Francisco: "Sabemos poco de Jesús Niño, pero podemos aprender mucho de Él"

Recuerda a las víctimas de las catástrofes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Paraguay

Por José Manuel Vidal

Última audiencia de miércoles del año. Francisco, con dulleta y bufanda blanca. En la plaza, muchos peregrinos que loa aclaman, a pesar de las estrictas medidas de seguridad. En su catequesis, el Papa reconoce que "sabemos poco de la infancia de Jesús", pero podemos "aprender mucho de Él", al tiempo que invita a colocar a los niños en el centro y montar el belén en nuestras casas.

La gente le aclama y le desea lo mejor para el nuevo año en todos los idiomas. Él sonríe, saluda sin parar y manda parar al papamóvil para besar y bendecir a los niños.

Lectura del Evangelio de Lucas: "El ángel del Señor se apareció a los pastores...No temáis, os anuncio una gran alegría...Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor...Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre".

Algunas frases de la catequesis del Papa

"Queridos hermanas y hermanos, buenos días. Un día un poco frío..."

"Muchas familias colocaron en sus casas el pesebre, tradición iniciada por San Francisco de Asís..."

"La devosión el niño Jesús está muy extendida"

"Pienso en particular en Teresa de Jesús del Niño Jesús, que supo imitar la infancia espiritual y la humildad de Dios"

"La humildad de Dios que, por nosotros, se hace niño. Dios es humilde. Nosotros somos orgullosos y plenos de vanidad y no somos nada. Él, el Grande, es humilde y se hace niño. Este es el verdadero misterio. Es bello, ¿eh?"

"Recordamos su infancia"

"No conocemos nada de este período suyo. Las raras indicaciones que poseemos..."

"Sabemos poco de Jesús Niño, pero podemos aprender mucho de Él, si miramos a la vida de los niños"

"Es una bella costumbre que los padres y los abuelos miren a los niños"

"Los niños quieren nuestra atención. Ellos quieren estar en el centro, porque necesitan sentirse protegidos"

"Poner en el centro de nuestra vida a Jesús"

"Hacer sonreír a Jesús Niño, para demostrarle nuestro amor y nuestra alegría"

"Su sonrisa nos da la certeza de ser amados"

"Abandonar nuestra lógica y entrar en la lógica de los niños, para jugar con ellos"

"Ante Jesús, tenemos que abandonar nuestra pretensión de autonomía, para acoger, en cambio, la auténtica forma de libertad que consiste en conocer a quién tenemos delante y en servirlo"

"Él es fuente de amor y de serenidad"

"Hoy, cuando volvamos a casa, ir al pesebre y besar a Jesús y decirle: Jesús, quiero ser humilde como tú, humilde como Dios"

Texto íntegro del saludo del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas:

En estos días de Navidad, contemplamos al Niño Jesús, reviviendo en nuestros corazones el misterio de la Encarnación con gestos sencillos y tradicionales, como poner el pesebre en nuestras casas. Esta devoción al Niño Jesús nos permite meditar, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, la humildad de Dios, que se hace pequeño por nosotros. A pesar de que sabemos poco de la infancia de Jesús, podemos aprender mucho de Él mirando a los niños. También Jesús quiere que lo estrechemos en nuestros brazos, que le demostremos nuestro amor, nuestro interés. Que abandonemos nuestra pretensión de autonomía y acojamos la verdadera forma de la libertad, que consiste en reconocer y servir a quien tenemos delante. Él ha venido a revelarnos el rostro del Padre, rico en misericordia.

***

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Veo que hay muchos mexicanos por allì. Acojamos al Señor en nuestros corazones, demostrémosle nuestro amor y el gozo de saber que Él siempre está en medio de nosotros. Muchas gracias.

Saludo en italiano

"Invito a rezar por las víctimas de las catástrofes que, estos días, golpearon Estados Unidos, Gran Bretaña y América del Sur, especialmente Paraguay, causando muchas víctimas e ingentes daños. Que el Señor conforte a todas esas poblaciones y la solidaridad fraterna les socorra en sus necesidades".

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco:

Hermanos y hermanas ¡buenos días!

Un día un poco frío ¿eh?

En estos días navideños se nos coloca frente a nosotros el Niño Jesús. Estoy seguro que en nuestras casas todavía tantas familias han hecho el pesebre, llevando hacia adelante esta bella tradición que se remonta a San Francisco de Asís y que mantiene vivo en nuestros corazones el misterio de Dios que se hace hombre.

La devoción al Niño Jesús está muy difundida. Tantos santos y santas la han cultivada en su oración cotidiana, y han deseado modelar su vida a aquella del Niño Jesús. Pienso en particular a Teresa de Lisieux que como monja carmelita ha llevado el nombre de Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo. Ella -quien es también Doctora de la Iglesia- ha sabido vivir y testimoniar aquella "infancia espiritual" que se asimila propio meditando, en la escuela de la Virgen María, la humildad de Dios que por nosotros se ha hecho pequeño.

Y esto es un misterio grande, Dios es humilde, nosotros que somos orgullosos, llenos de vanidad y que nos creemos grandes cosas, somos nada, Él es grande, es humilde y se hace Niño, esto es un gran misterio, Dios es humilde ¡es hermoso!

Hubo un momento en que, en la Persona divino-humana de Cristo, Dios ha sido un niño, y esto tiene que tener un significado peculiar para nuestra fe. Es verdad que su muerte en la cruz y su resurrección son la máxima expresión de su amor redentor, pero no olvidemos que toda su vida terrena es revelación y enseñanza. En el período navideño recordamos su infancia. Para crecer en la fe tendremos necesidad de contemplar más a menudo al Niño Jesús. Cierto, no conocemos nada de este período. Las raras indicaciones que poseemos hacen referencia a la imposición del nombre después de ocho días de su nacimiento y a la presentación en el Templo (cfr Lc 2,21-28); por otra parte la visita de los Magos con la consecuente fuga en Egipto (cfr Mt 2,1-23). Después, hay un gran salto hasta los doce años, cuando con María y José, va en peregrinación a Jerusalén para la Pascua, y en lugar de volver con sus padres se detiene en el Templo a hablar con los doctores de la ley.

Como se ve, sabemos poco del Niño Jesús, pero podemos aprender mucho de Él si miramos la vida de los niños. Es una bella costumbre, que los padres, los abuelos tienen, que es aquella de mirar a los niños, ver qué hacen.

Descubrimos, sobre todo, que los niños quieren nuestra atención. Ellos deben estar al centro ¿por qué? ¿Porque son orgullosos? No, porque tienen necesidad de sentirse protegidos. Es necesario también para nosotros poner al centro de nuestra vida a Jesús y saber, incluso si puede parecer paradójico, que tenemos la responsabilidad de protegerlo. Quiere estar entre nuestros brazos, desea ser cuidado y poder fijar su mirada en la nuestra. Por otra parte, hacer sonreír al Niño Jesús para demostrarle nuestro amor y nuestra alegría porque Él está en medio de nosotros. Su sonrisa es signo del amor que nos da certeza de ser amados. Los niños, finalmente, aman jugar. Pero hacer jugar a un niño, significa abandonar nuestra lógica para entrar en la suya. Si queremos que se divierta es necesario entender qué le gusta a él. Y no ser egoístas y hacerles hacer las cosas que nos gustan a nosotros.

Es una enseñanza para nosotros. Delante a Jesús estamos llamados a abandonar nuestro reclamo de autonomía, y este es el centro del problema, el reclamo de autonomía para acoger en cambio la verdadera forma de libertad, que consiste en el conocer a quien tenemos delante y servirlo. Él es el Hijo de Dios que viene a salvarnos. Ha venido entre nosotros para mostrarnos el rostro del Padre rico de amor y de misericordia.

Abracemos, entonces, entre nuestros brazos al Niño Jesús, pongámonos a su servicio: Él es fuente de amor y de serenidad. Y será una bella cosa hoy cuando volvemos a casa ir cerca del pesebre y besar al Niño Jesús y decirle: "Jesús, yo quiero ser humilde como Tú, humilde como Dios" y pedirle esta gracia.

Comentá la nota