Mons. Domínguez asumió en San Rafael: 'Quiero compartir con ustedes lo más valioso: a Jesucristo'

Mons. Domínguez asumió en San Rafael: 'Quiero compartir con ustedes lo más valioso: a Jesucristo'

El obispo lo hizo pidiendo permiso a los fieles para entrar en sus vidas y expresando su disposición a servir a todos, en especial a quienes sufren y más necesitados y alejados están.

Monseñor Carlos María Domínguez OAR asumió, el sábado 25 de marzo, como octavo obispo de la diócesis de San Rafael, y en su primera misa como pastor diocesano exclamó: “Quiero compartir con ustedes lo más valioso que se me ha dado, a Jesucristo. Vengo a darles toda mi vida”.

La ceremonia comenzó con el saludo a los tres intendentes de los departamentos que integran esta jurisdicción eclesiástica: Emir Félix (San Rafael), Walther Marcolini (General Alvear) y Juan Manuel Ojeda (Malargüe). 

Monseñor Domínguez fue recibido en la catedral local por el arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, en su carácter de metropolitano, y por el administrador parroquial, presbítero Luis Raúl Facello. 

La ceremonia continuó dentro del templo, donde el prelado hizo un momento de oración ante Jesús Sacramentado, y luego realizó su profesión de fe y su juramento de fidelidad. 

El flamante obispo de San Rafael se dirigió al atrio de la catedral para presidir su primera misa, luego de la oración de la feligresía que participó de la celebración eucarística. Tras mostrar las letras apostólicas de su designación episcopal, monseñor Colombo cedió al obispo su cátedra y le entregó el báculo pastoral. En tanto, el vicario general, presbítero Horacio Valdivia, saludó al obispo en representación de la comunidad diocesana.

En la homilía de la misa, monseñor Domínguez recordó que su lema episcopal es “Alegres en la esperanza”, por lo que subrayó su compromiso pastoral en la diócesis: “Quiero ser profeta, testigo y servidor alegre de la esperanza que viene de Dios y que no defrauda. Quiero ser un hombre de esperanza y ser motivo de esperanza para ustedes. El mundo necesita de esa esperanza. Y sabemos que esa esperanza es Cristo. Lo sabemos, y por eso predicamos la esperanza que brota de la cruz. Quiero servir al Evangelio para la esperanza del mundo”.

“Hoy quiero tocar con humildad, respeto y suavidad el corazón de cada sanrafaelino, alvearense y malargüino. Pido permiso para entrar en sus vidas y compartir con ustedes lo más valioso que se me ha dado: a Jesucristo. Vengo a darles toda mi vida. Quiero caminar con ustedes y posar mis pies sobres las huellas del Maestro, Camino, Verdad y Vida. Quiero anunciarles a Jesús y anunciarlo con ustedes. Quiero servir a Jesús con ustedes en aquellos que más lo necesitan, en los pobres, en los que están alejados, en los que sufren”, sostuvo.

El flamante obispo sanrafaelino dirigió luego palabras a los “hermanos sacerdotes”, a los “queridos seminaristas”, a los consagrados y consagradas de la diócesis, y a los laicos

Monseñor Domínguez explicó que eligió para asumir la solemnidad de la Anunciación del Ángel a María, para que “su SÍ preceda al mío; sea ejemplo y modelo; lo configure y haga que el SÍ que hoy me piden el Señor y la Iglesia sea cada vez más parecido al suyo. El Sí de María cambia la historia; engendra en su corazón y en su carne la Palabra salvadora. Abraza, con su obediencia de fe, la salvación y coopera con ella”.

“Por eso, si me preguntaran si tengo un plan de gobierno o un plan pastoral para la diócesis, les digo que será el que Dios nos vaya marcando”, aclaró, e invitó a que “las palabras del Ángel a María resuenen en nuestro corazón y sean como dirigidas a nosotros”.

“Pongo mi ministerio pastoral y a toda la diócesis a los pies de nuestra Madre de Lourdes. Que San Rafael no nos abandone y nos acompañe en nuestro camino; que sea medicina de Dios para nuestro pueblo. Que aprendamos de San José la fidelidad creativa y silenciosa a los designios de Dios. Que el báculo de la diócesis de San Rafael lo lleve Jesús”, concluyó.

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