señor en el Evangelio: «Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo».

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