Mons. Fernández: "San Cayetano nos recuerda el Evangelio social"

Mons. Fernández:

El arzobispo de La Plata celebró la misa por la festividad del santo de la Providencia, en la que pidió responsabilidad y diálogo frente a "estos momentos críticos de la Patria".

 

El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió el 7 de agosto la Eucaristía en el santuario platense de San Cayetano, en una jornada de la que participaron cientos de fieles que se congregaron desde diferentes lugares y acompañados por el lema “Con san Cayetano, reconstruyamos la cultura de la paz”.

En línea con la última declaración de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Fernández reclamó a la dirigencia responsabilidad y diálogo en estos momentos críticos de la Patria en orden a responder a las angustias que afligen al pueblo: la falta de trabajo, la inflación asfixiante, entre otras.

En la homilía, el arzobispo platense preguntó a los presentes “¿quién es este santo que tiene un corazón sensible ante nuestras necesidades?”.

Ante todo, dijo, Cayetano “era un enamorado de Jesucristo, que un día decidió seguirlo y nunca más volvió atrás”. “Así te llama a vos a encontrar a Cristo, a subirte a su barca con alegría. Porque con Cristo se acaba la soledad, el abandono, el miedo, la oscuridad del alma. Con el brilla esa luz que nos guía por la vida. San Cayetano se consagró a Jesús y no lo soltó nunca”, expresó.

Por eso, continuó, “San Cayetano fue alguien que se tomó en serio el Evangelio. Él veía lo que Jesús nos enseña en el Evangelio y se dejaba tocar, se dejaba inquietar”. “Él leía cuando Jesús nos dice que lo que le hicimos a un hermano necesitado se lo hicimos a él, y se preguntaba cómo lo podía aplicar él en su vida. Leía que todos somos hermanos, y buscaba la forma de vivirlo”. 

En ese sentido, además, el arzobispo platense reconoció que lo que más le llama la atención de San Cayetano “es la creatividad que tuvo para vivir el amor a los hermanos”, remarcando que hay dos ejemplos “que me impactan y que quiero recordar, porque lo muestran a Cayetano de cuerpo entero”.

Por un lado, monseñor Fernández recordó que “San Cayetano vio que los enfermos graves, terminales, quedaban abandonados, la sociedad no se interesaba en ellos en un momento tan terrible de sus vidas. Entonces fundó el primer hospital para enfermos terminales”, porque “Cayetano tenía otra lógica: los miraba con los ojos de la fe y reconocía la inmensa dignidad de esos seres humanos”, destacó.

Otro de los ejemplos, fue que el santo “veía que cuando la gente estaba muy ahorcada por los problemas económicos, tenía que caer en manos de los usureros que les destruían la vida. Entonces creó un banco que prestaba con intereses bajos, que se llamaba ‘Monte de Piedad’”, recordó.

 

El arzobispo platense exclamó que San Cayetano “tenía ese corazón realmente preocupado por los problemas de la gente, después de su muerte mucha gente le pedía ayuda, ya que decía: este hombre que fue realmente tan generoso y tan sensible ante el dolor humano, ¿cómo no nos va a escuchar?”.

Por otra parte, subrayó que el santo “no estaba solo”, sino que quiso vivir en comunidad, como vio que hicieron los primeros cristianos, “que vivían unidos, se ayudaban unos a otros, oraban juntos”, dijo. “Él quiso también vivir así, y formó una comunidad de sacerdotes que vivían con austeridad, compartían todo, y se ocupaban de los más pobres”, agregó.

En ese sentido, pidió que “tomemos este hermoso ejemplo y sepamos vivir en comunidad con otros hermanos y otras familias, capaces de ayudarnos unos a otros, de orar juntos, de estimularnos unos a otros para perseverar firmes y para crecer en la fe”.

Asimismo, monseñor Fernández destacó que “hoy venimos a pedirle que a nuestras familias no les falte el trabajo, porque no queremos vivir de limosnas, queremos trabajar, poner nuestro esfuerzo para construir nuestro futuro y el bien de nuestros hijos”.

Finalmente, señaló: “En esta fiesta, San Cayetano nos estimula a tomarnos en serio del Evangelio y a vivir de otra manera. Que él interceda por nosotros para que aceptemos el desafío de ser santos, con una santidad comunitaria, en este mundo que nos toca vivir”.

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