En su mensaje anual conjunto de Pascua, los trece Patriarcas y Jefes de las Iglesias cristianas en Jerusalén vuelven a hacer un llamado a un alto el fuego inmediato y la liberación de todos los cautivos, y recuerdan la esperanza en la resurrección.
En su mensaje anual conjunto de Pascua, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén animaron a los fieles, especialmente a aquellos que sufren la guerra en Tierra Santa y en otros lugares, a fijar su mirada en la Resurrección de Jesús.
El mensaje pascual de esperanza en la resurrección, dijeron, “no sólo confirma el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, sino que también promete la salvación a aquellos que vienen a nuestro Señor con fe y corazones arrepentidos”.
Refiriéndose específicamente a la guerra en curso entre Israel y Hamás, los líderes cristianos de Jerusalén condenaron una vez más todas las acciones violentas contra civiles inocentes y reiteraron su llamado a un alto el fuego inmediato y sostenido.
Junto a esto renovaron su llamado a la pronta distribución de la ayuda humanitaria; la liberación de todos los cautivos; el acceso irrestricto de médicos y personal médico totalmente equipados para atender a los enfermos y heridos; y la apertura de negociaciones facilitadas internacionalmente destinadas a poner fin al actual ciclo de violencia y superarlo.
Sólo de esta manera, dijeron, “podrá finalmente avanzarse hacia una solución integral para una paz justa y duradera aquí en la tierra donde nuestro Señor sacrificó su vida, derribando el muro divisorio de la enemistad, para ofrecer al mundo la esperanza de reconciliación."
Al extender su mensaje a los cristianos y a otras personas de todo el mundo, los líderes cristianos de Jerusalén ofrecieron sus saludos especiales a los fieles que sufren en Gaza, incluidos los que se refugian en las iglesias de San Porfirio y de la Sagrada Familia, así como al “valiente personal y voluntarios” de la Hospital Ahli, dirigido por anglicanos, junto con los pacientes a los que atienden.
“A ellos y a todos los que esperan con fe la Resurrección de Cristo, incluso en medio de las tinieblas actuales, afirmemos con San Pablo esta esperanzada aclamación: 'Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa en toda la creación, podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro”.
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