Francisco: "es un escándalo que las mujeres ganen menos que los hombres"

Francisco:

Audiencia sobre la familia en vista del próximo Sínodo: es «machista» creer que el matrimonio está en crisis por culpa de la emancipación femenina. Muchos jóvenes no se casan, reflexionemos seriamente

Muchos jóvenes no se casan, muchas parejas se separan, la familia está en crisis. Pero decir que todo esto es culpa de la menacipación femenina es «una forma de machismo», y quienes lo sostienen «hacen el ridículo que hizo Adán», que decía: «La culpa es de la muer». Papa Francisco prosiguió, en vista del Sínodo ordinario de octubre, con su ciclo de catequesis dedicado a la familia, y, en la aduiencia general en la Plaza San Pedro, definió «puro escándalo» la desigualdad retributiva entre hombres y mujeres, invitando a la Iglesia a reflexionar «seriamente» sobre los motivos que marcan la crisis del matrimonio en nuestra época.

«El evangelista Juan –indicó Francisco–, al comienzo de su Evangelio, narra el episodio de las bodas de Canán, en las que staban presentes la Virgen María y Jesús, con sus primeros discípulos. ¡Jesús no solo participó en ese matrimonio, sino que salvó la fiesta con un milagro del vino! Entonces, el primero de sus signos prodigiosos, con el que revela su gloria, lo cumple en el contexto de un matrimonio, y fue un gesto de gran simpatía por esa familia que estaba naciendo, solicitado por la premura materna de María». Y esto «nos hace recordar el libro del Génesis, cuando Dios acaba la obra de la creación y hace su obra maestra: la obra maestra es el hombre y la mujer. Y aquí Jesús comienza justamente sus milagros con esta obra maestra, en un matrimonio, en una fiesta de bodas: un hombre y una mujer. Así, Jesús nos enseña que la obra maestra de la sociedad es la familia: el hombre y la mujer que se aman».

Hoy, prosiguió el Papa, «no parece fácil hablar del matrimonio como de una fiesta que se renueva en el tiempo»: «Es un hecho que las personas que se casan son cada vez menos: este es un hecho, los jóvenes no quieren casarse. En mucho spaíses, en cambio, aumenta el número de las separaciones, mientras disminuye el número de los hijos. La dificultad para permanecer juntos (tanto como familia como pareja) lleva a romper los vínculos con mayor frecuencia y rapidez, y justamente los hijos son los primeros que sufren las consecuencias. Pero, pensemos que las cprimeras víctimas, las víctimas más importantes, las víctimas que más sufren en una sepración son los hijos. Si experimentas desde pequeño que el matrimonio es un vínculo “a tiempo determinado”, incosncientemente te será así. En efecto, muchos jóvenes tienden a renunciar al proyecto mismo de un vínculo irrevocable y de una familia duradera. Creo que debemos reflexionar con gran seriedad sobre por qué los jóvenes “no quieren” casarse. Está esta cultura de lo provisional… todo es provisional, parece que no hubierna nada definitivo. Esta de los jóvenes que no quieren casarse es una de las preocupaciones que surgen el día de hoy: ¿por qué los jóvenes no se casan? ¿Por qué prefieren una convivencia y, muchas veces, de “responsabilidad limitada”? ¿Por qué muchos (incluso entre los bautizados) tienen poca confianza en el matrimonio y en la familia? Es importante tratar de entender, si queremos que los jóvenes puedan encontrar el camino que hay que seguir. ¿Por qué no tienen confianza en la familia?».

Muchos, continuó Papa Francisco, «consideran que el cambio que se ha dado en estas últimas décadas fue puesto en marcha por la emancipación de la mujer. Pero tampoco este argumento es válido. ¡Pero esta es incluso una injuria!», añadió entre los aplausos de los fieles. «¡No, no es cierto! Es una forma de machismo, que siempre quiere dominar a la mujer. Hacemos el ridículo que hizo Adán, cuando Dios le dijo: “Pero, ¿por qué comiste el fruto”; y él: “Me lo dio ella”. Es la culpa de la mujer. ¡Pobre mujer! Debemos defender a las mujeres, ¿eh?»

En realidad –prosiguió el Pontífice argentino–, casi todos los hombres y las mujeres quisieran una seguridad afectiva estable, un matrimonio sólido y una familia feliz». Pero, «por miedo a equivocarse, muchos no quieren ni siquiera pensarlo, incluso siendo crisitanos, no piensan en el matrimonio sacramental» y «tal vez este miedo al fracaso es el mayor obstáculo para acoger la Palabra de Cristo». El «testimonio más persuasivo de la bendición del matrimonio cristiano», según Francisco, «es la vida buena de los esposos cristianos y de la familia».

Si en los primeros tiempos del cristianismo, el vínculo entre el hombre y la mujer «derrotó un abuso considerado entonces del todo normal, es decir el derecho de los esposos de repudiar a las mujeres, incluso con los motivos más pretextuosos y humillantes», el «Evangelio de la familia», es decir «la semilla cristiana de la radical igualdad entre los cónyuges», debe dar hoy «nuevos frutos»: «El testimonio de la dignidad social del matrimonio será persuasivo justamente por esta vía, la vía del testimonio que atrae, la vía de la reciprocidad entre ellos, de la complementariedad entre ellos». Por ello, «como cristianos, debemos ser más exigentes al respecto. Por ejemplo: apoyar con decidión el derecho a una igual retribución por el mismo trabajo. ¿Porque se da por descontado que las mujeres deben ganar menos que los hombres? ¡No! El mismo derecho. ¡La desigualdad es un puro escándalo!».

 Al mismo tiempo, el Papa aconsejó reconocer como «riqueza siempre válida» la maternidad de las mujeres y la paternidad de los hombres, y de dar mayor valor a la hospitalidad de las familias cristianas, «especialmente en las situaciones de pobreza, de degradación, de violencia familiar». Los cristianos, en este sentido, «no se casan solo para sí mismos: se casan en el Señor en favor de toda la comunidad, de la sociedad entera». De esta «hermosa vocación del matrimonio cristiano», según explicó, hablará durante la próxima catequesis de la semana que viene.

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