México: la libertad religiosa en peligro

México: la libertad religiosa en peligro

Obispos y académicos advierten sobre iniciativas de ley que ponen por encima del bien común ideologías del descarte

 

Anombre de los obispos de México, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el arzobispo de Monterrey Rogelio Cabrera López, hizo un llamado enérgico para que cese la polarización que divide a la sociedad mexicana y tanto ésta como las fuerzas políticas enfoquen sus baterías en enfrentar la realidad de crisis profunda en la que vive el país.

Especialmente, el mensaje de los prelados mexicanos se dirigió a las cámaras de diputados y senadores para que atiendan y entiendan la gravedad de la situación que arroja, al primer año de la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, un terrible saldo de 193,142 muertes y 2, 151 028 casos confirmados de infección por coronavirus, aunque los especialistas multiplican por tres ambos rubros.

Iniciativas legislativas contra la libertad religiosa

“Hemos conocido, en las últimas semanas, diversas iniciativas legislativas que parecen no atender, ni entender, la gravedad de la situación. Impulsando agendas ideológicas que deberían exigir una discusión social pausada y responsable, así como una fundamentación mucho más sólida, basada en la inalienable dignidad de toda persona; por el contrario, han ido recibiendo aprobación en el proceso legislativo en el Congreso, sin tener un consenso social amplio y un cimiento técnico riguroso”, dice el mensaje de los obispos mexicanos.

Los legisladores agrupados alrededor del partido en el poder (Movimiento de Regeneración Nacional, conocido por su acrónimo de Morena) en una situación delicadísima, con 12 millones de pobres que se han acumulado como efecto de la pandemia a los 60 millones de pobres que había previamente, han tratado de introducir modificaciones en la Constitución y en leyes secundarias, que no solo no unifican a la sociedad, sino que abren las puertas a temas muy sensibles en un país de mayoría católica.

Las puertas que se abren con estas iniciativas –desde el punto de vista de los obispos mexicanos—tienen que ver con la ampliación de la práctica del aborto, a la restricción del derecho a la libertad de religión, de conciencia y de expresión, a limitar peligrosamente el ejercicio de la patria potestad, a intervenciones biotecnológicas en el ámbito reproductivo, al consumo lúdico de la marihuana, entre otros asuntos más”.

 El “mainstream” de la cultura del descarte

En este sentido, el fundador del Centro de Investigación Social Avanzada, Rodrigo Guerra, puntualizó en un reciente artículo publicado por El Heraldo de México legisladores y activistas “buscan impulsar agendas de poder reduciendo ideológicamente lo que debería ser una discusión académica estricta”, manipulado la sexualidad y las ideas procedentes de distintas teorías de género: corazón de lo que se puede denominar “ideología de género”.

A continuación, el académico mexicano toma el caso tenemos el caso de la iniciativa de reforma constitucional sobre “igualdad sustantiva” promovida por la diputada de Morena, Aleida Alavez.

Con un lenguaje que da por hecho que existen consensos sociales y teoréticos sobre el significado de “identidad y expresión de género”, “preferencia sexual”, “orientación sexual”, “derecho al libre desarrollo de la personalidad”, “identidad genital”, “autonomía sexual y reproductiva”, la diputada Alavez, escribe Guerra en su artículo, pone las bases para abrir caminos constitucionales propios de la “ideología de género”.

Infraestructura conceptual

Guerra observa en su artículo que se intenta establecer “una infraestructura conceptual” que permite elevar a rango constitucional el llamado “matrimonio igualitario” y también “abrir caminos interpretativos para una más amplia práctica del aborto legal en México”.

Uniéndose a la voz de los obispos mexicanos, Guerra advierte, en su contribución semanal en El heraldo de México, que “una gran oportunidad para avanzar en la verdadera igualdad se hunde gracias a una diputada que se suma al ‘mainstream’ de la cultura del descarte, sin discernimiento alguno”.

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