La Iglesia coreana «de misión» en Pyongyang

La Iglesia coreana «de misión» en Pyongyang

A setenta años de la separación, una delegación católica de alto nivel, guiada por cuatro obispos, se dirige a Corea del Norte. Una visita oficial llena de implicaciones, y no solo eclesiales

GIANNI VALENTEROMA

A setenta años de la división de la península coreana, por primera vez una amplia y autorizada delegación de la Iglesia católica de Corea del Sur atraviesa la frontera y la zona desmilitarizada. En estos días llevará a cabo en Pyongyang y en los territorios norcoreanos una visita oficial llena de implicaciones, y no solo eclesiales. 

La delegación, compuesta por 17 personas, incluye a 4 obispos (entre los que está el arzobispo Hyginus Kim Hee-joong, Presidente de la Conferencia Episcopal sudcoreana) y a sacerdotes y representantes de los Comités eclesiales para la reconciliación del pueblo coreano, presentes en todas las diócesis. También forma parte de la delegación el abad benedictino Blasio Park Hyun-dong, actual superior de la fundación monástica que tuvo su primera sede en territorio norcoreano. 

 

La visita oficial de la delegación comenzó el primero de diciembre y concluirá el viernes 4. Los interlocutores oficiales de la delegación son los funcionarios de la Asociación Católica de Corea del Norte, uno de los órganos creados por el régimen norcoreano para simular una actitud de apertura en el ámbito de la libertad religiosa. Pero se puede prever que los huéspedes sudcoreanos también tendrán encuentros con representantes polacos locales. 

 

Los obispos y sacerdotes del sur también tratarán de reunir noticias sobre la consistencia real de las comunidades católicas que todavía existirían en Corea del Norte, después de décadas sin ministros ordenados para celebrar misa o confesar. «Al el momento de la separación», explicó a Vatican Insider el profesor Byun Jin Houng, que colabora con el Comité eclesial para la reconciliación del pueblo coreano, «en Corea del Norte había por lo menos 55 mil bautizados católicos. Tomando en cuenta los años que han pasado, los que escaparon y los periodos de persecución, es realista pensar que entre ellos todavía haya algunos millares vivos y que hayan custodiado su fe en secreto, como sucedió en otras épocas de la historia coreana».  

La delegación sudcoreana también volverá a proponer el envío de sacerdotes del sur para que se ocupen del cuidado pastoral de los fieles del norte, o, por lo menos, para celebrar la misa en el lugar de culto para los carecimos que mandó construir el régimen a finales de los años ochenta. Durante los encuentros se podrán afinar programas de ayuda a la población del norte por parte de los organismos caritativos católicos del sur, que serán robustecidos durante el Año Santo de la Misericordia. Y también se tratará de averiguar si existen las condiciones para la reconstrucción de una verdadera Iglesia católica en Pyongyang, en donde hasta la catedral fue destruida durante la guerra civil. 

Papa Francisco en Corea del Sur (ANSA) 

El viaje oficial de la delegación eclesial sudcoreana tiene un fuerte valor, sobre todo a la luz del papel cada vez más intenso que la Iglesia del sur pretende jugar en el terreno e la reconciliación nacional y de la posible reunificación de ambas Coreas. A setenta años de la división, la Iglesia del sur ha tomado el estandarte de la posible reunión del pueblo coreano, impulsada por las palabras sobre la necesaria reconciliación entre los hermanos que pronunció Papa Francisco durante su viaje a Corea del Sur en agosto de 2011. El Comité para la reconciliación lleva a cabo una campaña de sensibilización entre los fieles mediante el trabajo capilar de sus secciones instituidas en todas las diócesis. Y, sobre el tema todavía polémico de la reunificación, los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los laicos católicos tratan de ofrecer indicaciones a las conciencias de todo el pueblo coreano. 

«Con respecto a otras divisiones, como la división alemana», explicó a Vatican Insider el padre Timothy Lee Eun-hyung, Secretario del Comité de los obispos para la reconciliación del pueblo coreano, «nosotros hemos tenido una tremenda guerra civil. Nos matamos por millones. Una herida tan grande que era mayor en muchos que la nostalgia por la unidad del propio país. Pero con la actual generación, esta herida podría ser superada. Los coreanos de hoy pueden concentrarse en el futuro. Pero ahora, en los chicos se asoma el peligro de la indiferencia ante un pasado que no conocieron».  

El padre Timothy es el capellán de la «Iglesia del arrepentimiento y de la redención», inaugurada en 2013 a pocos kilómetros de la frontera, en donde cada semana se llevan a cabo oraciones y liturgias par invocar el don de la reunificación, y se ofrecen cursos de sensibilización en los que participan grupos y comunidades provenientes de toda Corea del Sur. «Lo primero», insiste el sacerdote, «es reconocer los errores que ha cometido el pueblo coreano. Luego se necesita la paciencia para acompañar los procesos. La reunificación no se llevará a cabo improvisamente, o como la absorción de un país retrasado por parte de un país avanzado. La reconciliación solo podrá llevarse a cabo como un encuentro entre hombres, que abren el corazón el uno al otro. Hay que abandonar cualquier complejo de superioridad. Tratar a los otros con respeto. Para ello, la Iglesia puede tener un papel de intermediación importante». 

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