Como cada 7 de agosto, los feligreses se acercaron a la iglesia para venerar al “patrono del pan y del trabajo” en su día. El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, encabezó una misa en la que subrayó que “el trabajo es dignidad y un derecho pero también una obligación”.
La tradicional espiga de trigo fue el común denominador en el templo ubicado en Sempere al 1300 al que desde temprano los fieles se acercaron para pedir trabajo o agradecer a uno de los santos más venerados en el país.
En tanto, uno de los puntos más destacados de la jornada se dio a las 17 con la ceremonia presidida por monseñor Jorge Lugones, al aire libre y frente a cientos de fieles.
En su mensaje, el Obispo de Lomas de Zamora recalcó que “el trabajo es la dignidad de la persona y es un derecho inherente pero también es una obligación”.
“El laburo es una obligación. Ganarte el pan con el sudor de tu frente te cuesta y no hay que hacer el camino por el costado, o seguir con la viveza criolla o revoleando bolsos porque no es así la cuestión: nosotros pedimos un trabajo digno para que podamos tener lo que merecemos con el favor de Dios”, enfatizó.
De acuerdo con lo que habían informado desde el Obispado de Lomas de Zamora, el templo de San Cayetano en Burzaco estuvo abierto desde la medianoche y durante toda la jornada hubo misas, bendiciones y confesiones.
Miguel Pérez, integrante del grupo coordinador de la parroquia, aseguró que “hubo más gente que el año pasado”. Según los cálculos de los organizadores, hasta las 18 pasaron “alrededor de 40 mil personas” por el templo.
Para el voluntario de la parroquia, este incremento en la cantidad de visitantes se debió “a la Fe al santo patrono”. “También a la crisis que está pasando el país con la falta de trabajo. La mayoría de la gente viene a agradecer por mantener ese trabajo en este momento del país”, señaló.
Info Región también dialogó con algunos de los fieles que se acercaron a la iglesia. “Vine a agradecer más que a pedir ya que mis tres hijos por suerte tienen trabajo, están bien así que agradezco con mucho corazón que hayan podido mantener sus trabajos”, expresó Elba, de Villa Dominico.
Durante todo el día, los fieles formaron una larga fila que se extendía por el templo y tenía como meta a la imagen del santo. Allí se acercaban para tocar o besar los pies de la figura, al tiempo que imploraban un rezo seguido de una persignación.
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