Tras casi seis décadas, se despidieron de la comunidad con una misa en la parroquia San José Obrero, donde recibieron el reconocimiento y agradecimiento de los fieles por su prolongado servicio.
La comunidad de las Hermanas de la Fraternidad Eclesial Franciscana concluyó su misión pastoral en Catamarca luego de casi sesenta años de servicio. La misa de despedida se celebró el 10 de octubre en la parroquia San José Obrero, en el barrio La Tablada de la capital, presidida por el párroco, presbítero Julio Ávalos.
Las religiosas Hilda Faccioli y Micaela Sosa, las últimas integrantes de la congregación en la diócesis, fueron acompañadas por fieles, catequistas, movimientos parroquiales y miembros de otras comunidades religiosas que se sumaron a la celebración.
Con esta misa, la diócesis de Catamarca despidió a las Hermanas de la Fraternidad Eclesial Franciscana, cerrando una etapa de más de medio siglo de servicio y presencia en la comunidad.
En la homilía, el presbítero Ávalos agradeció el trabajo pastoral de las religiosas y destacó su colaboración en las distintas áreas de la diócesis. Subrayó la necesidad de orar por nuevas vocaciones religiosas y sacerdotales, al mencionar que "la mies es mucha y los obreros son pocos".
Al finalizar la celebración, la hermana Hilda expresó: "Nos vamos con el corazón triste porque dejamos una familia. Gracias a todos por acompañarnos tantos años".
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Por su parte, la hermana Micaela recordó el acompañamiento recibido durante la enfermedad y fallecimiento de su hermana Marina Sosa, también integrante de la congregación, y manifestó: "Me voy con dolor, pero edificada por la fe y la cercanía de esta comunidad".
El catequista René Coronel, en nombre de la parroquia, agradeció a las religiosas por su labor y testimonio, reconociendo su acompañamiento a las distintas generaciones de catequistas y fieles.
La celebración concluyó con una bendición especial a las hermanas Hilda y Micaela, y con la consagración de todos los presentes a la Virgen María.
Un camino compartido
La Fraternidad Eclesial Franciscana llegó a Catamarca a fines de la década de 1960, como fruto del impulso del Concilio Vaticano II. Inicialmente se instalaron en el convento de los franciscanos y luego en distintos lugares, hasta establecer su residencia definitiva junto a la parroquia San José Obrero. Desde allí desarrollaron tareas en la catequesis, en Cáritas y en la pastoral parroquial.
Durante su permanencia, pasaron por la comunidad numerosas hermanas, entre ellas Isabel Olmedo, Candelaria Juárez, Ana Shaab, Rosa Spontón, Paz Quiroga, María Luisa Vítola, Lía Rosa Cavigioli, Imelda Gohete y Juana Martínez.
La hermana Hilda Faccioli colaboró en la Junta Diocesana de Catequesis durante los episcopados de monseñor Pedro Alfonso Torres Farías y monseñor Elmer Osmar Miani, y fue superiora de la congregación en los años 2000.+
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