Lejos de Israel, la comunidad judía llora y ora unida por la paz mundial

Lejos de Israel, la comunidad judía llora y ora unida por la paz mundial

La feligresía acudió a las sinagogas en Estados Unidos, Alemania o Indonesia, donde rabinos guiaron oraciones por la paz en Medio Oriente y compartieron el dolor con sus congregaciones religiosas. Exhortación común a que se ponga fin a la guerra.

Los judíos de comunidades lejos de Israel se reunieron en sinagogas este fin de semana para sus primeros servicios de sabbat desde que los extremistas de Hamas atacaron a Israel, iniciando una guerra en curso. Los rabinos dirigieron oraciones de paz y compartieron el dolor con sus congregaciones. En muchas sinagogas, la seguridad era estricta.

El mortal ataque de Hamas no es solo otro acontecimiento geopolítico para el pueblo judío, explicó un rabino estadounidense. Está removiendo años de traumas viscerales, especialmente en Pittsburgh, la ciudad marcada por el ataque antisemita más mortífero en la historia de Estados Unidos.

“Más judíos fueron asesinados en el último sabbat ... que en cualquier otro día desde el Holocausto”, dijo el rabino Daniel Fellman del Templo Sinaí, durante el primer oficio después de la violencia en Israel. “No es que Hamas quiera la destrucción de Israel. Es que Hamas quiere destruirnos a ti y a mí”.

“El mundo merece algo mejor, el pueblo palestino merece algo mejor y debemos hacerlo mejor”.

A pesar de esa angustia, la congregación de Fellman —y otras en todo el mundo— acató las palabras de un soldado israelí que había instado a los fieles a “ir a cantar y bailar, y asegurarse de que todas las personas en el mundo nos escuchen cantar esta oración en este sabbat”.

Fellman predicó sobre la historia bíblica del primer asesinato —el de Abel a manos de su hermano Caín— e instó a comprender que todas las personas son hermanos, incluidos judíos, cristianos y musulmanes.

“Todos ellos son nuestros hermanos y hermanas, y cuando uno de nosotros sufre, todos sufrimos. Si no podemos ver que compartimos esta tierra, que compartimos el amor de Dios ... entonces estamos condenados a vivir la maldición de Caín y Abel una y otra vez”.

Para el rabino Seth Adelson de la Congregación Beth Shalom en Pittsburgh, recibir la noticia sobre el ataque el sábado pasado por la mañana mientras se dirigía al templo le trajo recuerdos traumáticos del 27 de octubre de 2018. Ese sabbat —sábado, en el judaísmo— por la mañana fue sacudido por la noticia de que un hombre armado atacó la sinagoga cercana Tree of Life (Árbol de la Vida) y mató a 11 personas de tres congregaciones que se reunían allí.

La diferencia, dijo en una entrevista, era que “simplemente no podíamos comprender la idea de un tiroteo en una sinagoga en Pittsburgh”. En comparación, el ataque de Hamas de la semana pasada fue “trágico, horripilante y desgarrador, pero creíble”.

Después del ataque a la sinagoga de Pittsburgh, “sentimos que toda la comunidad nos abrazó”, dijo Adelson. “Una de las cosas que muchos de nosotros sentimos en este momento es que no sentimos ese abrazo. Realmente somos una comunidad que sufre y no sentimos apoyo”.

Pero continúan con los ritmos de la vida ritual, dijo Adelson. El servicio del sábado en Beth Shalom incluye un bar mitzvá, la iniciación a la mayoría de edad de un joven. “A veces celebramos, incluso cuando sabemos que debemos estar en duelo”, agregó.

En Berlín, rezuerzan la seguridad en las sinagogas

La policía en la capital de Alemania, Berlín, aumentó visiblemente la seguridad frente a las sinagogas mientras los fieles acudían en masa a los servicios de oración del sabbat.

El aumento de las medidas de seguridad surge como reacción a las tensiones globales desencadenadas por el ataque de Hamas y el posterior bombardeo de Gaza por parte de Israel, así como a los llamados en las redes sociales a protestar violentamente frente a instituciones judías en Alemania.

En la comunidad berlinesa de Jabad en el barrio Wilmersdorf de Berlín, la calle que conduce a la sinagoga y al centro comunitario adyacente fue cerrada al tráfico. La policía y el servicio de seguridad privado patrullaban la acera mientras los feligreses llegaban al lugar de culto. Algunos hombres llevaban su kipá —el casquete redondo que cubre la coronilla— escondida debajo de una gorra de béisbol, mientras que otros no se pusieron su kipá hasta que entraron a la sinagoga.

El rabino Yehuda Teichtal, jefe de la comunidad local de Jabad, dijo a The Associated Press el viernes por la noche que “este es un momento muy difícil para el pueblo judío”.

“Al mismo tiempo, nos mantendremos unidos con fortaleza y plena confianza en Dios para un futuro positivo”, añadió Teichtal. “Lo único que los terroristas quieren es desmoralizarnos —y han logrado lo contrario—“.

Cientos de berlineses se reunieron frente a otro templo, la sinagoga Fraenkelufer, en vísperas de sabbat para protegerla y al servicio de oración que se celebra en su interior de posibles ataques.

Sostuvieron carteles con fotografías de israelíes que Hamas mantiene como rehenes en Gaza, encendieron velas y ondearon banderas israelíes. En algunos pósters se lee “La vida judía importa” y “Nunca más es ahora”.

En Indonesia, un rabino pide el fin de la guerra

Un rabino indonesio en la única sinagoga en la nación de mayoría musulmana más poblada del mundo pidió la paz el sábado y el fin de los combates en la guerra entre Israel y Hamas.

“Llamamos y oramos por la paz”, dijo Modechai Ben Avraham, “porque cuando la paz se restablezca en nuestras vidas, podremos realizar cualquier actividad y adorar pacíficamente”.

El rabino, quien dirigió las oraciones en la sinagoga Shaar Hashamayim en la ciudad de Tondano, en la isla de Sulawesi, dijo que el conflicto no ha causado ansiedad o una sensación de miedo y aislamiento para la sinagoga y sus fieles “porque la gente sabe que nuestra comunidad sólo se centra en llevar a cabo oficios religiosos”.

Shaar Hashamayim es actualmente la única sinagoga en Indonesia; ha prestado servicios a una comunidad judía local de unas 50 personas en Tondano desde 2019. El judaísmo no está reconocido entre las seis religiones principales del país, pero sus prácticas están permitidas por la constitución de Indonesia.

Se estima que hay 550 judíos indonesios y la mayoría vive en el norte de Sulawesi, una provincia que alberga a más de 2,6 millones de personas, en su mayoría cristianos en esta nación del archipiélago mayoritariamente musulmán.

Lágrimas y oraciones en la sinagoga de Miami

Mientras sus padres se refugiaban en su habitación segura en el norte de Israel, Juval Porat trató de concentrarse en preparar una mezcla de himnos alegres y reconfortantes para los primeros oficios de sabbat en su sinagoga de Miami Beach, Florida, desde el ataque de Hamas.

“Definitivamente, no voy a llorar”, dijo el cantor antes de los servicios del viernes por la noche en el Templo Beth Sholom lleno de vitrales coloridos. “Necesito ser fuerte para que otras personas puedan llorar”.

Las lágrimas fluyeron mientras Porat y los rabinos dirigían a los 300 feligreses en oración por la paz, por la seguridad del pueblo de Israel y de los soldados que lo defienden, y especialmente por los rehenes.

“Es la primera vez que lloré”, dijo Michael Conway, quien llevaba una kipá blanca decorada con palomas azules como símbolos de paz.

Las oraciones en hebreo e inglés fueron “una oportunidad para liberar las emociones reprimidas de la semana y estar con mucha gente que sabía cómo me siento”, añadió.

En su sermón, la rabina principal Gayle Pomerantz nombró esas emociones: miedo, ira, conmoción por el hecho de que Israel y el pueblo judío estén enfrentando “un momento existencial”. “Queremos golpear a Hamas con nuestras propias manos”, dijo a la congregación sentada en silencio después de compartir testimonios de sobrevivientes de un kibutz ahora devastado donde, como estudiante, había celebrado muchos sabbats. “Pero el odio nunca reparará lo que está roto”, agregó, e instó a los fieles a mostrar solidaridad y apoyar los esfuerzos de ayuda de Israel.

El rabino Robert Davis siguió la misma línea al encender una vela para conmemorar a los rehenes y a los asesinados por Hamas —“los bebés y niños y adolescentes, los soldados, los asistentes al concierto y la gente que esperaba el autobús—”.

“No hay suficientes velas”, añadió Davis. “Seamos nosotros las luces”.

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