«La humillación cristiana no es masoquismo, es imitación de Jesús»

«La humillación cristiana no es masoquismo, es imitación de Jesús»

Papa Francisco en Santa Marta invitó a no cultivar sentimientos de odio, sino a darse tiempo para descubrir las actitudes que agradan a Dios: el amor y el diálogo

Papa Francisco indicó «dos actitudes: el de la cerrazón, que te lleva al odio, a la ira, a querer matar a los demás, y el de la apertura a Dios siguiendo la vía de Jesús, que te hace tomar las humillaciones, incluso las fuertes, con esta alegría interior, porque estás seguri de ir por la vía de Jesús». Distinguió estas dos actitudes durante la homilía en la Misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.

La humillación en sí es masoquismo, mientras la humillación sufrida, aceptada y soportada en nombre de la Palabra de Dios nos hace más parecidos a Jesucristo, afirmó el Papa en la homilía.

Jorge Mario Bergoglio invitó a los cristianos a no cultuvar ni odio ni ira, sino a darse tiempo para descubrir sentimientos y actitudes que agradan al Señor: el amor y el dálogo.

Según Francisco, es posible para el ser humano reaccionar a una situación tensa y complicada con las maneras de Dios: es una cuestión de tiempos. El tiempo de dejarse permear y guiar por los sentimientos de Cristo. El Papa lo explicó reflexionando sobre el episodio de los Hechos de los Apóstoles (la Lectura de hoy). Los Apóstoles estaban siendo enjuiciados porque los habían acusado de predicar el Evangelio que los doctores de la ley no querían. Sin embargo, uno de los fariseos, Gamaliel, sugiere dejarlos hablar y actuar, porque, sostenía, si la doctrina de los Apóstoles «tuviera un origen humano, sería destruida», y no sucedería lo mismo si proviniera de Dios. Se acepta la propuesta de Gamaliel y se decide tomarse un poco de «tiempo»; no se replica con el odio instintivo, y esto, subrayó el Pontífice, es un «remedio» justo y sabio para cada ser humano: «Da tiempo al tiempo. Esto nos sirve a nosotros, cuando tenemos malos pensamientos en contra de los demás, malos sentimientos, cuando tenemos antipatía, odio, no hay que dejarlos crecer, hay que detenerse, dar tiempo al tiempo. El tiempo pone las cosas en armonía y nos hace ver lo justo en las cosas. Pero si tú reaccionas en el momento de la furia, seguro que serás injusto. Serás injusto. Y también te harás daño a ti mismo. Este es un consejo: el tiempo, el tiempo en el momento de la tentación».

Cuando se incuba y está por surgir un resentimiento, observó el Papa latinoamericano, es inevitable que, tarde o temprano, explote, «en el insulto, en la guerra», y «con estos sentimientos malos en contra de los demás luchamos contra Dios», mientras el Señor «ama a los demás, ama la armonía, ama el amor, ama el diálogo, ama caminar juntos».

Después el Papa admitió: «a mí me sucede, cuando una cosa no me gusta, el primer sentimiento no es Dios, es malo, siempre». «Detengámonos», exhortó, para dar espacio «al Espíritu Santo» para que «nos haga llegar a lo justo, a la paz». Como sucedió con los Apóstoles, que fueron flagelados «alegres» de haber sido víctimas de «ultrajes por el nombre de Jesús».

«El orgullo de los primeros –prosiguió Francisco– te lleva a matar los demás, la humildad, incluso la humillación, te lleva a parecerte a Jesús. Y esta es una cosa que nosotros no pensamos. En este momento en el que muchos hermanos y hermanas nuestros son martirizados por el nombre de Jesús, ellos están en este estado, tienen en este momento la alegría de haber sufrido ultrajes, incluso la muerte, por el nombre de Jesús. Para huir del orgullo de los primeros, solo estaba la vía de abrir el corazón a la humildad y a la humildad no se llega sin humillación. Esta es una cosa que no se comprende naturalmente. Es una gracia que debemos pedir».

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